El crecer en condiciones adversas puede hacer que los animales salvajes vivan más tiempo, según sugiere una investigación reciente realizada por los científicos de la Universidad de Exeter y publicada en la revista Ecology and Evolution.
Los investigadores encontraron que los machos de mangostas que viven en grupo que han experimentado malas condiciones en su primer año tenían vidas más largas. Sin embargo, no vieron diferencias en el número de hijos que engendraron. Asimismo, aquellos que engendraron el mayor número de crías fueron las que más crecieron cuando las condiciones fueron muy variables. Estos machos también vivieron una vida larga, al igual que los nacidos en malas condiciones.
"Crecer en un ambiente pobre o impredecible no es necesariamente malo, puede tener ventajas", asegura el autor principal, Harry Marshall, del Centro de Ecología y Conservación de la Universidad de Campus Penryn de Exeter.
Los investigadores utilizaron datos de 14 años de mangostas rayadas (Mungos mungo) que viven en grupos salvajes en Uganda. Se definieron condiciones variables como las grandes fluctuaciones entre períodos húmedos y secos y se detectó que el aumento de las precipitaciones, incrementaba las potenciales presas de invertebrados para estos mamíferos.
Implicaciones en la salud humana
Por otra parte, las condiciones en la vida temprana de estos animales no tienen ningún impacto en la probabilidad de que los individuos sobrevivieran en su primer año. Tampoco hubo ningún impacto en la longevidad de las hembras o el éxito reproductivo. "Es sorprendente que las condiciones de la vida temprana afectaran a los machos pero no a las hembras", señala Marshall.
"Sabemos que la supervivencia de las hembras es más sensible a las condiciones ecológicas en una etapa posterior, tal vez debido a las mayores exigencias que trae el embarazo", explica Marshall, quien añade: "El estudio de estos efectos ayuda a entender cómo los animales pueden verse afectados por los cambios ambientales futuros".
Por último, el profesor Michael Cant, también de la Universidad de Exeter, que lidera el estudio a largo plazo explica que "en las mangostas que viven en grupos, al igual que en los seres humanos, la supervivencia y la salud en la edad adulta depende de las condiciones experimentadas durante el crecimiento y el desarrollo". Además, ha añadido que "estos efectos, a través de los estudios en animales salvajes, tiene implicaciones para la salud humana".
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