Las praderas marinas –abundantes jardines submarinos que se instalan cerca de la costa y son el ecosistema costero más común en la Tierra– pueden reducir la exposición bacteriana de los corales, otras criaturas marinas y los humanos, según una nueva investigación publicada en Science.

"La pradera marina parece combatir las bacterias y ésta es la primera investigación que evalúa si ese ecosistema costero puede aliviar la enfermedad asociada con los organismos marinos", afirma la autora principal, Joleah Lamb del Centro Atkinson para un Futuro Sostenible de la Universidad de Cornell, en Nueva York, Estados Unidos.

El autor principal, Drew Harvell, profesor de Ecología y Biología Evolutiva de la Universidad de Cornell e investigador del Centro Atkinson, había estado dirigiendo un taller internacional y examinando la salud de los corales submarinos con colegas cerca de pequeñas islas en el archipiélago de Spermonde, en Indonesia.

Pero después de unos días, todo el equipo de investigación cayó enfermo con disentería y un científico contrajo fiebre tifoidea. "He experimentado de primera mano cómo estaban vinculadas las amenazas para la salud humana y la salud de los corales", dice Harvell.

Lamb volvió con un equipo internacional preparado para analizar las aguas. En estas pequeñas islas el agua dulce es escasa, el suelo superficial es fino y justo en la orilla el ambiente marino está lleno de residuos sólidos, aguas residuales y contaminación de las aguas. Generalmente, las islas –aunque suelen estar llenas de gente– no tienen sistemas sépticos.

El equipó utilizó los análisis de Enterococcus, el estándar de la Agencia de Protección Ambiental de Estados Unidos para determinar los niveles de riesgo de contaminación de aguas residuales en aguas recreativas, para ver si los pastos marinos influían en los niveles bacterianos. Las muestras de agua tomadas cerca de las playas superaron los niveles de exposición en un factor de diez, pero el equipo de Lamb encontró tres niveles más bajos de Enterococcus en el agua de mar recogida en lugares con prados marinos.

Contaminación peligrosa

"El trabajo de secuenciación genética señaló los tipos de bacterias, todo en condiciones difíciles y arduas –describe Harvell–. Mostró exactamente qué había en el agua. La preciosa agua del océano se veía azul-verdosa, pero realmente estaba llena de contaminación peligrosa, algo realmente malo en el agua cerca de la costa". Mientras la investigación comenzó a revelar los mecanismos que impulsan la reducción de la carga bacteriana en estos ecosistemas, resultó evidente que un ecosistema intacto de algas marinas –hogar de los que se alimentan mediante filtros como bivalvos, esponjas, tunicados (invertebrados marinos)– elimina más bacterias del agua.

Como las praderas marinas y los arrecifes de coral suelen estar ligados a los hábitats, el equipo de Lamb examinó más de 8.000 corales formadores de arrecifes y encontraron niveles más bajos –hasta dos veces– de la enfermedad en los arrecifes con lechos de pastos marinos adyacentes que en los arrecifes sin pastos cercanos. "Millones de personas confían en los arrecifes de coral saludables para la comida, los ingresos y por su valor cultural", señala Lamb.

Harvel, Lamb y sus colegas coinciden en que estos hallazgos son clave para la conservación de los ecosistemas de pastos marinos. "La pérdida mundial de praderas de pastos marinos es de alrededor del 7% cada año desde 1990 –alerta Lamb–. Tenemos la esperanza de que esta investigación proporcione un mensaje claro sobre los beneficios de los pastos marinos para la salud humana y marina que resuene a nivel global".