Cuando se cumplen 1.230 días del inicio del conflicto de Ucrania, la posibilidad de un alto el fuego vuelve a parecer muy lejana.
El fracaso de los distintos intentos de Donald Trump de alcanzar una tregua prolonga una guerra que sigue centrada en ofensivas aéreas masivas mezcladas con una estrategia de posición en un frente que apenas se desplaza y, cuando lo hace, es con gran lentitud.
Últimas novedades bélicas: treguas y bombardeos
Rusia prosigue con la táctica de lanzar ataques masivos contra suelo ucraniano, con varios centenares de drones y proyectiles enviados al mismo tiempo. Algunos de estos ataques masivos han causado decenas de víctimas en Kiev, pero casi toda la geografía ucraniana se ha visto golpeada por estas ofensivas, que han afectado a Zaporiyia, Jarkov, Dnipro, Sumy o Jerson. Estos bombardeos masivos, además de golpear de manera mayoritaria objetivos civiles, también se dirigen contra objetivos militares y energéticos. El último de estos episodios se produjo en la madrugada del jueves al viernes, cuando al menos 11 misiles y unos 540 drones fueron lanzados sobre la capital ucraniana, el mayor ataque de estas características desde que comenzara la invasión.
Esta tipología de ataque también ha sido adoptada por Ucrania, que lanza con asiduidad ataques masivos con proyectiles sobre suelo ruso. Las regiones del sur de Rusia, más próximas a su territorio, son las más golpeadas por los proyectiles ucranianos, así como el territorio ruso anexionado de Crimea; pero también se han llegado a golpear lugares mucho más lejanos como las proximidades de Moscú, en pleno corazón de Rusia.
Los combates en el frente
La situación en el frente oriental continúa muy estancada, con ligeros avances rusos pero de gran lentitud, prácticamente aldea por aldea, sin movimientos de importancia, anclado en una guerra de absoluto desgaste por ambas partes. Esta paupérrima situación de estancamiento ha disparado las bajas en ambas partes. En el bando ruso, según fuentes del Ministerio de Defensa ucraniano, ya se habría superado el millón de bajas, así como varias decenas de miles de vehículos y tanques.
Dentro de este lento proceso de avance, Rusia habría anunciado la toma de control de la primera aldea del oblast de Dnipropetrovsk, así como su imposición sobre la práctica totalidad de la región de Lugansk, una de las regiones que Rusia se anexionó de manera unilateral al comienzo del conflicto.
La prolongación y estancamiento del conflicto hace que se empiecen a tejer redes de sospechas y favores entre las retaguardias de ambos países, con varios procesados en ambos bandos por sospechas o delitos de espionaje. Más allá de estos procesos se han realizado varios canjes de prisioneros entre los dos bandos, sin que haya trascendido la magnitud de estos intercambios, mientras que sí se ha detallado la devolución de miles de cadáveres de soldados fallecidos de ambos países.
Las conversaciones para un alto el fuego y política internacional
La situación internacional vuelve a estar capitalizada por los intentos de Donald Trump de alcanzar un alto el fuego. El presidente americano ha intentado que Putin se planteara el cese momentáneo de las hostilidades, pero el Kremlin dejó clara su negativa a renunciar a los objetivos que se había planteado y la imposibilidad de alcanzarlos por la vía diplomática. Trump mostró su decepción por la postura rusa y su preocupación por la falta de avances en la negociación para la paz. Poco después de la categórica negativa rusa, el dirigente norteamericano continuó con su labor de intermediación en una reunión con Zelenski.
Dentro de la postura de Estados Unidos ha destacado el cese del envío de armas americanas a Ucrania. Esta interrupción del abastecimiento habría sido bien vista por las altas esferas rusas, que creen que podría facilitar el final del conflicto. Ante esta postura, Polonia ha sido la primera en verbalizar la petición a Trump de reactivar el envío de material tras los daños sufridos por su embajada en Kiev tras uno de los múltiples ataques masivos rusos.