Las consecuencias radiactivas de una hipotética guerra nuclear entre Corea del Norte y Estados Unidos se extenderían por todo el mundo, con millones de muertes en la región asiática del Pacífico.

Esa la advertencia de Paul N. Edwards, experto del Freeman Spogli Institute for International Studies, perteneciente a la Universidad de Stanford. Este historiador especializado en ciencia y tecnología describe los efectos de una guerra nuclear sobre la Tierra y los seres humanos.

"Creo que estamos más cerca de una guerra nuclear de lo que hemos estado desde principios de los años sesenta. En el caso de Corea del Norte, tanto Kim Jong-un como el presidente Trump son agresores inclinados a escalar enfrentamientos. El presidente Trump carece de control de los impulsos, y hay muy pocos controles sobre su capacidad para iniciar un ataque nuclear. Tenemos que esperar que nuestros generales, dentro y fuera de la Casa Blanca, puedan controlarlo", comenta Edwards en una entrevista difundida por la Universidad de Stanford.

En su opinión, Corea del Norte seguramente "perdería" una guerra nuclear con Estados Unidos. "Pero muchos millones morirían, incluso cientos de miles de estadounidenses que viven actualmente en Corea del Sur y Japón (probables objetivos de Corea del Norte). Un daño tan grande se produciría en Corea, Japón y los territorios insulares del Pacífico (como Guam) que cualquier victoria no merecería el nombre", lamenta.

Pruebas nucleares de Corea del Norte

La frecuencia de las pruebas con misiles y armas nucleares se han intensificado con la llegada al poder de Kim Jong-Un. El último ensayo nuclear de Corea del Norte, llevado a cabo el 3 de septiembre, supone el sexto y más potente ensayo nuclear realizado desde 2006 por el régimen que lidera Kim Jong Un en 2011. El centro sismológico noruego Norsar calculó la potencia de la detonación en 120 kilotones. En comparación, la potencia de la bomba nuclear de Hiroshima en agosto de 1945 se estimó en 15 kilotones.

Hambrunas, epidemias y caída de las temperaturas

Así, agrega que no sólo esa región quedaría con un "sufrimiento horrible entre los supervivientes"; también se enfrentaría inmediatamente a hambrunas y epidemias. "Las consecuencias radiactivas de tal guerra se extenderían por todo el mundo, incluso a Estados Unidos", asegura.

Respecto a las antiguas superpotencias, opina que una guerra entre Estados Unidos y Rusia parece improbable, pero si ocurriera, podrían lanzarse cientos o incluso miles de armas nucleares. Las consecuencias climáticas serían catastróficas: las temperaturas medias globales caerían hasta siete grados centígrados varios años, que son las temperaturas vistas por última vez durante las grandes eras glaciales.

"Mientras tanto, el humo y el polvo que circulan en la estratosfera oscurecerían la atmósfera lo suficiente como para inhibir la fotosíntesis, causando cosechas desastrosas, hambruna generalizada y masiva interrupción ecológica", dijo. El efecto sería similar al del meteorito gigante que se creía responsable de la extinción de los dinosaurios. "Esta vez, seríamos los dinosaurios", advierte.