Las cenizas que resultan de la actividad de los hornos o las calderas industriales pueden convertirse en ladrillos baratos y ecológicos que no requieren de cocción, lo que evita el consumo de combustibles y las consiguientes emisiones a la atmósfera que contribuyen a empeorar el cambio climático.

El ladrillo Eco-BLAC, diseñado por un equipo de estudiantes del Instituto Tecnológico de Massachusetts (MIT, según sus siglas en inglés), en Estados Unidos, está compuesto en un 70% de cenizas provenientes de hornos y calderas. Lleva además una pequeña cantidad de arcilla, que es el principal ingrediente de los ladrillos convencionales.

El invento forma parte de un proyecto destinado a buscar formas de construir viviendas muy baratas en barrios pobres de ciudades de la India, un país superpoblado que, de no variar la actual progresión demográfica, para 2050 podría ser el de mayor número de habitantes de la Tierra, con 1.500 millones, lo que incrementará enormemente las necesidades de viviendas.

Se calcula que en la India se producen 200.000 millones de ladrillos al año 

Y la mayor parte de ellos son pobres y siguen viviendo en áreas rurales. En ellas, la arcilla cocida es el material de construcción por antonomasia, igual ahora que en tiempos del Imperio Británico. Pero para fabricar estos ladrillos rojos se emplean enormes cantidades de tierra fértil y se consumen no menores magnitudes de carbón o carburantes derivados del petróleo para calentar los hornos, que tienen que llegar a temperaturas de más de 1.000 grados centígrados.

Ello produce emisiones de gases de efecto invernadero, contaminación atmosférica, deforestación y erosión de los suelos. Y cada año se calcula que se producen en el país asiático no menos de 200.000 millones de ladrillos de tierra cocida, para los que se necesita quemar 24 millones de toneladas de carbón, que generan 76 millones de toneladas de dióxido de carbono (CO2), en al menos 100.000 hornos.

Por otra parte, la gran y creciente actividad industrial del país genera gigantescos volúmenes de residuos a menudo dañinos para la salud que se abandonan en vertederos. Así, miles de pequeñas y medianas empresas producen 80.000 toneladas de residuos de cenizas al quemar materias primas baratas para generar energía. Gran parte de estas cenizas no son actualmente aprovechables y se envían a basureros que, además ocupan valiosas tierras que se podrían dedicar al cultivo.

De color negro

El ladrillo Eco-BLAC, que pretende ser una solución para ambos problemas, se empezó a desarrollar hace dos años por parte de los estudiantes Michael Laracy y Thomas Poinot y los profesores Elsa Olivetti, Charles Bellas, Hamlin Jennings y John Ochensdorf, del Centro Tata para la Tecnología y el Diseño, dedicado a resolver problemas ambientales en países en desarrollo, que el MIT fundó en 2012 en Cambridge (Estados Unidos) con el apoyo financiero del gigante empresarial hindú del sector de la automoción que le da nombre.

El ladrillo se endurece a temperatura ambiente gracias a reacciones químicas que desencadenan sus propios componentes usando procesos de activación alcalina. Esta tecnología utiliza la ceniza de la caldera como un aluminio-silicato, combinándolo con una solución de un activador alcalino. Cuando se combinan, se disuelve la ceniza y se convierte en un gel de geo-polímero, una red 3D sólida que da la fuerza y la durabilidad a los ladrillos. Y todo ello sin consumir energía externa y sin generar emisiones.

El material resultante es más uniforme y más barato, y permite aprovechar un residuo

Desde 2013 se están llevando a cabo pruebas de este material, que da como resultado unos consistentes ladrillos de color negro, en la ciudad industrial de Muzaffarnagar, en el estado de Uttar Pradesh, el más poblado de India, al norte del país asiático, donde se ha instalado una planta piloto de producción del mismo y se están aprovechando las cenizas de la industria papelera, que tiene en esta localidad más de 200 hornos.

Se estudian su resistencia mecánica bajo compresión, su durabilidad y su capacidad de absorción de agua, hasta ahora con prometedores resultados. Respecto al modo tradicional de producir ladrillos en India, el nuevo modelo puntúa un 24% mejor en lo que respecta a su impacto sobre la salud humana, un 15% más en el que tiene sobre el cambio climático y un 33% más en aprovechamiento de recursos. Y sus desarrolladores esperan lograr reducir todavía más sus consecuencias para el medio ambiente.

"Estos ladrillos son más uniformes, más baratos y, lo mejor de todo, estamos aprovechando nuestros residuos, que hasta ahora se tiraban", destaca Pankaj Aggarwal, presidente de la Asociación de Fabricantes de Papel de Uttar Pradesh.

El prometedor proyecto fue uno de los finalistas de la edición 2015 del certamen MIT $100K Accelerate Entrepreneurship, uno de los más prestigiosos del mundo en su género, con el que el instituto investigador norteamericano premia con 100 millones de dólares (93 millones de euros, al cambio actual) en conjunto a ideas brillantes de proyectos de negocio. La mitad de los premios van destinados a iniciativas a desarrollar en comunidades de bajos ingresos.