Un estudio realizado por investigadores del Centro Médico de la Universidad de Georgetown (GUMC), en Estados Unidos, sugiere que el bombardeo de la radiación cósmica galáctica (GCR) en un viaje al espacio profundo, como por ejemplo a Marte, podría dañar significativamente el tejido gastrointestinal(GI) y provocar alteraciones funcionales a largo plazo en los astronautas.

El trabajo, publicado en Proceedings of the National Academy of Sciences (PNAS) y basado en simulaciones con modelos animales destinados a reflejar la exposición en humanos de GCR, también advierte de que hay un riesgo alto de desarrollo de tumores en el estómago y el colon.

Precisamente, un trabajo anterior de estos investigadores destacó el posible deterioro del tejido cerebral, así como el envejecimiento acelerado en viajes espaciales largos debido al efecto de los iones pesados energéticos, que no afectan a los terrícolas debido a la protección que brinda la magnetosfera global.

"Los iones pesados como el hierro y el silicio son dañinos debido a su mayor masa en comparación con los fotones sin masa, como los rayos X y los rayos gamma que prevalecen en la Tierra, así como los protones de baja masa en el espacio exterior", dice el investigador principal del estudio, Kamal Datta, profesor asociado en el Departamento de Bioquímica y responsable de proyecto del Centro Especializado de Investigación de la NASA (NSCOR) en la GUMC.

Según explica, con la tecnología de blindaje actual, "es difícil proteger a los astronautas de los efectos adversos de la radiación de iones pesados". "Aunque puede haber una forma de usar medicamentos para contrarrestar estos efectos, no se ha desarrollado todavía ningún agente de este tipo", lamenta Datta, también miembro del centro oncológico Georgetown Lombardi.

"Si bien los viajes cortos, como los tiempos en que los astronautas viajaron a la Luna, pueden no exponerlos a este nivel de daño, la preocupación real es la lesión duradera de un viaje largo como Marte u otras misiones del espacio profundo que serían mucho más prolongadas", señala.

Los investigadores afirman que el tracto gastrointestinal es un tejido que se renueva automáticamente con una división o proliferación celular continua. La capa de células de la mucosa (parte superior) se reemplaza entre cada tres y cinco días a través de la migración coordinada de nuevas células desde el fondo de una estructura en forma de matraz llamada 'cripta' hacia el lumen del intestino.

"Cualquier alteración de este mecanismo de reemplazo conduce a un mal funcionamiento de procesos fisiológicos como la absorción de nutrientes y comienzan procesos patológicos como el cáncer", explica por su parte el doctor Albert Fornace Jr., director del NSCOR y coautor de Georgetown.

Efectos permanentes en ratones 

Para investigar el efecto de los iones pesados en el tracto GI, los científicos utilizaron el intestino delgado de ratón como un sistema modelo. Los ratones fueron expuestos a una baja dosis de radiación de hierro en el Laboratorio de Radiación Espacial de la NASA (NSRL) en el Laboratorio Nacional Brookhaven en Long Island, Nueva York, y los animales fueron examinados después en Georgetown.

Los investigadores compararon el grupo de ratones que recibieron iones pesados con aquellos ratones expuestos a rayos gamma (comparables a los rayos X), y con un tercer grupo de control no expuesto. Los científicos descubrieron que las células intestinales en el grupo de iones pesados no absorbían adecuadamente los nutrientes y que formaban pólipos cancerosos.

Además, hubo evidencia de que la radiación de hierro indujo daño en el ADN que aumentó el número de células senescentes, que aunque son incapaces de una división celular normal, no son 'silenciosas', según indica Datta. "Generan estrés oxidativo y moléculas inflamatorias que provocan más daño. Esto afectó en gran medida la migración de células que se necesitan para reemplazar el revestimiento intestinal, lo que ralentiza el funcionamiento del GI", relata.

Aunque se administró una dosis muy baja durante el equivalente a un periodo de meses en el espacio profundo, los efectos de la radiación de iones pesados parecían ser permanentes.

"Hemos documentado los efectos de la radiación del espacio profundo en algunos órganos vitales, pero creemos que pueden producirse respuestas similares a los daños en muchos órganos", asegura Datta, que considera "importante" comprender estos efectos por adelantado para que los científicos puedan hacer todo lo posible para proteger a los astronautas en sus futuros viajes espaciales, como puede ser el de Marte.