En menos de un siglo, la población mundial de tigres pasó de unos 100.000 a apenas 3.200 ejemplares. El ser humano logró eliminar a lo largo de la pasada centuria al 97% de estos majestuosos felinos, los mayores del mundo, directamente a tiros (matándolos a ellos o a sus presas) o destruyendo sus hábitats por todo el continente asiático. Pero los científicos creen que todavía puede haber esperanzas para este depredador que puede alcanzar los 250 kilos de peso y superar los tres metros de longitud (incluyendo la cola).

De hecho, un estudio de hace dos años concluyó que la cifra de tigres en libertad podría duplicarse hasta superar los 6.000 animales en muy poco tiempo, de aquí a 2022, solamente protegiendo los lugares donde sobreviven y asegurando unos corredores biológicos entre los mismos, además de invirtiendo más recursos en la defensa de los nuevos lugares donde se fueran asentando. Además de la perdida de bosques, la caza furtiva y, aunque en menor medida, también los atropellos en las carreteras son las principales causas de pérdida de ejemplares.

Se calcula que quedan unos 3.800 individuos en libertad, y cerca de 20.000 cautivos

Parece que los esfuerzos de conservación empiezan a dar sus frutos. Entre 2003 y 2008 habían desaparecido el 60% de los que quedaban en India, el país que acoge con diferencia la mayor población. Se calcula que en los últimos años la población de tigres en libertad ha remontado lentamente desde la marca crítica de los 3.200 ejemplares registrada en 2010 hasta unos 3.890 en 2016 (no hay estimaciones posteriores), con especiales aumentos poblacionales en India, Rusia, Nepal y Bhután.

Se trata del primer incremento de la misma en un siglo: “Por primera vez tras décadas de declive constante, el número de tigres está aumentando. Esto nos da grandes esperanzas y nos demuestra que podemos salvar a especies y sus hábitats cuando los gobiernos, las comunidades locales y los conservacionistas trabajamos juntos”, proclamó el director general de WWF Internacional, Marco Lambertini.

El WWF y el Foro Global del Tigre revisaron al alza las cifras globales existentes y según sus cálculos, la India concentra la mayor población, con 2.226 individuos, seguida por Rusia, con 433, e Indonesia, con 371 repartidos por algunas de sus islas. Entre ellos, unos 200 (algunos estudios elevan la cifra a 500) pertenecen a la subespecie de tigre de Sumatra, la más pequeña de las que existen. Las selvas de esta isla, declaradas Patrimonio de la Humanidad, son el único lugar del planeta donde conviven tigres, rinocerontes, orangutanes y elefantes, pero están desapareciendo bajo las excavadoras y las motosierras a un ritmo alarmante, del 3% anual, para ser sustituidas por plantaciones de aceite de palma.

Poblaciones inesperadas

Y del más pequeño de los tigres al mayor: a finales de abril era liberada en la Reserva Natural de Dichun, en la Región Autónoma Judía, en Siberia (Rusia, junto a la frontera con China), una enorme tigresa de Amur hallada en 2015 cuando era un cachorro famélico y en un estado de salud deplorable, probablemente tras haber perdido a su madre a manos de cazadores furtivos. Era el séptimo ejemplar devuelto al medio natural en doce meses.

El problema de los tigres es que ya sólo ocupan el 7% de los territorios que poblaban a principios del siglo XX, y que los lugares donde resisten son pequeñas islas fragmentadas y dispersas, de ahí la importancia de crear y proteger corredores biológicos que las unan y que puedan permitir el tránsito de individuos y con ellos la imprescindible regeneración genética de las poblaciones aisladas.

Y el otro gran problema es la caza furtiva, estimulada por la gran demanda de productos procedentes de este felino en China y otros países del sureste asiático, donde se les atribuyen propiedades absurdas y se pagan por ellos auténticas fortunas. Se cree que por esta razón hay unos 6.000 tigres en cautividad en granjas chinas “esperando convertirse en alfombras, vino de hueso de tigre y platos gastronómicos de alto estatus", denuncia la experta en la especie Judith Mills. Estas granjas, se cree que unas 200, vulneran la Convención sobre el Comercio Internacional de Especies Amenazadas de Fauna y Flora Silvestres, firmada por 182 países.

En China hay 200 granjas ilegales para producir supuestos remedios o comida

Probablemente por esta demanda, el tigre del sur de China, o tigre de Amoy es la más amenazada de las seis subespecies del felino (hay tres, las de Java, Bali y el Caspio, ya perdidas para siempre). Por los rastros que dejan se cree que quedan en libertad menos de 30 individuos, aunque no se ha visto a ninguno desde 1994, y por ello se ha puesto en marcha un polémico programa de cría en cautividad y aclimatación al medio natural de iniciativa privada en una sabana vallada de 33.000 hectáreas muy lejos de su tierra, nada menos que en Sudáfrica, con un clima, un paisaje y una fauna muy diferentes de los de la China meridional.

“La disminución global ha sido detenida, pero todavía no existe un lugar seguro para los tigres”, alertó Michael Baltzer, especialista en tigres del WWF, donde dirige la Iniciativa Tigres Vivos. Según datos de la ONG Traffic 1.590 ejemplares fueron rescatados del mercado ilegal por las fuerzas de seguridad de diferentes países entre 2000 y 2014. En zoos, parques recreativos y otras formas de cautividad en todo el mundo viven al menos unos 20.000 tigres.

Una de las razones que permitió establecer unas cifras más optimistas de población salvaje de tigres es la mejora de los medios para realizar los censos, que han proporcionado gratas sorpresas: así, gracias a cámaras trampa que se activan al paso de los animales, la pasada primavera pudieron ser detectados cinco machos, siete hembras y seis crías en un parque nacional del este de Tailandia, pertenecientes a una subespecie indochina de la que apenas quedan 200 ejemplares, de los que los responsables de la reserva no tenían constancia.

Aunque entre 2001 y 2014 se perdió el 8%, cerca de 80.000 kilómetros cuadrados, de bosques asiáticos susceptibles de alojar tigres, todavía quedan en el continente una gran cantidad de zonas selváticas que podrían ser repobladas por el felino, aseguran los autores de la investigación sobre la posible extensión de los hábitats de la especie, expertos de la Universidad de Minnesota (Estados Unidos), Resolve, el Smithsonian Conservation Biology Institute, la Rainforest Alliance, la Universidad de Stanford (también estadounidense) y el Instituto de Recursos Mundiales. Los datos que les permitieron la evaluación fueron proporcionados por imágenes de los bosques tomadas desde satélites por la NASA y otras de Google Earth.

Este objetivo de duplicar las poblaciones de tigres para 2022, denominado programa Tx2, fue acordado en una reunión celebrada en San Petersburgo (Rusia) en 2016 por los países donde quedan ejemplares de alguna de las diversas subespecies: Bangladesh, Bhután, China, Camboya, India, Indonesia, Laos, Malasia, Myanmar, Nepal, Rusia, Tailandia y Vietnam. Hay indicios positivos, pero la consecución de esta meta parece todavía bastante más lejana.