Nuestros edificios contaminan, tanto durante su construcción como durante su vida útil, cuando sus sistemas de calefacción y refrigeración emiten gases de efecto invernadero, y su consumo energético, indirectamente, también lo hace. Poco a poco, mediante procesos constructivos más sostenibles y medidas de eficiencia energética, se está consiguiendo que este impacto se vaya reduciendo. Pero, ¿es posible levantar edificios que descontaminen su entorno?

La fotocatálisis lo permite. Se trata de un proceso químico que genera una reacción de oxidación cuando coinciden tres elementos: un catalizador, oxígeno y luz, tanto la ultravioleta como la visible. En algunos aspectos es un mecanismo muy similar a la fotosíntesis que se produce en las hojas de las plantas y que con la ayuda de la luz solar convierte el dióxido de carbono en oxígeno.

Bastaría con pintar los inmuebles y mobiliario urbano con pintura que lleve dióxido de titanio

La fotocatálisis puede neutralizar los óxidos de nitrógeno o de azufre, entre los gases contaminantes más habituales en las ciudades, y algunos otros compuestos orgánicos volátiles que provienen de la quema de combustibles fósiles del tráfico rodado. Los óxidos de nitrógeno, por ejemplo, desaparecen y como subproductos del proceso se generan nitritos y nitratos en forma de sales, un polvo ligeramente pesado que se deposita rápidamente en el suelo.

Así que cubriendo edificios y mobiliario urbano con pinturas que contengan un catalizador apropiado, como el dióxido de titanio, o incorporando este elemento a materiales de construcción como el cemento, el asfalto, pavimentos, adoquines, cerámicas o cubiertas para impermeabilizar, o simplemente rociándolo sobre cualquier elemento de nuestras calles, podríamos cambiar una contaminación atmosférica que daña nuestro sistema respiratorio y altera nuestro clima por un polvo que se puede barrer o aspirar fácilmente, y que al bajar al suelo con rapidez resulta más difícil de inhalar. En caso de ser arrastrado por la lluvia, será tratado en una planta de depuración sin llegar a dispersarse por el medio ambiente acuático.

“El asfalto, las aceras, los cristales, las farolas… cualquier superficie es susceptible de convertirse en fotocatalítica”, asegura David Almazán, presidente de la Asociación Ibérica de la Fotocatálisis (AIF), que agrupa a fabricantes de materiales con estas propiedades y centros de investigación como universidades y el Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC). Sólo hace falta aportar el catalizador. Radiación solar no es algo que falte en nuestras latitudes, y el oxígeno es uno de los elementos que forman nuestra atmósfera.

Según la AIF, un edificio tratado integralmente con sustancias fotocatalíticas podría eliminar hasta el 89% de las partículas de óxido de nitrógeno (NOx) de su entorno. Todavía no hay en España ninguno de estas características, pero la entidad está diseñando el proyecto virtual de una isla fotocatalítica que toma como base una de las manzanas regulares y cuadradas del céntrico distrito barcelonés de l'Eixample.

 

80.000 coches al año

 

Según sus cálculos, cubriendo de adoquines un patio interior de 3.600 metros cuadrados; utilizando láminas asfálticas para impermeabilizar una superficie de 9.000 metros cuadrados; colocando nuevas piezas cerámicas sobre 427 metros lineales y 25 verticales de fachadas y cubriendo 12.600 metros cuadrados de un aparcamiento subterráneo con pintura, todo ello fotocatalítico, se destruirían más de 300 kilos de óxidos de nitrógeno al año.

Eso supondría limpiar 8.000 millones de metros cúbicos de aire, el equivalente a eliminar de la circulación unos 80.000 coches al año, lo que permitiría que 1.139.500 barceloneses pudieran respirar un aire limpio de gases nocivos. Además, añade Almazán, el uso del dióxido de titanio evita el crecimiento de hongos y bacterias, y tiene un efecto desodorante, lo que lo convierte en idóneo para recintos como hospitales y escuelas.

Así que la fotocatálisis parece una solución tan sencilla como barata y efectiva. Entonces, ¿por qué no se está aplicando masivamente en nuestras ciudades, que sufren episodios de contaminación tan graves como los registrados estos días, en plena negociación de un nuevo acuerdo contra el cambio climático, en Pekín o Madrid? ¿Cómo no es ya una herramienta universalmente extendida en un mundo que parece estar dándose ya cuenta de la enorme gravedad del calentamiento global?

Un edificio totalmente fotocatalítico eliminaría el 89% del óxido de nitrógeno de su entorno

Pues, como sucede con casi todo, uno de los problemas es el dinero. “El precio de estos materiales es ligeramente más alto que el de sus homólogos no fotocatalíticos", admite el presidente de la asociación que impulsa esta nueva tecnología. Aunque tampoco estamos hablando de una desmesura: se puede adquirir pintura fotocatalítica para las paredes en cualquier comercio dedicado al bricolaje por unos 10 euros el litro. Al final, levantar edificios fotocatalíticos sólo encarecería su coste entre un 5% y un 10%, defiende la AIF.

"Y habría que tener en cuenta el enorme ahorro que supondría en gasto sanitario”, añade. La pasada primavera, un estudio de la Organización Mundial de la Salud (OMS) calculaba que el coste económico de las cerca de 600.000 muertes prematuras y todas las enfermedades causadas por la contaminación atmosférica en Europa podría llegar a 1,4 billones de euros cada año, cifra equivalente a la décima parte del Producto Interior Bruto (PIB) continental en 2013. En España ascendería a unos 38.000 millones de euros, el 2,8% del PIB.

La crisis ha frenado sin duda la puesta en marcha de nuevos proyectos de este tipo, aunque en el distrito de Villaverde, en Madrid, se han empeñado en instalar hace unas semanas unos 60.000 metros cuadrados de pavimento fotocatalítico, y en la avenida Diagonal de Barcelona también están en proceso los trabajos para colocar 25.000 metros cuadrados de acera con unas baldosas ecológicas que tienen entre otras estas propiedades.