En 2010, los centros de datos y los servidores de internet ya suponían el 1,3% del consumo global de energía eléctrica y el 2% de las emisiones de gases de efecto invernadero. Y, con la generalización de la banda ancha, los móviles inteligentes, el consumo electrónico y el archivo de datos en la nube, se trata de uno de los sectores que más crece en el mundo. Con toda seguridad, la cifra que abre este artículo ya habrá quedado totalmente desfasada, y para peor.

La buena noticia es que las grandes multinacionales tecnológicas no sólo constituyen la punta de lanza de las industrias que aspiran a un abastecimiento energético 100% renovable. También han apostado por multiplicar las inversiones masivas en producción de energías limpias, convirtiéndose no sólo en grandes consumidores de éstas, sino también, gracias a sus colosales beneficios y sus potentes departamentos de I+D+i, en grandes aportadores de capital y desarrolladores tecnológicos.

Los grandes de internet quieren asegurarse un suministro energético barato y estable 

En las últimas semanas se han conocido dos grandes proyectos de producción de energías sostenibles impulsados por los gigantes tecnológicos. Apple y First Solar –uno de los principales productores de energía fotovoltaica del mundo– han firmado el mayor contrato de abastecimiento de energía de Estados Unidos.

El acuerdo, con un valor de 850 millones de dólares (756 millones de euros), implica la próxima construcción del California Flats Solar Power, un parque solar de 2.900 hectáreas con una capacidad de generación de 150 megavatios (MW) en Monterrey, al sur de San Francisco. Unos 130 de estos MW servirán para abastecer los servidores y oficinas de Apple en la zona, mientras que los 20 restantes se comercializarán entre el público minorista.

Paralelamente, Google ha suscrito un compromiso de suministro de 45 MW con NextEra Energy para utilizar la electricidad de origen eólico producida en el parque de Altamont Pass, también en California. El acuerdo no sólo supone una apuesta del gigante tecnológico por las renovables, sino que también permitirá modernizar totalmente una de las infraestructuras eólicas más antiguas del estado –fue construida en 1981– aumentando su capacidad y dotándola con aerogeneradores menos peligrosos para las aves, lo que era una de las mayores críticas que había recibido el complejo.

Los dos casos anteriores son solamente dos ejemplos de lo que es una apuesta generalizada y a largo plazo de las multinacionales de la tecnología por las energías renovables, que pretenden llegar a abastecerse en un 100% de electricidad verde. Se trata de un objetivo que la compañía del logo de la manzana ya ha alcanzado. Por su parte Google se ha convertido en uno de los mayores inversores en energías limpias, con la construcción de parques eólicos y solares allí donde ha ubicado sus centros de datos, incluida la Shepherds Flat Wind Farm, una de las mayores instalaciones eólicas del mundo, o la financiación de proyectos de autoconsumo de energía fotovoltaica a gran escala.

Yahoo! ya firmó hace tiempo un contrato de suministro con el productor de energía eólica OwnEnergy. Microsoft, por su parte, usa íntegramente electricidad de origen eólico para los servidores de su buscador, Bing. Otras corporaciones como Facebook, IBM, Intel o Amazon han apostado también por las inversiones en energías limpias para asegurarse el suministro eléctrico de forma menos dañina. De hecho, ha sido la política de desarrollo de renovables de Carolina del Norte uno de los factores clave para convertir este estado norteamericano en uno de los polos de atracción de instalaciones de servidores informáticos, con la consecuente creación de miles de empleos.

Apple, de cero a cien

Se trata de un compromiso real, que recoge el Informe de Responsabilidad Ambiental que Greenpeace publica anualmente de forma específica para este sector económico. Desde la organización ecologista se destaca especialmente la trayectoria de Apple, una empresa que empezó con las peores calificaciones y sin un aparente interés en mejorar ambientalmente, pero que en muy pocos años ha conseguido la máxima puntuación posible, llegando al 100% en el índice de energía limpia que elabora la entidad ecologista internacional.

En sus declaraciones públicas, los dirigentes de estas compañías no ahorran palabras a la hora de destacar su preocupación por el medio ambiente. Y, aunque no hay motivos para dudar de la sinceridad de sus afirmaciones, más allá de su voluntad de contribuir a hacer un mundo más sostenible, tampoco los hay de que tienen otros motivos para apoyar la transición energética.

Normalmente se destaca el beneficio en términos de imagen que supone este tipo de políticas pero, sin menoscabar la importancia de la presión en este sentido de los consumidores y la opinión pública, habría otra razón mucho más importante, de orden puramente económico.

La industria de internet se basa en el conocimiento y los datos y no precisa de ninguna materia prima para producir riqueza. Así, la energía deviene la única commodity que puede alterar significativamente su balance de costes y su tasa de beneficio. Consumidor intensivo de energía, este sector se ha preocupado enormemente de asegurarse de que un aumento repentino de los precios energéticos no ponga en riesgo su negocio. Primero fue con una inversión significativa en la mejora de su eficiencia energética. Hace solo una década, un servidor podía malgastar hasta un 30% de la energía que consumía, una cifra que hoy se ha reducido considerablemente.

El siguiente paso fue asegurarse una fuente de energía constante y a precios estables, que no pudiera causar sustos. En este sentido, no sólo tiene toda la lógica comprar o invertir directamente en las plantas productoras de energía, sino hacerlo en energías renovables, un sector –como el de internet– independiente de los vaivenes de precios de las materias primas. Tim Cook, director ejecutivo de Apple, dejó bien claros los motivos de su inversión tras firmar el acuerdo con SolarFirst: “es un buen negocio. Esperamos conseguir ahorros muy significativos”.

La electricidad 'limpia' es ya uno de los sectores más rentables en Estados Unidos

Las políticas fiscales que apoyan las inversiones en renovables son otro de los factores que han estimulado las decisiones favorables a estas energías de estas empresas a la hora de buscar una salida a una parte de sus multimillonarios beneficios: el sector de la electricidad limpia es ahora uno de los más rentables en los Estados Unidos.

Aunque las corporaciones tecnológicas estén en cabeza en la carrera por abastecerse de electricidad verde, no son las únicas grandes empresas que se han fijado en los beneficios de apuntarse a la transición energética cuanto antes mejor.

El caso más evidente lo encontramos en el llamado Grupo RE100, que expresa el compromiso de algunas de las mayores multinacionales del planeta para abastecerse únicamente de electricidad de origen renovable.

Entre los miembros del grupo se encuentran Nestlé, Ikea, Philips o Unilever. Algunas de ellas han sido blanco de graves denuncias por comportamientos nefastos con el medio ambiente. Es el caso de la suiza Nestlé, considerada una de las peores empresas del mundo en comportamiento medioambiental: es una de las que más quejas acumula, como por ejemplo por la masiva deforestación en Indonesia para cultivar aceite de palma destinado a la producción de las chocolatinas KitKat. O la multinacional del mueble sueca Ikea, acusada de talar los bosques más antiguos de Europa en la frontera ruso-finlandesa.

Estas compañías han visto en las energías renovables un filón para conseguir simultáneamente un doble objetivo: mejorar sus cuentas de resultados y adecentar su imagen ante los consumidores. Dicen que no hay mal que por bien no venga.