La dieta mediterránea cuenta tanto con el reconocimiento social y mediático como con el respaldo de la comunidad científica. Esto se debe a que es una de las formas de alimentarse que más se adapta a los objetivos que debe cumplir una dieta equilibrada. Pero no es sólo eso, se trata de un estilo de vida, una forma de entender la alimentación y los hábitos alimentarios, una valiosa herencia cultural (con productos propios de los pueblos de la cuenca mediterránea), que a partir de la simplicidad y la variedad ha dado lugar a una combinación equilibrada y completa de alimentos.

Se basa, fundamentalmente, en la abundancia de cereales, legumbres, frutas y verduras; el empleo de aceite de oliva como fuente principal de grasa; un consumo moderado de pescado, marisco, aves de corral, productos lácteos (yogur, quesos) y huevos; el consumo de pequeñas cantidades de carnes rojas y aportes diarios de vino consumido generalmente durante las comidas.

Los alimentos que la componen principalmente son:

  • Alimentos frescos, propios de cada época del año y de cada zona.
  • Legumbres, al menos dos veces por semana.
  • Verduras y frutas: ricas en vitaminas, minerales, antioxidantes y fibra.
  • Frutos secos: nueces, avellanas, almendras…
  • Abundancia de ensaladas.
  • Cereales como el arroz y el trigo, que deben consumirse diariamente. 
  • Pescado, preferentemente azul, por su contenido en ácidos grasos omega 3.
  • Carnes magras como la de pollo y conejo.
  • El aceite de oliva como lípido principal para cocinar y condimentar.
  • Productos lácteos en las cantidades recomendadas.
  • Agua, entre 1,5 y 2 litros al día.

Esta forma de alimentarse tiene múltiples beneficios para la salud, como por ejemplo:

  • Mejora el funcionamiento intestinal (debido a su alto contenido en fibra).
  • Reduce el riesgo cardiovascular.
  • Tiene un papel preventivo en muchos tipos de cáncer.
  • Previene la aparición de diabetes tipo II.
  • Disminuye el riesgo de hipertensión arterial.
  • Ayuda a prevenir el envejecimiento celular.
  • Controla los niveles de colesterol:
    • Aumento de los niveles de colesterol HDL (colesterol bueno)
    • Disminución del colesterol LDL (colesterol malo)
  • Tiene efectos beneficiosos sobre los niveles de glucemia.

Nuestro país pertenece a los países en los que es propia una alimentación mediterránea. Sin embargo, por un lado, existe cierto desconocimiento por parte de la población en general sobre esta dieta y la gran variedad de alimentos que la componen. Por otro, nuestro actual estilo de vida –las prisas, la vida diaria, las influencias publicitarias de otras formas de alimentación basadas en la comida rápida y los precocinados– hacen que, aunque dispongamos del importante patrimonio que constituye la dieta mediterránea, no hagamos de ella el uso adecuado.