El Relator Especial de Naciones Unidas sobre la Situación de los Defensores de los Derechos Humanos, Michel Forst, ha condenado el asesinato del ecologista Isidro Baldenegro, defensor de los bosques de la sierra Tarahumara, ubicada en el estado de Chihuahua.

"Lamentamos la trágica pérdida de un defensor indígena comprometido y altruista", ha señalado Forst, en el marco de su primera visita al país. "La muerte de Isidro deja un doloroso vacío no sólo en su comunidad, sino en el movimiento global de los Derechos Humanos", ha añadido.

Forst, que llegó a México el pasado lunes, 16 de enero, y que permanecerá en el país hasta el 24 del mismo mes, se ha desplazado a México para valorar "hasta qué punto los defensores de los derechos humanos se sienten seguros" en el país.

Baldenegro, miembro de la comunidad indígena rarámuri, murió tiroteado el pasado domingo por un hombre joven que le alcanzó con al menos seis disparos y al que la fiscalía dice tener "plenamente identificado". Su padre también había sido asesinado en 1986 por defender los derechos de los tarahumara y sus tierras ancestrales

Forst se ha mostrado conmocionado por la muerte de una persona que "sólo deseaba" luchar por la preservación de los bosques tradicionales de su zona. Precisamente su actividad ecologista le llevó a recibir el Premio Goldman, también conocido como el Nobel Verde, en 2005.

Como Berta Cáceres

Este mismo premio lo recibió la hondureña Berta Cáceres, también activista y defensora del medio ambiente, y que igualmente fue asesinada el pasado 3 de marzo durante un asalto de hombres armados a su vivienda.

"Se trata de un trágico recordatorio de los peligros y riesgos que enfrentan los defensores indígenas en Chihuahua", manifestó Forst, junto al gobernador del estado, Javier Corral Jurado, con quien instó a abrir una investigación inmediata y efectiva.

"Humildemente me solidarizo con la familia de Isidro y con su comunidad", añadió el relator de la ONU. Baldenegro fue asesinado en la vivienda de uno de sus familiares, donde había ido a esconderse, una casa situada en un paraje remoto de las montañas. Según ha denunciado Greenpeace, "no era la primera vez que intentaban amedrentarlo".

La organización ecologista ha recordado cómo en 2003 la Policía Judicial lo detuvo junto a un compañero, a los que acusaron de posesión de marihuana y de armas de uso exclusivo del Ejército, delitos por los que permanecieron en prisión hasta junio de 2004. Amnistía Internacional los declaró entonces presos de conciencia.

"Hoy los árboles en la sierra tienen un defensor menos", ha condenado Greenpeace, añadiendo que el "movimiento ecologista del país tiene una lucha más que seguir en memoria de Isidro".

"Desde Greenpeace, lamentamos esta pérdida; el vacío que deja en su familia, en sus amigos y en sus compañeros de lucha; la violencia como forma de imponer los intereses de unos cuantos y nos negamos a aceptar que la impunidad y la injusticia sean el sello final en este asesinato", ha añadido la organización en un comunicado.