Rompesuelas ya es historia. El pasado martes, este toro de seis años y 640 kilogramos de la ganadería extremeña Hermanos del Conde de la Corte fue perseguido y lanceado hasta la muerte en la localidad vallisoletana de Tordesillas, en el marco de las Fiestas de Nuestra Señora de la Peña, celebradas cada mes de septiembre.

Veinte minutos duró su agonía, fuente de diversión para quienes a pie o a caballo le persiguieron clavándole lanzas en campo abierto junto al río Duero, donde acaba el torneo conocido como el Toro de la Vega. Hasta hace pocos años, quien conseguía dar muerte al animal colgaba su cola y sus testículos en su lanza, ante la algarabía general. Ahora sólo se usa como trofeo el rabo.

A pesar de que no están del todo claros sus orígenes, algunos historiadores creen que esta sangrienta fiesta se remonta a los siglos XIV y XV. No obstante, el alanceamiento y la muerte de la res fueron prohibidos entre 1966 y 1970 gracias a la presión ejercida por la Asociación contra la Crueldad en los Espectáculos (ACCE) y la Sociedad Protectora de Animales y Plantas. En 1970 se recuperó la tradición y, ya en democracia, el polémico festejo de este pueblo de 9.000 habitantes fue declarado Fiesta de Interés Turístico por el Gobierno español en 1980 y Espectáculo Taurino Tradicional por la Junta de Castilla y León en 1999.

La legalidad que ampara al Toro de la Vega no impide que se cuestione su moralidad. En los últimos años ha aumentado la oposición de la población a esta tradición, incluso por parte de los aficionados a las corridas de toros.

Miles de personas se manifestaron el pasado sábado 12 de septiembre en Madrid para pedir el fin de este anacrónico festejo, mientras numerosos activistas ocuparon Tordesillas para evitar su celebración y las redes sociales y gran parte de los medios de comunicación se llenaron de mensajes en contra de este espectáculo.

Miles de personas se manifestaron para pedir el fin del 'torneo' del Toro de la Vega

“Después de años de intenso trabajo para poner fin al Toro de la Vega, la situación ha cambiado radicalmente: ya no somos ese puñado de personas que hace 10 años nos indignamos al conocer lo que sucedía en un pequeño pueblo de Valladolid, ahora somos miles de personas que llenamos la semana pasada la Puerta del Sol y contamos con el apoyo generalizado de la sociedad española”, afirma la presidenta del Partido Animalista contra el Maltrato animal (PACMA), Silvia Barquero.

El rechazo social aumenta, pero de poco sirve si las instituciones no mueven ficha. Y el alcalde de Tordesillas, el socialista José Antonio González, hace oídos sordos, incluso a los dirigentes de su propio partido. El mismo martes, el portavoz del PSOE en el Congreso, Antonio Hernando, afirmó que Rompesuelas sería el “último toro lanceado en la vega de Tordesillas” porque, según anunció, el partido “aprobará” el próximo año, si gana las próximas elecciones generales, una Ley contra el Maltrato Animal que hará “imposibles” este tipo de espectáculos.

Es la misma promesa lanzada hace un año por el secretario general socialista, Pedro Sánchez, quien en una llamada en directo al programa de Telecinco Sálvame se manifestó en contra del Toro de la Vega. Este año, inmerso en plena campaña electoral catalana y con la mirada puesta en las generales, no se ha pronunciado, a pesar de ser apelado directamente por el PACMA, que le hizo entrega de 120.000 firmas para evitar la celebración del festejo.

“Con las firmas pedíamos un posicionamiento oficial de partido en el que se comprometieran, como hacen con la igualdad de género o la diversidad sexual, contra el maltrato animal, de manera que ningún alcalde se pueda salir de la línea. No hace falta que lleguen a gobernar para prohibir el Toro de la Vega, porque ya gobiernan en Tordesillas”, sentencia Barquero.

“A los políticos, normalmente, lo único que les interesa es el poder, y en una democracia el poder depende de los votos que consigan. […] Ni PP ni PSOE quieren mojarse contra los toros porque pueden perder votos”, reflexionaba el filósofo Jesús Mosterín en una entrevista con EcoAvant.com hace un año.

 

Consultas populares

 

Rompesuelas ya es un símbolo, como lo es el perro Excalibur, de la lucha animalista. El astado ha pasado a engrosar la larga lista de animales que sufren y pierden la vida para una mera diversión. Según la Fundación Faada, unos 60.000 animales son “maltratados” cada año en las fiestas populares de nuestro país, que tienen su punto álgido en verano, cuando renace esa España negra.

La larga lista incluye, además del Toro de la Vega, al de Coria (Cáceres) y Medinaceli (Soria), las becerradas de Zarzalejo (Madrid), los encierros, los corre-bous (Terres de l’Ebre), los bous a la mar (Alicante) y un largo etcétera.

“El presupuesto medio de una Peña Taurina para la organización de un día de toros en la calle oscila entre los 30.000 euros y los 90.000 euros. La mitad de estos recursos se destina a servicios esenciales para la seguridad y el buen funcionamiento de los festejos: ambulancias, corrales, seguros…

Un 40% se dedica a la compra de ganado y el 10% restante financia actividades complementarias de las asociaciones”, explica el presidente de la Unión de Criadores de Toros de Lidia (UCTL), Carlos Núñez Dujat des Allymes, manejando datos de la Comunidad Valenciana, donde están registradas 4.500 peñas taurinas de Bous al Carrer, que son las que organizan los festejos.

Este año, al debate sobre el maltrato animal se ha unido el de la seguridad porque 13 personas han perdido la vida en estas fiestas, superando ya la cifra de 2009, cuando murieron 10 participantes. Desde la UCTL se estima que sólo un 0,07% de los festejos registró accidentes mortales, una cifra muy inferior a la de, por ejemplo, las muertes por ahogamiento en playas, piscinas o ríos, según comparan en un comunicado.

“La tauromaquia ha caído en picado. Se desploma”, afirma la presidenta del PACMA

Según las estadísticas del Ministerio de Educación, Cultura y Deporte, los espectáculos o festejos populares en los que participan reses han aumentado un 13%, entre 2013 y 2014, situándose en 2014 en 15.848, después de caer de 14.262 en 2011 y a 13.815 en 2013. La Comunidad Valenciana lidera el ranking con 7.866 en 2014. Le siguen, de lejos, Castilla y León (1.862), Navarra (1.493) y Castilla-La Mancha (1.310).

El aumento contrasta con la caída en los últimos años de los festejos celebrados en las plazas, que incluyen las corridas de toros, el rejoneo –con toros o novillos–, las novilladas con picadores, festivales, festejos mixtos, corridas mixtas con rejones, becerradas, novilladas sin picadores y toreo cómico. Éstas se han reducido prácticamente a la mitad entre 2007 y 2014: de 3.651 a 1.868 (un 48,9% menos). El descenso ha sido progresivo, aunque entre 2013 y 2014 hubo un ligero repunte del 0,5%.

“La tauromaquia ha caído en picado. Se desploma. Si los festejos populares aumentan es porque los ganaderos intentan dar salida al excedente de toros que no van a las plazas. Me gustaría saber cómo“, dice Barquero. Sin embargo, para el presidente de la UCTL, los festejos van a más debido “al propio interés que despiertan en la sociedad, especialmente entre los más jóvenes, que son quienes corren los toros en las calles”.

Las corridas de toros han pasado de las 953 de 2007 a las 398 de 2014 (un 58,3% menos). El último año la bajada ha sido del 7%. En Andalucía se celebraron 77 y en la Comunidad de Madrid, 76; en Castilla y León, 61, y 51 en Castilla-La Mancha. Las cifras sobre espectadores de la Encuesta de Hábitos y Prácticas Culturales en España indican que entre los años 2010 y 2011 asistió el 8,5% de la población, frente al 9,8% de los años 2006-2007.

“Es la actividad cultural que más ingresos da al Estado" dice el presidente de la UCTL

“La mayoría de la sociedad española está en contra de la tauromaquia y de todo lo que implique maltratar a los animales en festejos populares”, afirma Barquero, quien remite al sondeo publicado la pasada semana por la Humane Society International, en el que el 74% de los 1.004 encuestados se opuso al Toro de la Vega y el 71% consideró que no deberían utilizarse fondos públicos para apoyar fiestas taurinas.

Este sentir popular ha sido recogido por algunas de las nuevas formaciones de izquierda que llegaron al poder en las elecciones municipales y autonómicas del 24 de mayo y siguen de lejos la estela de la prohibición de las corridas de toros en Cataluña en 2012.

Algunas ciudades, como Huesca o Alicante, pretenden realizar consultas populares para decidir si mantienen los festejos taurinos. Otras, como Madrid, han anunciado el final de las subvenciones y A Coruña ha suspendido la feria taurina. En Villafranca de los Caballeros (Toledo), el alcalde socialista Julián Bolaños decidió destinar el dinero de los festejos taurinos –18.000 euros– a la compra de libros y material escolar para las familias del municipio.

“Lo que necesitamos no es el fin de las subvenciones, sino medidas valientes para poner fin al maltrato a los animales y a la tauromaquia como claro exponente del mismo”, reclama la presidenta del PACMA. “En Zarzalejo, municipio madrileño en el que gobierna una candidatura de unidad popular vinculada a Podemos, se han autorizado unas becerradas espantosas. Y en Madrid, Manuela Carmena lanzó hace dos días un mensaje de tranquilidad a los taurinos al afirmar que no va a prohibir las corridas”, ilustra Barquero.

 

El negocio de la 'fiesta'

 

La tauromaquia es cultura y está declarada Patrimonio Cultural por Real Decreto. Por tanto, la administración está obligada a su protección y promoción. Además, es el segundo espectáculo de masas en España: más de 17 millones de personas asistieron a festejos taurinos en 2014”, mantiene Núñez 

A San Sebastián han vuelto las corridas de toros: el Partido Nacionalista Vasco las ha recuperado allí tras tres años de parón con Bildu. La vuelta al ruedo del 13 de agosto contó con el apoyo en el palco donostiarra de un gran amante de la fiesta y las cacerías, el anterior rey Juan Carlos I. La corrida fue retransmitida por la televisión pública española, consiguiendo una audiencia del 10%. Según un comunicado de la Asociación Parlamentaria en Defensa de los Animales (APDDA), RTVE invirtió en 2014 más de un millón de euros en programación taurina.

No está claro cuánto dinero público se destina a la tauromaquia a causa del entramado de instituciones que intervienen en el proceso y la falta de transparencia presupuestaria, lo que dibuja un escenario propicio para una batalla de cifras entre los defensores y los detractores.

El estudio Toros & Taxes, elaborado por ERC/Catalunya Sí y difundido por Los Verdes en el Parlamento Europeo en enero de 2013, concluía que la tauromaquia “está muy subsidiada, tanto por las administraciones españolas como por los fondos europeos”. En concreto, las estructuras estatales aportarían un mínimo de 571 millones de euros anuales y la Unión Europea, 129,6 millones de euros a través de los programas de la Política Agrícola Común. De no ser por estas ayudas, concluyen los autores, los toros estarían probablemente “al borde del colapso y no podrían subsistir”.

El debate sigue abierto y las dos visiones antagónicas están cada vez más alejadas

El pasado año, la Asociación Nacional de Organizadores de Espectáculos Taurinos (Anoet) ponía el grito en el cielo con un pesimista comunicado en el que alertaba de que “el mundo del toro está en quiebra y que la fiesta se acaba” debido a la “profunda crisis económica y social de la última década” y hacía un llamamiento para evitar su desaparición.

Un año más tarde, la organización considera que la tauromaquia ha salido de la recesión, según un estudio al que de momento sólo ha tenido acceso el periodista Juanma Lamet y cuyos datos ha publicado en el periódico Expansión. Según el informe, cuya posible publicación está prevista para este otoño, los toros tuvieron en 2014 un impacto de más de 3.559 millones de euros en la actividad productiva de España.

La tauromaquia vive sin subvenciones y de hecho es la actividad cultural que más ingresos aporta a las arcas del Estado. Para más aclaración, no existe partida en los Presupuestos Generales del Estado destinada a la tauromaquia”, detalla Núñez. El lobby taurino defiende así, apoyándose en voces como la del economista Juan Medina, la influencia positiva de la tauromaquia en la economía del país.

Pero, frente a estos datos, la presidenta del PACMA afirma que “los festejos taurinos celebrados en todos los municipios son financiados con dinero de las arcas municipales” y la Asociación de Veterinarios Abolicionistas de la Tauromaquia y el Maltrato Animal (AVATMA) ha publicado un informe en el que analiza “las cifras infladas de los profesionales y festejos y los datos económicos manipulados” por parte del lobby taurino, así como los beneficios fiscales y subvenciones de los que disfruta el sector.

El debate sigue abierto y las dos visiones antagónicas están cada vez más alejadas, enzarzadas en estimaciones económicas, unas más detalladas que otras. Donde unos ven “arte” y “cultura”, además de “negocio”, y piden libertad para asistir a este tipo de espectáculos, otros ven “maltrato”, “tortura” y “humillación” y sólo piden ponerse en la piel del animal para entenderlo.