En el libro se puntualiza que el clima no ha dejado de cambiar a lo largo de millones de años y que no se puede hablar de cambio climático en singular.

Hablar de cambio climático en singular me parece emplear un término poco apropiado, poco preciso, porque el clima siempre está variando. Y rebajar algo como el clima a un rango temporal antropocentrista, solo basado en un punto de vista temporal a escala humana, resulta algo caprichoso. Cada nueva generación ve el mundo con unos ojos nuevos y quiere cambiarlo. Y si nuestras vidas duraran lo mismo que las de los olivos o las tortugas, varios cientos de años, ¿cuál sería el periodo que elegiríamos para medir un posible cambio del clima? Creo que hay que ser más prudentes.

¿En qué sentido?

Hay que ser cautelosos porque analizamos el clima desde nuestro punto de vista, pero la Tierra es un planeta que tiene ya más de 4.500 millones de años. Se dice que el que no conoce la historia tiende a repetirla, y nosotros estamos atravesando un cambio del clima muy brusco en muy poco tiempo, eso es cierto, pero hay que ver más allá, con una perspectiva atmosférica e histórica.

¿Pero es cierto que en los últimos años se han registrado datos alarmantes?

Los medios de comunicación nos bombardean con noticias de sequías, deshielos y otras eventualidades. Y comparan constantemente lo que sucede con lo que almacena nuestra corta memoria: con las intensas lluvias de hace 50 años, con las heladas de las últimas décadas... Pero, en realidad, a la escala de la historia de nuestro planeta, todos estos hechos resultan insignificantes. El cambio en el clima es la norma, entendiéndolo como un conjunto de condiciones atmosféricas en un periodo de tiempo dado. Y siempre ha oscilado entre las variaciones glaciales y las que tenemos ahora, más templadas. En estos momentos lo que podemos ver es que hay un aumento de la temperatura en la tierra y en el agua, debido sobre todo al efecto invernadero.

¿Qué papel tiene éste, y en qué se traduce?

Toda la energía que hay en el planeta, salvo una cantidad inapreciable, proviene del Sol. Y es lo que va a decidir el clima. La radiación solar calienta de manera proporcional a la distancia del astro y la superficie irradiada, pero también depende de la latitud y de cómo se reflejan los rayos solares. El efecto invernadero consiste en la retención de ese calor solar por algunos gases de la atmósfera y es un fenómeno totalmente natural y absolutamente necesario para la vida. El problema actual es que la cantidad de estos gases ha aumentado mucho y muy rápidamente debido a la acción humana, lo que puede inducir un calentamiento. Y cuando hablamos de efecto invernadero, solemos referirnos al CO2 (dióxido de carbono), pero hay más gases, como el metano, que tienen un papel en este proceso.

Este aumento de temperatura, ¿afecta también a los mares?

Sí. A la hora de analizar los cambios, uno de los parámetros a medir es la temperatura del mar. Y ahora mismo se ha elevado. Esto incide en el desarrollo de los arrecifes de coral o en el de los abundantes organismos vivos que no vemos a simple vista, como el plancton, que son esenciales para la supervivencia de la flora y fauna marinas.

Entonces sí que se puede hablar de cambio climático...

El principal interés del fenómeno actual es que hay muchos gases de efecto invernadero concentrados en un proceso muy corto. Pero hay que fijarse en el gran cambio climático que ocurrió hace 56 millones de años. No hubo extinciones masivas, pero sí grandes migraciones. Por ejemplo, encontramos fósiles de especies tropicales de esa época, como cocodrilos, en zonas árticas, y un desplazamiento muy rápido de los mamíferos. En la actualidad también pueden estarse produciendo desplazamientos de los hábitats de numerosas especies. 

¿Cómo fue exactamente? ¿Por qué supuso un hito y aparece destacado en el libro?

Es muy importante porque alteró profundamente el planeta. Si pensamos en inundaciones devastadoras, tempestades, lluvias torrenciales, deslizamiento de tierras, aumento de temperatura de atmósfera y mares, ¿a qué nos suena? Es de lo que hablamos ahora, pero ya pasó hace 56 millones de años, aunque no se ha conocido hasta hace unos pocos, gracias al estudio de los sedimentos marinos antiguos. Por eso lo reconocemos en las rocas sedimentarias, entre ellas las que forman los Pirineos. Por eso la portada del libro es una foto de esas rocas en las cimas pirenaicas. Supuso la migración de gran número de especies, y la desaparición de algunas otras de hábitats específicos. Fue necesario un periodo de recuperación de faunas que duró unos 200.000 años. Por eso lo llamo El Gran Calentamiento y afirmo que lo que pasa ahora ya tiene antecedentes en la historia de la Tierra.

¿Y qué podemos hacer ahora? ¿Hay tiempo para evitar que pase de nuevo lo mismo?

No se pueden evitar las migraciones, pero sí limitar las emisiones, secuestrarlas o enterrarlas en el subsuelo para que no lleguen a la atmósfera. Se están haciendo muchas pruebas de geoingeniería, pero requieren de mucho tiempo para poder llevarlos a cabo. Y la recuperación climática se suele demorar unos 200.000 años, según se ha visto en otros casos anteriores.

¿Quién lleva razón, por tanto? ¿los apocalípticos o los escépticos?

Creo que se trata de un debate muy envenenado. Ha llegado un punto en el que se ha mezclado la política con la ciencia y hay intereses creados en ambas posturas. Hay que devolver el problema al campo de la ciencia, y buscar soluciones y acuerdos reales, aunque todo el mundo quiera sacar partido. No considero que haya que ser alarmista, pero tampoco quedarse con los brazos cruzados.