El cambio climático también ha traído importantes transformaciones al mundo animal. Así lo ponen de manifiesto estudios realizados desde el año 2011 por la Fundación EDMAKTUB y en los que ha colaborado el profesor de la Universidad de Extremadura, Daniel Patón.

Este equipo de expertos ha podido observar cómo el rorcual común (Balaenoptera physalus), la segunda ballena más grande del mundo detrás de la ballena azul, ha aumentado su población en las costas catalanas en los últimos años.

De hecho, según se recoge en la memoria anual de avistamientos que realiza Fundación EDMAKTUB, solo en 2017 se observaron más de 300 ballenas, si se suman las registradas por el equipo científico (102 animales) y los avisos de la red de pescadores y navegantes que colaboran con el proyecto (un total de 155 avisos con más de 200 ballenas observadas).

Este incremento se debe sobre todo a que en estas zonas han encontrado un núcleo importante para alimentarse. Además, a través de drones ha sido posible observar que estas ballenas se alimentan por filtración, es decir, tragan la masa de copépodos y expulsan el agua, a modo de filtro o colador.

El profesor Daniel Patón, del área de Biología Vegetal, Ecología y Ciencias de la Tierra de la UEx, explica que esto se ha debido a que el aumento de temperatura y radiación está haciendo subir los niveles de clorofila en los mares.

Nutrientes y fosfafos

“Esto unido a los aportes de nutrientes de los ríos y los fosfatos de la agricultura está ocasionando una subida del fitoplancton y por ende del zooplancton (krill y copépodos marinos) que es de lo que principalmente se alimenta este cetáceo y que es lo que hace que se concentren en estas zonas”, ha detallado Patón.

Los resultados apuntan a que es esta subida de zooplacton la que está causando un aumento de la población de ballenas “que son los grandes sumideros de CO2 de los mares”. Según Patón, las ballenas nos están ayudando a revertir los perjuicios del calentamiento global.

En esta investigación sobre biología marina, la gran aportación de la Universidad de Extremadura ha sido el desarrollo de un sistema de información geográfica a través de una extensa red neuronal.

“Se trata de un modelo computacional que permite intercalar diferentes variables que hemos visto que tienen su influencia como clorofila, temperatura, salinidad y batimetría. Estos datos nos permiten entender y conocer por qué se comporta de una determinada manera uno de los animales más grandes del planeta”. A partir de todas estas variables es posible conocer el comportamiento, así como elaborar mapas para el Mediterráneo occidental. Para ello, los investigadores han utilizado herramientas de Software Libre (R y QGIS) en entornos Linux.