"A principios de otoño se llenan los cuernos de vaca (que haya tenido varios partos) con estiércol sin paja, preferiblemente de vacas preñadas, de manera que no queden espacios de aire en su interior. Se entierran hasta la primavera en suelo de pradera o de forraje con una buena capa de humus. El contenido se saca del cuerno y se almacena en un cajón rodeado de turba rubia. Los cuernos pueden volver a usarse". (Preparado 500).

"Se ponen flores frescas de milenrama, recogidas en plena floración un día soleado, en una vejiga de ciervo macho. Se cuelga la vejiga al sol antes del 24 de Junio, se entierra a principios de otoño y se recupera después de Semana Santa". (Preparado 502).

"La corteza de un roble viejo, cogida a principios de otoño, se tritura de manera que las partículas más gruesas tengan el tamaño de un grano de trigo; se introduce en el cráneo de un animal doméstico, se aprieta firmemente, y se cierra el agujero con una pieza de hueso y un poco de arcilla. A principios de otoño se entierra en barro de materia vegetal a orillas de una corriente de agua. Se recupera en primavera". (Preparado 505).

Sus defensores afirman que los planetas y las constelaciones influyen en las plantas

Estas son algunas de las recetas (diluidas posteriormente en agua en bajas concentraciones, de modo similar al de los productos homeopáticos), destinadas a "estimular los suelos", que emplea la llamada agricultura biodinámica, un método de cultivo que durante los últimos años ha experimentado un notable crecimiento en nuestro país, de forma especialmente apreciable en el sector vitivinícola. De más de un 60% en 2016, según fuentes del sector, que celebró en abril una primera Feria Ibérica especializada en Albacete en la que participaron 47 expositores y registró 8.600 visitantes.

De acuerdo con los datos de los organizadores del certamen, 7.185 hectáreas son cultivadas en el país mediante estos procedimientos por un centenar de productores que trabajan con una docena de distribuidores, una actividad concentrada en un 40% en Castilla-La Mancha. Ello convertiría a España en el quinto productor mundial, por detrás de Alemania (la cuna de la biodinámica, que ocupa el primer lugar del ranking), Francia, Italia y los Estados Unidos.

El resultado de sus esfuerzos son más de medio millar de productos biodinámicos: aceites de oliva, cítricos y otras frutas y hortalizas, conservas, zumos, quesos y hasta cosméticos, según el banco de datos de la empresa Demeter, que los certifica en régimen de monopolio a nivel internacional y que afirma representar a "unos 3.000 productores de 35 países". Pero el sector que se lleva la palma es el del vino: "Con el aceite puede funcionar, con los tomates quizá también, pero al vino le viene como anillo al dedo" porque "es un mercado que busca siempre algo distinto", apunta Jesús Fernández, propietario de Dominio de Punctum, una bodega de vinos ecológicos y biodinámicos de Las Pedroñeras (Cuenca).

 

Sin experiencia agrícola previa 

 

La mayor parte de la producción española se exporta, y el sector ha recibido importantes ayudas dentro de la Política Agraria Común (PAC) de la Unión Europea. Según el registro de beneficiarios de de la PAC, más de 1.673.000 euros en 2014. Entre los defensores de estas prácticas se cuenta el príncipe Carlos de Inglaterra, que este año dirigió un elogioso mensaje por videoconferencia a los asistentes a unas jornadas sobre biodinámica celebradas en Suiza.

¿En qué consiste realmente la agricultura biodinámica? "Su base está en la ciencia espiritual de Rudolf Steiner: la antroposofía", señala la Asociación para la Agricultura Biodinámica en España (AABDE). Este ocultista austríaco desarrolló una filosofía basada en la premisa de que "la capacidad humana para el conocimiento no está limitada a lo físico-material; el ser humano puede conocer las leyes y fuerzas etéricas que actúan en la formación y el desarrollo vegetativo, así como las influencias astrales y de las constelaciones sobre la vida en la Tierra". Y lo remató afirmando que él había logrado descubrirlas gracias a su clarividencia.

Los científicos aseguran que no hay pruebas de que sus métodos funcionen

En 1924, Steiner, que no tenía ninguna experiencia agropecuaria previa, dio una serie de charlas sobre agricultura (al igual que, sin haber cursado medicina, sentaría las bases de una ciencia terapéutica propia, además de teorizar sobre educación y arte). En ellas defendió que "la tierra, las plantas, los animales y el hombre trabajan conjuntamente en un sólo organismo agrícola".

De estas conferencias arrancan los fundamentos de un método de trabajar los campos basado principalmente en el empleo de una serie de preparados como los anteriormente citados y en el seguimiento de calendarios que tienen en cuenta los movimientos de los planetas y las constelaciones para determinar los momentos idóneos para las faenas agrícolas dado que "las fuerzas cósmicas dejan su huella en la morfología de las plantas".

 

"El horóscopo de los cultivos"

 

"Eso viene a ser como hacerle el horóscopo a un cultivo. Y si alguien cree que enterrar cuernos de vaca llenos de estiércol sirve para algo... La biodinámica nació de la nada: es el invento de alguien que jamás investigó en su vida. Está basada en meras supersticiones: ¡es pura pseudociencia!", se manifiesta rotundo José Miguel Mulet, doctor en Bioquímica y Biología Molecular y profesor de Biotecnología en la Universidad Politécnica de Valencia (UPV). "Ninguna de sus prácticas tiene el menor fundamento científico demostrado, y no existe ninguna prueba científica de que funcionen", coincide Emilio Montesinos, catedrático de Producción Vegetal (Patología Vegetal) en la Universitat de Girona. 

"Desde que aplico los preparados veo las cepas diferentes, más sanas, y el vino tiene una mayor estructura. Para mi está muy claro que los productos de la agricultura biodinámica son más saludables, y ese es mi principal objetivo", asegura el viticultor Eudald Massana, de 54 años, que desde hace seis emplea estos métodos en las 30 hectáreas de viñedos de la bodega que lleva su nombre en Sant Pau d'Ordal, en pleno Penedès (Barcelona), donde produce unos vinos reconocidos por su calidad que exporta a una docena de países.

Está especialmente satisfecho de los efectos del preparado 501 (sílice triturado mezclado con agua de lluvia y enterrado en cuernos de vaca durante tres meses), que utiliza para prevenir la humedad y los hongos en las vides. "Empleo 4 gramos de sílice por hectárea y gracias a ello necesito tirar menos sulfato de cobre", explica, admitiendo que el primer mineral no logra evitar totalmente aquellos problemas por sí solo.

Algunos preparados se entierran en cuernos de vaca y cráneos de animales domésticos

"Pero si el sílice es una sustancia inerte... ¡es arena de playa!", objeta Mulet, quien añade que "además, cabe imaginar el resultado de usar tan sólo 4 gramos por hectárea". "Los métodos que aplican para buscar el equilibrio del suelo, que es algo ciertamente necesario, están fuera de la realidad. Lo que hacen no sirve para nada", proclama rotundo Montesinos.

Pablo San Miguel, integrante de la junta de la AABDE y especialista en la elaboración de los preparados y los almanaques, reconoce que la biodinámica tuvo "un punto de partida espiritual" y contiene aspectos "esotéricos". La define como el intento de "recuperar el instinto de lo sano que existía en la antigüedad ya no desde el conocimiento, sino desde la consciencia" y asegura que "nosotros no estamos en desacuerdo con la ciencia, pero a veces no coincidimos en el diagnóstico".

San Miguel, de 53 años, nacido en el seno de una familia campesina segoviana que "cultivaba de manera bastante biodinámica sin saberlo", proclama que, al nacer esta forma de cultivar en 1924, ésta fue "la primera agricultura ecológica del mundo". Ciertamente, los biodinámicos evitan el uso de cualquier producto agroquímico en sus fincas, y para obtener el reconocimiento de la empresa Demeter, que básicamente se centra en la diversificación de cultivos y en el uso de los preparados de la serie 500, hay que disponer previamente del sello oficial de la agricultura ecológica, una doble certificación que encarece notablemente los procesos de producción, aunque permite elevar de forma igualmente sustanciosa los precios y garantizar la venta en el mercado internacional.

 

Recuperación después de Chernóbil

 

¿Existe entonces alguna diferencia entre los resultados de la agricultura ecológica a secas y la biodinámica? ¿Generando ambas alimentos igualmente saludables, resulta esta última más productiva? "Yo diría que sí. Y la agricultura química tal vez pueda proporcionar más kilos de cosecha, pero la calidad es mucho menor, e incluso puede resultar menos rentable debido a la gran inversión en fertilizantes y plaguicidas", responde San Miguel. "La agricultura ecológica sí tiene fundamentos científicos y en ese sentido está a años luz de la biodinámica", replica Montesinos.

Las supuestas ventajas de la biodinámica podrían no terminar aquí. Según la página web de la AABDE, cuando, tras el desastre nuclear de Chernóbil (Ucrania) en 1986, el peor de la historia causado por este tipo de energía, con miles de muertos y millones de afectados, toda Europa se vio invadida por la radioactividad y "las cosechas de aquel año tuvieron que ser destruidas o enterradas", "la recuperación en las granjas biodinámicas fue más rápida" gracias al uso del llamado preparado de Maria Thun, una de las inspiradoras de estas creencias, resultado de "mezclar cáscaras de huevo y polvo de basalto con la boñiga y removerlo con una pala durante una hora, antes de ponerlo en una caja sin fondo en la tierra" durante ocho semanas.

Para obtener el certificado biodinámico hay que tener antes el ecológico

El elaborador de preparados biodinámicos no tiene dudas de que, además de la Luna y el Sol, el resto de planetas del Sistema Solar, e incluso "las constelaciones" influyen de forma directa en el suelo y las plantas, aunque la distancia que nos separe de ellos sea, literalmente, sideral, porque las "fuerzas cósmicas" que emiten "no dependen sólo de su cuerpo físico, sino de todo lo que se halla dentro de su órbita".

Montesinos concede que "lógicamente, hay una cierta influencia de las posiciones de la Luna y el Sol, por el ciclo día/noche (aunque en el caso de la primera no está totalmente demostrado), en el comportamiento de las plantas, ya que son organismos que realizan la fotosíntesis, pero el resto de las presunciones de la agricultura biodinámica pertenecen al campo de la pura astrología".

En la página web de la AABDE se asegura que "las influencias de Marte, Júpiter y Saturno se canalizan a través del calor y la sílice (cuarzo, feldespato, mica); fluyen a través del contenido en sílice de la tierra y de ahí hacia arriba por el interior de la planta, expresándose en los colores de las flores, y en la fruta y en la producción de las semillas".

El astrofísico Eduardo Ojero, que trabaja en la Agencia Espacial Europea (ESA) y ha sido invitado a una jornada sobre Biodinámica y Alimentación celebrada este mes en Vallgorguina (Barcelona), manifiesta que "aunque la ciencia no lo explica todo" y que respeta las opiniones de los partidarios de esta clase de agricultura, que sitúa en el terreno de las "creencias", "no puedo aceptar como científico que los planetas tienen influencia alguna en la actividad de las plantas". "No existe la más mínima evidencia de que porque Marte se halle en conjunción u oposición eso tenga repercusiones en el cultivo de los rábanos", concluye.