Ferran Coronado y su compañera Mireia fundaron hace cuatro años en tierras ampurdanesas La Rufa, un proyecto familiar dedicado al cultivo y la venta de verduras y frutas ecológicas. Comenzaron con una hectárea de tierra plagada de vegetación y Ferran se enfrentó al duro trabajo del campo con la única ayuda de un arado de rueda y un pequeño motocultor.

En 2013, la pareja consiguió la custodia de un terreno anexo al suyo, una segunda hectárea que labrar, y se dieron cuenta de que su modesta maquinaria ya no daba más de sí. Necesitaban un tractor pequeño para seguir trabajando, pero no podían hacer frente a un gasto semejante, ni querían sufragarlo subiendo el precio de sus productos orgánicos.

Calcularon que les faltaban 4.000 euros para acceder a un tractor de segunda mano valorado en 7.000, la mitad de lo que vale uno nuevo. Pero, ¿dónde y cómo conseguir el dinero para comprarlo?

Verkami, Goteo o Lánzanos acogen un número creciente de proyectos ecológicos

La solución la encontraron en Verkami, una de las mayores plataformas de crowdfunding que funcionan en nuestro país. Allí presentaron su proyecto, plantearon su demanda e invitaron a colaborar a todo aquel que quisiera apoyarles. A cambio, ofrecieron recompensas que iban desde cestas de frutas y verduras a almuerzos y visitas guiadas por el huerto. En menos de los 40 días reglamentarios de la campaña, los impulsores de La Rufa recaudaron 4.100 euros.

Ferran y Mireia no son, por supuesto, los únicos emprendedores verdes que han buscado financiación para su proyecto en un sitio web de micromecenazgo. La fórmula arrancó en España para dar cobertura sobre todo a propuestas culturales y artísticas, como la edición de libros, documentales y trabajos discográficos. Sin embargo, hace algún tiempo que en estos espacios virtuales donde rige la economía colaborativa conviven todo tipo de iniciativas, y también las que tienen al medio ambiente como protagonista.

Páginas como Goteo.org o Lánzanos han incluido ya una categoría especial que agrupa las apuestas en clave ecológica. No son las primeras de la lista, ni consiguen siempre alcanzar el objetivo marcado, pero su presencia es cada vez más habitual.

José Luis Beltrán Martín, amante del vino y productor de caldos naturales, se propuso salvar un pequeño viñedo de la variedad garnacha de El Hoyo de Pinares, al sureste de la provincia de Ávila. “Desde hace décadas, esta población ha sufrido un arranque masivo de viñas y se ha pasado de más de 600 hectáreas de viñedo productivo a poco más de 100”, escribía en Verkami. “Este proyecto quiere paliar, aunque sea a pequeña escala, este terrible panorama y mantener un ecosistema arraigado al terreno y a la tradición de la localidad”, concluía.

Recompensa para los mecenas

La idea de José Luis consistía en comprar el viñedo al actual propietario, cuidarlo durante el ciclo vegetativo de la planta, hacer la posterior vendimia y elaborar vino exclusivamente con las uvas del terreno rescatado.

La recompensa para quienes respaldaran su plan sería este vino único, del que se elaborarían sólo 900 botellas y, según el monto de la donación, etiquetas personalizadas y camisetas conmemorando la acción. En total, 107 mecenas se unieron para salvar el viñedo y sus aportaciones sumaron 6.375 euros, más de lo que José Luis había solicitado.

Otro ejemplo de éxito es el de La Garbiana Pagesa, una cooperativa dedicada a la producción ecológica de cereales y harinas y a la recuperación de variedades de cereal en desuso, que recaudó a través de la web 11.500 euros para comprar un molino de piedra. O el del partido político Izquierda Independiente, de San Sebastián de los Reyes (Madrid), que desde 2008 convoca a amigos, conocidos y simpatizantes a cofinanciar a través de internet una plantación anual de encinas en el municipio.

Pero no todas las ideas que se promueven en las plataformas de crowdfunding llegan a buen puerto, y si al final de la campaña no se ha alcanzado la meta monetaria fijada, el proyecto se aborta y ninguna donación se hace efectiva.

No es difícil encontrar propuestas verdes con el contador a cero. La Granja Escuela El Respaldo, que propone la contratación de personas con riesgo de exclusión social, sólo consiguió 20 de los 6.000 euros que solicitaba desde la web Lánzanos.

A las propuestas sostenibles les cuesta más incentivar a los posibles donantes 

La revista Econsciencia, de temáticas de salud y terapias alternativas, y la red social Nature Academy, dedicada a concienciar a los jóvenes sobre la importancia de la ecología y la sostenibilidad del planeta, son otros dos proyectos presentados este mismo sitio que aspiran a conseguir entre 4.000 y 6.000 euros y que, en el momento de redactar estas líneas, no habían atraído ninguna donación.

“Hay que buscar la manera de suscitar interés”, afirma Marta Pizarro, responsable de comunicación de Lánzanos. “Normalmente, los impulsores de proyectos ofrecen algo a cambio de la donación (el producto financiado gratis, como un ejemplar de un libro, un CD de música, unas velas, fruta, etc.). Pero en iniciativas verdes casi nunca se trata de algo físico, y es más difícil llegar al público”, añade.

Otro proyecto que se ha quedado varado es el de La Fábrica de Jabón, el primer electrodoméstico que convierte el aceite que se usa en los hogares, altamente contaminante, en jabón para el lavavajillas, la lavadora o fregar suelos. Su creadora, la ingeniera técnica en Diseño Industrial Analía Blanco decidió recurrir a la financiación colectiva para empezar a fabricarlo. “Para pedir una subvención, debíamos adelantar un dinero que no teníamos, y los diferentes inversores a los que presentamos el proyecto no estaban muy interesados”, explica.

Su invento consiguió recaudar desde la web Injoinet casi 50.000 euros. Sin embargo, ni uno solo de ellos se convertirá en ingresos constantes y sonantes para la iniciativa. La ingeniera había estimado en 153.000 euros los gastos necesarios para poner en marcha la producción en serie de la máquina y a esa cantidad ligó el éxito de la campaña, que no llegó. Días antes de que finalizara el plazo de recaudación, Blanco señalaba: “Somos conscientes de que nos hemos marcado un objetivo muy ambicioso, pero también creemos que merecía la pena intentarlo”.