"La situación de las energías renovables en nuestro país está en una fase bastante primaria. No hay una apuesta política por el sector. Pero no podemos esperar a que las decisiones las tomen los políticos. Si el apoyo popular a esas fuentes energéticas se hace visible, quizás nos escuchen". Quien así se expresa es Marc Roselló, presidente de Som Energia, la primera cooperativa española que produce y comercializa energía limpia sin sobrecoste con respecto a la convencional.

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"Queremos ser no sólo una alternativa de consumo, sino promover la participación ciudadana para cambiar el actual modelo energético. Si cada uno de nosotros pide consumir energía verde en casa, a la larga nos tendrán que escuchar" añade Roselló.
 

Entre Girona y Holanda


La historia de Som Energia está ligada a un nombre, el de Gijsbert Huijink. Este profesor holandés llegó a mediados de la década pasada a Girona para trabajar en la Universidad. Al poco de instalarse, Huijink quiso invertir para llevar energía a su casa y pensó que podría producirla él mismo con algunas placas solares. Sabedor de la existencia de cooperativas eléctricas consolidadas en Holanda y otros países europeos, como Alemania y Bélgica, buscó su equivalente en nuestro país, pero se topó con la sorpresa de que no había ninguna.

Ante semejante descubrimiento, Huijink no se rindió. Al contrario: comenzó a imaginar con sus alumnos cómo sería el primer proyecto cooperativo de producción y consumo energético en nuestro país. Estaba sembrando las semillas de Som Energia.

Poco a poco, personas de su entorno en la Universidad de Girona fueron uniéndose a la aventura y en diciembre de 2010, cuando se realizó la asamblea constituyente de la cooperativa, eran ya 150 socios y socias. A finales de ese año la cifra alcanzaba el millar y hoy se sitúa en los 3.500 miembros.



Mirando a Europa



Som Energia trata de reproducir la experiencia exitosa de algunas cooperativas europeas que hoy se han convertido en organizaciones con miles de socios y millones de euros de facturación. Algunos de los ejemplos de referencia son Ecopower en Flandes, que cuenta con 40.000 miembros; Enercoop en Francia, con 9.000; EWS en Alemania, con 110.000; y Greanpeace Energy, también en Alemania, con otros 100.000 clientes.

Cualquier ciudadano que lo desee puede sumarse a la iniciativa de Som Energia como cooperativista y consumidor, y también como inversor en proyectos renovables para desarrollar una economía sostenible. Para ser socio hay que aportar 100 euros al capital social y todos los miembros tienen el mismo voto.

La cooperativa no tiene ánimo de lucro y busca ganar independencia con respecto a las grandes compañías energéticas formando parte de un movimiento de economía solidaria. Su modelo de negocio huye de los gastos en publicidad y los grandes sueldos a directivos, y apuesta más por el trato personal, la gestión y la comunicación vía web y las redes sociales.

Asociarse significa no sólo comprometerse con un consumo responsable, sino implicarse activamente en la transformación del modelo energético actual.



Electricidad verde sin 'sobrecoste'



Som Energia compra en el mercado la energía eléctrica que sus clientes consumen, como lo hacen el resto de comercializadoras. Toda la energía que vende a sus abonados, sin sobrecoste y a un precio similar a la Tarifa de Último Recurso (actualmente 0,14 euros/kilovatio-hora) está garantizada como procedente de renovables a través de los certificados de energía verde. Estos certificados, que son emitidos por la Comisión Nacional de la Energía (CNE), se emiten en función de la demanda de renovables que existe en ese momento, es decir, cuantos más certificados de energía verde compre una comercializadora, más energía procedente de fuentes renovables se producirá. En realidad, la energía que se encuentra en la red no puede diferenciarse entre la que es verde y la que no, pero sí se sabe qué cantidad de la misma procede de fuentes renovables. Eso se conoce gracias a esos certificados emitidos.

Cualquier usuario particular con un consumo menor de 15 kilovatios, viva donde viva, puede recibir energía verde a través de la cooperativa. Con un simple trámite vía web, sin cambios técnicos en la instalación se puede pasar a Som Energía. Podrá elegir entre dos tarifas, la 2.0 y la 2.1, y comenzará a recibir el servicio como si de cualquier otra compañía de las de toda la vida se tratase.

2011 fue el primer año en que Som Energia funcionó plenamente como cooperativa. Su objetivo entonces no era otro que convertirse en una comercializadora de electricidad 100% renovable. Hoy, todos sus esfuerzos se centran en poner en marcha proyectos propios de producción de energía.



Paneles solares y una planta de biogás



"Nuestro objetivo es cubrir el 100% de la demanda de energía de nuestros miembros con los nuevos proyectos propiedad de Som Energia y financiados principalmente por socios de la cooperativa" explica Marc Roselló.

La instalación de una cubierta fotovoltaica de 104 kilovatios en una nave industrial en Lleida fue el primero de estos proyectos. Comenzó a generar electricidad en marzo de este año y hoy produce el equivalente al consumo de 40 familias. Hay planes para seguir instalando placas solares en un almacén, una nave municipal y un polideportivo de Riudarenes, así como en el tejado del pabellón deportivo de Camallera i Llampaies.

Pero la mayor apuesta de la cooperativa ahora mismo es la construcción de una planta de biogás que generaría electricidad a partir de los purines de las granjas. Con un presupuesto que supera los dos millones de euros, sería la primera central de este tipo financiada por la suma de muchos pequeños inversores y abastecería el consumo eléctrico de 1.100 familias.

"A diferencia de la energía solar, el biogás permite la generación de energía de forma mucho más constante y estable, y resuelve, o al menos minimiza, la gestión de residuos de la industria ganadera mediante el aprovechamiento energético" apunta Roselló, quien añade: "Creemos que el nuevo modelo energético tiene que incluir a todas las fuentes renovables y nosotros queremos trabajar con todas las tecnologías disponibles, pero siempre contando con la gente de cada entorno". La cooperativa estudia también poner en marcha un parque eólico en la Alta Anoia.



Seguir creciendo



Después de un año de afianzamiento en Cataluña, Som Energia comienza a expandirse por el resto de España. Las Islas Baleares, la Comunidad Valenciana y Navarra concentran el 30% de sus asociados, frente al 70% que vive en territorio catalán.

"Hemos crecido muy por encima de nuestras expectativas y estamos muy satisfechos con la respuesta que está teniendo el proyecto en estos tiempos de crisis" señala el presidente de Som Energia, Marc Roselló. "Ahora toca seguir trabajando. Queremos seguir poniendo en marcha nuevos proyectos de producción energética y consolidarnos como alternativa de consumo e inversión".

Un 10% de los miembros de Som Energia son también inversores. Sus aportaciones a la empresa de la que forman parte suman ya más de 1.200.000 euros de capital.