A la tercera va la vencida. El ecologista Alexander Van der Bellen ha ganado las elecciones presidenciales celebradas el domingo en Austria con un 53,3% de los votos, frente al 46,7% obtenido por su contrincante, el ultraderechista y euroescéptico, Norbert Hofer, a falta del recuento del voto por correo.

De izquierda liberal y comprometido con la Unión Europea, Van der Bellen, de 72 años, quiere ser el presidente de todos los habitantes de Austria. "Esta campaña ha dividido a la sociedad austríaca y por esa razón mi primera tarea como presidente será cerrar heridas. Me hayan votado o no, seré el presidente de todos", declaraba tras conocerse los resultados.

Van der Bellen, hijo de refugiados, defiende una “Austria abierta y europea” y es contrario a endurecer los requisitos para obtener el asilo político, aunque cree que es necesario un mayor control para que el país pueda integrar a los migrantes. Su candidatura ha recibido el apoyo de los intelectuales y del mundo de la cultura. 

Y se ha impuesto al candidato del Partido de la Libertad de Austria (FPÖ), Norbert Hofer, que está ideológicamente en las antípodas. De discurso populista y xenófobo, este ingeniero aeronáutico de 45 años arremete contra el establishment, la migración –que vincula directamente con el aumento del paro y la criminalidad–, la prestación social a extranjeros o el matrimonio entre personas del mismo sexo. Es, además, un convencido euroescéptico. Hofer ha reconocido su derrota y ha adelantado que volverá a presentarse en 2022.

 

El avance de la extrema derecha

 

El desprestigio de las formaciones tradicionales y la crisis de los refugiados han conseguido polarizar a la sociedad austríaca. Por primera vez después de la Segunda Guerra Mundial, los socialdemócratas y los democristianos, actuales socios en el Gobierno, se han quedado fuera de la carrera presidencial en un país de 8,5 millones de habitantes que el pasado año recibió cerca de 90.000 solicitudes de asilo.

Tras los reveses de la victoria de Donald Trump y del Brexit, la elección de Van der Bellen da oxígeno a Bruselas. Si bien, el resurgir y el avance de la extrema derecha son ya una realidad en muchos países europeos, como es el caso del Frente Nacional de Marie Le Pen en Francia, país que celebrará comicios en 2017.

Con este resultado, se pone punto y final a un largo proceso electoral que arrancó el pasado 24 de abril con la primera vuelta de las elecciones presidenciales. La segunda reñida ronda se celebró el 22 de mayo (Van der Bellen ganó con 50,3% de los votos frente al 49,7% de Hofer), pero el FPÖ impugnó los comicios por irregularidades en el escrutinio y el Tribunal Constitucional le dio la razón. La repetición de los mismos se fijó para el 2 de octubre, pero la convocatoria se tuvo que posponer al 4 de diciembre porque la tira adhesiva de los nuevos sobres electorales no pegaba.