Cultivar plantas que luego almacenan el dióxido de carbono (CO2) que han tomado de la atmósfera, no es una opción viable para contrarrestar el exceso de emisiones por la quema de combustibles fósiles. Según un nuevo estudio, dichas plantaciones tendrían que ser tan grandes que eliminarían la mayoría de los ecosistemas naturales o reducirían la producción de alimentos si se aplican como una opción de retraso en el caso de que no se reduzcan las emisiones.

Sin embargo, el crecimiento de la biomasa en lugares bien seleccionados con mayor riego o fertilización podría apoyar las políticas climáticas de recortes de emisiones de una forma rápida y fuerte para lograr la estabilización del clima con un aumento de temperaturas por debajo de 2ºC.

"Si seguimos quemando carbón y petróleo de la manera que lo hacemos hoy lamentaremos nuestra inacción más tarde. Las cantidades de gases de efecto invernadero que tendríamos que sacar de la atmósfera para estabilizar el clima serían demasiado grandes para manejarlas", dice Lena Boysen Del Potsdam Institute for Climate Impact Research (PIK), Alemania, autora principal del estudio que se publicará en Earth's Future.

Las plantas recogen el CO2 de la atmósfera para construir sus raíces leñosas, tallos y hojas. Se trata de una remoción de dióxido de carbono terrestre de baja tecnología que podría combinarse con mecanismos de almacenamiento de carbono de alta tecnología, por ejemplo, subterráneos.

"Incluso si fuéramos capaces de utilizar plantas productivas como los álamos o pastizales y almacenar el 50% del carbono contenido en su biomasa", dice Boysen, "en el escenario de continuidad del uso de combustibles fósiles sin restricciones, el tamaño de las plantaciones para permanecer en o por debajo de 2° C de calentamiento causaría consecuencias ambientales devastadoras".

Los científicos calculan que las plantaciones hipotéticamente requeridas, de hecho, reemplazarían casi por completo a los ecosistemas naturales de todo el mundo.

Si las reducciones de emisiones de CO2 se reducen moderadamente en línea con las promesas nacionales actuales bajo el Acuerdo Climático de París, las plantaciones de biomasa implementadas a mediados de siglo para extraer el exceso de CO2 restante del aire todavía tendrían que ser enormes.

Riesgo para la seguridad alimentaria

En este escenario, reemplazarían los ecosistemas naturales en tierras fértiles del tamaño de más de un tercio de todos los bosques que tenemos hoy en nuestro planeta. Alternativamente, más de una cuarta parte de las tierras utilizadas para la agricultura, en la actualidad, tendría que ser convertida en plantaciones de biomasa, poniendo en riesgo la seguridad alimentaria mundial.

Sólo las ambiciosas reducciones de emisiones y los avances en las técnicas de gestión de tierras entre 2005 y 2015 podrían evitar la feroz competencia por la tierra. Pero incluso en este escenario de agresiva política de estabilización del clima, sólo los altos aportes de agua, fertilizantes y una maquinaria de almacenamiento de carbono de alta tecnología que captura más del 75% del CO2 extraído podrían limitar el calentamiento a alrededor de 2º C para 2100, con el fin de mejorar en todo el mundo las tecnologías que minimicen las emisiones de carbono derivadas del cultivo, la cosecha, el transporte y la conversión de biomasa y, en particular, de Captura y Almacenamiento de Carbono a largo plazo (CCS).

Hasta ahora, las plantaciones de biomasa como un medio para la eliminación de CO2 han sido a menudo consideradas como un enfoque comparativamente seguro, asequible y eficaz. "Nuestro trabajo demuestra que la remoción de carbono a través de la biosfera no puede utilizarse como una opción de retraso para arreglar el cambio climático, sino que tenemos que actuar ahora usando todas las medidas posibles en lugar de esperar la mejor solución", dice Tim Lenton, de la Universidad de Exeter, Reino Unido.