Activistas de Greenpeace se han manifestado este viernes ante la Embajada de Brasil en Madrid, para denunciar la destrucción de "esta zona tan fundamental para el planeta" y aprovechando la celebración, este 5 de septiembre, del Día de la Amazonía. Para ello, han esparcido cenizas y ramas quemadas por el suelo y han desplegado una pancarta con el mensaje 'Dejad de quemar la Amazonía'.

El objetivo, ha explicado la organización, es demandar al presidente brasileño, Jair Bolsonaro, y a quienes le apoyan, políticas activas contra los incendios en esta selva tropical, por la que circula el 20% de todo el agua dulce del planeta, que alberga el 15% de todas las especies de plantas terrestres conocidas y en torno al 10% de los mamíferos.

"Mientras el presidente Bolsonaro sigue negando que la Amazonia esté en llamas y haciendo maniobras de marketing, como el despliegue del ejército para combatir la destrucción de la selva, ésta sigue ardiendo", ha denunciado Miguel Ángel Soto, portavoz de la Campaña de Bosques de Greenpeace España.

“Los incendios en la Amazonía están provocados por el sector agropecuario, que busca extender la superficie de pastos para el ganado y, en menor medida, cultivar soja. Esto no sería posible si entidades financieras como el Banco Santander Brasil dejaran de apoyar a esta industria”, ha señalado Soto. 

A su juicio, "la falta de gobernanza en Brasil no solo afecta a la selva" y "al impacto de la crisis ambiental, se suma la crisis sanitaria provocada por  la Covid19, que está afectando a grupos vulnerables como los pueblos indígenas y las comunidades tradicionales".

Como ya ocurriera en 2019, a la grave situación generada por los incendios forestales en la Amazonia, se han sumado los devastadores efectos del fuego en Siberia y el Lejano Oriente de Rusia, emitiendo grandes cantidades de dióxido de carbono a la atmósfera. El crecimiento en el número de incendios del Ártico es una tendencia constante en los últimos dos años. Los intensos incendios en las regiones septentrionales aceleran el derretimiento del permafrost y el hielo del Ártico, aumentando la liberación de metano y dióxido de carbono remanentes. Como en el caso de los incendios en la selva amazónica, la destrucción de los bosques boreales son una amenaza para la humanidad en su conjunto.

29.308 focos de incendio en la Amazonia, en agosto

 

Durante la acción, Greenpeace ha entregado una carta, dirigida al Embajador de Brasil en Madrid, con nuevas imágenes de los incendios, tomadas entre el 16 y el 21 de agosto en un sobrevuelo de Greenpeace Brasil sobre la selva. Según apuntan los ecologistas, las imágenes muestran una destrucción generalizada, incluso en las áreas protegidas, a pesar de la orden del gobierno brasileño de prohibir los incendios en la región desde el 16 de julio.

A través de un comunicado, recogido por Europa Press, Greenpeace aporta datos de la agencia aeroespacial brasileña, que determinan que, durante el pasado mes de agosto, se han registrado 29.308 focos de incendio en la Amazonia, la segunda tasa más alta de los últimos 10 años. Pero el dato real, indica la organización, podría ser superior, ya que el satélite de la NASA, utilizado para recoger datos oficiales sobre el número diario de focos de incendio ha comunicado problemas técnicos durante mediados del mes de agosto.

La explotación de la naturaleza como causa de las crisis sanitaria, climática y de biodiversidad

 

Desde la organización recuerdan que la explotación de la naturaleza y de las personas es una de las principales causas de las actuales crisis sanitaria, climática y de biodiversidad.

Es por ello, que Greenpeace exige a los gobiernos y las empresas que pongan fin su relación con los negocios que destruyen los bosques, reduzcan drásticamente el consumo de carne y productos lácteos y establezcan políticas de comercio internacional que favorezcan economías resilientes, que tengan en cuenta a la gente y los límites biofísicos del planeta.