La cuestión de por qué la desigualdad es tan difícil de eliminar inspiró a Adrian Bejan, profesor de Ingeniería Mecánica en la Universidad de Duke, en Durham, Carolina del Norte, Estados Unidos, que en 1996 descubrió la Ley Constructal –una ley fundamental de las más recientes de la física–.

La Ley Constructal de Bejan aborda el principio fundamental de la física que subyace a la evolución de los sistemas de flujo a medida que cambian de diseño a lo largo del tiempo para aumentar el acceso al flujo.

Revela que los patrones de flujo "ramificados en forma de árbol" gobiernan la estructura de todo el universo, de forma más claramente evidente en ríos, redes neuronales, rayos, circuitos eléctricos y árboles. "La Ley Constructal extiende el poder de la física sobre todos los fenómenos del diseño evolutivo y la organización, desde la geofísica a la biología, la tecnología y la organización social", dice Bejan.

Ahora, con un nuevo trabajo publicado en el Journal of Applied Physics, Bejan y Marcelo Errera, profesor de Ingeniería Ambiental en la Universidad Federal de Paraná, en Brasil, aportan otra contribución fundamental a la física. Al unificar la física con la economía a través de la Ley Constructal, revelaron que la distribución de la riqueza está estrechamente ligada al movimiento evolutivo de todos los "flujos" de la sociedad
"Es un tributo al poder de la física –señala Bejan–. La economía y la organización social son la física".

Estos expertos lo demuestran a través de dos arquitecturas: las cuencas fluviales y el movimiento de mercancías. Bejan explica que "la arquitectura del flujo físico emergente es jerárquica en la superficie de la Tierra y se encuentra en todo lo que fluye dentro de los cuerpos humanos, el movimiento de los seres humanos y sus pertenencias, y los motores que impulsan el movimiento".

Entonces, ¿por qué la desigualdad en la riqueza ha sido notoriamente difícil de eliminar? "Desde la física, es realmente fácil –subraya Bejan–. Usted puede haber notado que la riqueza anual, también conocida como producto interno bruto (PIB), es esencialmente proporcional a la energía útil o 'trabajo y movimiento' generados por un grupo o territorio, por lo que se puede pensar en la riqueza como movimiento. También se reconoce el movimiento (riqueza) como desigualdad que es jerárquica".

Este hallazgo es "fundamental para la física, porque muestra que el concepto económico de la riqueza tiene una base física, que se puede medir como trabajo, combustible consumido o movimiento efectuado por el combustible, la comida y el trabajo", explica. "Esto une la economía y la física. La equivalencia entre la riqueza y el movimiento es correcta en el sentido más amplio: existen valores atípicos y sin duda la equivalencia es evolutiva porque la riqueza y el uso de combustible están aumentando con el tiempo", añade.

La desigualdad es un término negativo y tal vez no sea la mejor palabra para describir la distribución de la riqueza. "La distribución no uniforme del flujo o del movimiento es el término físico correcto, que es sinónimo de la distribución no uniforme de la riqueza entre la población –apunta Bejan–. Pero la falta de uniformidad del flujo es realmente un descriptor del carácter jerárquico de la arquitectura del flujo del árbol, que es natural y ocurre por sí solo cada día".

 

Mitigar la manifestación de la desigualdad

 

Uno de los conceptos centrales implicados en el trabajo de Bejan y de Errera es la jerarquía, que se produce cuando muchos pequeños artículos y algunos grandes fluyen juntos contra el flujo en la competición unos con otros. "Fluyen en armonía, con los muchos pequeños sosteniendo los pocos grandes, y los grandes facilitando el movimiento de los pequeños", especifica Bejan.

"Imagine una cuenca fluvial con sus muchos pequeños afluentes fluyendo juntos a unos cuantos ríos grandes: Mississippi, Missouri y Ohio. Ellos fluyen juntos porque esta unidad de la arquitectura, la totalidad de ella, es lo que lleva el agua de lluvia de las llanuras a las bocas de los grandes ríos", pone como ejemplo Bejan, quien antes de convertirse en ingeniero, era una estrella de baloncesto en Rumanía, y del "sistema de flujo vivo" de la cancha de baloncesto se enteró de que "la pelota fluye a través de canales no rígidos que son jerárquicos y constantemente cambiando", relata.

Cada arquitectura de flujo en la Tierra sigue el mismo orden, que es una tendencia natural a querer fluir más fácilmente. "La organización social es más complicada, pero es toda física", apunta Bejan. En términos de desigualdad en la riqueza, Bejan y Errera muestran que la distribución no uniforme del movimiento (riqueza) se acentúa a medida que una economía se vuelve más desarrollada: su arquitectura de flujo se vuelve más compleja con el propósito de cubrir intersticios cada vez más pequeños de todo el territorio.

"La complejidad relativamente modesta es necesaria para que la no uniformidad en la distribución del movimiento (riqueza) sea evidente", afirma Bejan. A medida que la riqueza en el mundo se vuelve cada vez más desequilibrada, la esperanza de Bejan es que su trabajo propone la posibilidad de empoderar a las personas de manera más uniforme para reducir la flagrante disparidad de la riqueza a menudo en exhibición dentro de ciudades o áreas rurales.

"Pone la carga en los ciudadanos, las escuelas, las empresas, y el gobierno para acelerar el proceso de crear diseños para servir mejor a sociedad, más eficazmente y con mucha más confianza", agrega Bejan, quien planea explorar maneras de mitigar la manifestación de la desigualdad de la riqueza.