Cuatro científicos han alertado, en un artículo publicado en Issues in Science and Technology, de los riesgos de criar pulpos en piscifactorías, como ya hacen varios países, incluida España.

"A medida que crece la demanda mundial de pulpos, especialmente en los mercados ricos, también lo hacen los esfuerzos para cultivarlos. Creemos que los pulpos están particularmente mal adaptados a una vida en cautiverio y producción en masa, por razones tanto éticas como ecológicas", señala el documento, firmado por dos ambientalistas, un filósofo y un psicólogo.

Entre las razones éticas por las que se muestran en contra de la cría de pulpos, mencionan su capacidad de exhibir "complejidad cognitiva y conductual", además de ser animales que parecen capaces de experimentar dolor y sufrimiento. Y recuerdan que la Declaración de Cambridge de 2012 sobre la conciencia destacó a los pulpos como el único invertebrado capaz de la experiencia consciente.

Así, la evidencia existente sugiere, según los expertos, que "los sistemas de cultivo intensivo probablemente estén asociados con altas tasas de mortalidad y mayor agresión, infección parasitaria y una gran cantidad de problemas del tracto digestivo".

Y al ser animales con sistemas nerviosos sofisticados y cerebros grandes, necesitarían en dichas piscifactorías "altos niveles de estimulación cognitiva, así como oportunidades para explorar, manipular y controlar su entorno" y "los sistemas agrícolas intensivos son inevitablemente hostiles a estos atributos".

España, líder en Europa

Además, los científicos sostienen que, "al igual que otras actividades acuícolas carnívoras, el cultivo de pulpos aumentaría, no aliviaría la presión sobre los animales acuáticos silvestres".

"Los pulpos tienen una tasa de conversión de alimentos de al menos 3:1, lo que significa que el peso del alimento necesario para sostenerlos es aproximadamente tres veces el peso del animal", explican en el texto.

Por lo que "dado el agotado estado de la pesca mundial y los desafíos de proporcionar una nutrición adecuada a una población humana en crecimiento, el aumento de la cría de especies carnívoras como el pulpo actuará en contra del objetivo de mejorar la seguridad alimentaria mundial", añaden.

Según recoge el artículo, Asia representa dos tercios de la captura mundial reportada de pulpos, y solo China representa más de un tercio. Los principales importadores son Japón, Corea y los países del norte del Mediterráneo (especialmente España, Grecia, Portugal e Italia). La demanda también está creciendo en China, Estados Unidos y Australia.

En el caso de la UE, España lidera el camino en cuanto a cría de pulpos en piscifactorías, según expone el documento, pues asegura que la producción española de Octopus vulgaris se realiza actualmente, al menos de manera experimental, en tanques en tierra, en redes de mar abierto y en 'ranchos' donde los pulpos capturados en la naturaleza se crían en cautiverio, siendo el Instituto Español de Oceanografía (IE) en Vigo el que ha llevado a cabo la mayor parte de las investigaciones publicadas sobre el cultivo de pulpos.

También se están realizando investigaciones en Portugal y Grecia y la cría de pulpos se está probando, asimismo, en Italia y Australia. Del mismo modo, una granja en la península de Yucatán, en México, ha cultivado con éxito otra especie, Octopus maya, y los intentos de cultivar pulpos están en marcha en otras partes de América Latina, incluido Chile. En China se están cultivando experimentalmente hasta ocho especies diferentes de pulpos. Lo mismo sucede en Japón.

Por todo ello, los científicos piden a gobiernos, empresas privadas e instituciones académicas que "dejen de invertir en el cultivo de pulpos ahora y en su lugar centren sus esfuerzos en lograr un futuro verdaderamente sostenible y compasivo para la producción de alimentos".