Menos de una semana después de la puesta en marcha del controvertido proyecto Madrid Central de restricciones al tráfico en el corazón de la capital, el Ayuntamiento madrileño tuvo que activar por segunda vez este año el protocolo anticontaminación: justo antes del puente de la Constitución, se prohibió a los vehículos pasar de los 70 km/h en la M-30 y en los accesos en el interior de la M-40, tras haberse superado la noche del martes los niveles de alta concentración de dióxido de nitrógeno (NO2).

Además, desde el jueves, día festivo, se aplicó la prohibición de aparcar en la zona SER (Servicio de Estacionamiento Regulado) a los vehículos que no fueran 'cero emisiones'. El protocolo aplicado fue el aprobado en 2016, dado que el reformado este año, más restrictivo, está suspendido administrativamente a requerimiento de la Comunidad de Madrid, del PP, que culpó al Ayuntamiento de izquierdas de no haberla informado previamente.

El objetivo final es que los niveles de gases y partículas caigan hasta en un 40%

Seis días antes de aplicar el protocolo, había entrado en vigor Madrid Central, un plan de limitación de acceso de vehículos en una zona de 472 hectáreas en el centro de la ciudad, con el que el consistorio que preside Manuel Carmena, de la coalición Ahora Madrid (integrada por Podemos, Ganemos Madrid e independientes) espera reducir hasta en un 40% los elevados niveles de polución atmosférica que sufre de forma recurrente la urbe.

El objetivo del plan es terminar con el tránsito de paso por el centro. Desde el 30 de noviembre, solamente pueden acceder y circular libremente por el área Madrid Central los vehículos de los empadronados en ella, que pueden aparcar como venían haciendo en sus barrios, y los invitados de los mismos, y los vehículos con etiqueta ambiental 'cero' y 'eco'. Todas las plazas de estacionamiento del distrito se han convertido en zona verde para residentes y ya no existen plazas de rotación.

Los pésimos augurios de los detractores de la medida, los partidos de la oposición y agrupaciones de comerciantes, sobre el caos y las pérdidas económicas que causarían los posibles colapsos del tráfico en los accesos a la capital y la supuesta menor afluencia de visitantes a las zonas comerciales del centro no se vieron en absoluto confirmados. Aquel primer día, el tráfico por el centro fue fluido, y las ampliadas aceras de la Gran Vía y las calles de Madrid Central (que ganarán en conjunto 22.000 metros cuadrados de espacio para pasear) se vieron ocupadas por gran número de transeúntes.

“Se observa una reducción muy significativa del tráfico durante la hora punta en toda la zona de Madrid Central con disminuciones generalizadas de entre el 10% y el 45%. No se ha producido mayor carga en el perímetro de Madrid Central. En la M-30 se observa un leve aumento de la intensidad no significativo”, informó el Ayuntamiento en una nota oficial.

10.000 pasajeros diarios más

Asimismo, el gobierno local destacaba que también se había notado “una mejoría del servicio de (los autobuses) de la EMT” (Empresa Municipal de Transportes), cuyas líneas que acceden a la zona se han reforzado. “Comparado con el viernes pasado, 23 de noviembre, los tiempos de recorrido de las líneas de EMT en el ámbito de Madrid Central han descendido un 24,2%; en las líneas de acceso a la zona de bajas emisiones los tiempos han descendido un 22,6%. A la vez, ha aumentado notoriamente la velocidad de las líneas: un 22% en el área y un 21,7% en las rutas que acceden a Madrid Central”, señaló el Ayuntamiento.

Once días después, el gobierno de la ciudad pasaba balance de la medida anteayer martes: según sus datos, el tráfico ha disminuido tanto en el interior del área restringida como en el perímetro, los autobuses han transportado a 10.000 viajeros más los días laborables y el servicio público de bicicletas Bicimad ha visto aumentar un 20% su uso en la zona. La circulación en la Gran Vía ha bajado un 30,48% respecto a las mismas fechas del año pasado, en el perímetro de Madrid Central la media de descenso de la intensidad ha sido del 2% y solo en la M-30 ha subido el tráfico un 1,6%.

Además, siempre con los datos municipales, 160.000 peatones circulan cada día por la remozada Gran Vía, las líneas de la EMT han notado mejoras de su velocidad comercial de hasta un 20% y los residentes ya han gestionado 4.754 autorizaciones puntuales de tránsito y aparcamiento para sus invitados.

Seis días después se tuvo que aplicar de nuevo el protocolo de emergencia

Sin embargo, Madrid Central no ha podido evitar un nuevo episodio de alta contaminación atmosférica, lo que ha dado alas a la oposición para cuestionar la eficacia del plan. La Comunidad de Madrid asegura que, durante la primera semana de Madrid Central, la contaminación dentro del área aumentó nada menos que un 63%, basándose en los datos de dióxido de nitrógeno de dos estaciones de captación de datos.

La coordinadora general de Medio Ambiente, Sostenibilidad y Movilidad del Ayuntamiento, Paz Valiente, replicó que “una cosa es la media anual de polución y otra las superaciones de niveles horarios” y añadió que en ambos registros, “los datos de 2018 han sido mejores que en 2017, por lo que la tendencia, que es lo importante, es buena”.

La activación la semana pasada del protocolo anticontaminación por primera vez desde enero ha desatado un alud de críticas desde la oposición dado que la batalla por la calidad del aire es el principal objetivo declarado de Madrid Central. “Las políticas de Podemos y de los que venían a mejorar la salud de los madrileños siguen empeorando la calidad del aire en Madrid”, se aprestó a publicar el portavoz del PP José Luis Martínez-Almeida. Y desde Ciudadanos, Begoña Villacís usó la ironía: “ha funcionado tan bien tan bien, que mañana toca protocolo anticontaminación”.

La concejal Valiente contraataca recordando que ya se dijo que los efectos del plan en este terreno “no serían inmediatos, aunque se haya reducido el tráfico”, porque “la contaminación siempre hay que estudiarla en periodos largos de tiempo y observar su tendencia” dado que la polución “depende mucho del viento y de la meteorología”. Y la semana pasada el anticiclón no ayudó.