El año que termina ha sido el mejor desde el punto de vista de la superficie afectada por los incendios forestales del decenio y el segundo mejor desde 1963. Hay que felicitarse por ello, aunque no bajar la guardia. No solamente se han preservado muchos pulmones verdes y rica biodiversidad, además de evitarse la destrucción de propiedades e infraestructuras, y no ha habido que lamentar pérdidas de vidas humanas o de muchos animales domésticos y salvajes. También se han evitado ingentes emisiones de gases de efecto invernadero que empeorarían el cambio climático, que a su vez favorece los incendios en una espiral infernal que se retroalimenta.

Según el estudio Perdidos en el humo. Impacto climático de los incendios forestales presentado por Greenpeace ante la reciente Cumbre del Clima de Katowice (Polonia), las emisiones brutas de CO2 generadas por los siniestros suponen en su conjunto mundial más del doble de las que genera la producción de las industrias de combustibles fósiles combinadas de la Unión Europea en 2016, lo que equivale a casi el 25% de las emisiones anuales de CO2 de los combustibles fósiles.

Se trataría de unas 8 gigatoneladas de CO2 al año, que no se tienen en cuenta a la hora de calcular las emisiones de los distintos gobiernos. El informe recoge casos de estudio de los países más deforestados, como Brasil, Rusia e Indonesia, con extensiones inmensas de bosque tropical y boreal que son clave para afrontar el cambio climático. "Las emisiones de CO2 producidas en los incendios se se subestiman seriamente a través de una combinación de monitoreo ineficaz e informes inexactos", indica el estudio. Así, según Greenpeace Rusia, el gobierno de Moscú no informa de las emisiones en cerca de un 23% de los bosques del país más extenso del planeta.

"El cambio climático inducido por el ser humano está alimentando incendios y los incendios aceleran el cambio climático, es hora de romper el ciclo", dijo Anton Beneslavskiy, responsable de incendios forestales en Greenpeace Rusia. “Los incendios forestales son una amenaza, pero también una oportunidad. Debido a que la mayoría de los siniestros en Brasil, Rusia e Indonesia, por ejemplo, son causados por personas, pueden prevenirse y evitarse así una gran cantidad de emisiones", argumenta.

Greenpeace reclamó en Katowice a los dirigentes mundiales que tengan en cuenta este aspecto si de verdad se quiere evitar que el planeta se recaliente más de 1,5 grados a finales de siglo. El Panel Intergubernamental de Expertos sobre el cambio climático de la ONU “debe proporcionar orientación sobre cómo calcular las áreas quemadas, y cómo eliminar las lagunas que permiten a los gobiernos excluir las emisiones de carbono de los incendios en tierras no administradas definidas de manera flexible, y que deben ser consignadas en los informes nacionales”, opina la organización ecologista.