En los últimos años, el número de pingüinos de ojo amarillo (Megadyptes antipodes) ha disminuido drásticamente, con solo 246 parejas reproductoras encontradas recientemente en la costa de la Isla Sur en Nueva Zelanda. Además, la población en Whenua Hou (Codfish Island) ha disminuido en casi el 50% en el último año.

Estos pingüinos se enfrentan a una serie de amenazas, como el cambio climático, las enfermedades, la degradación del hábitat y las redes de pesca. “Las aves como los pingüinos son incapaces de ver la malla fina bajo el agua, y se enredan y se ahogan”, dice Karen Baird, coautora de un trabajo publicado en la revista Endangered Species Research e investigadora en el Forest & Bird y el BirdLife International Marine Programme.

El estudio supone la primera revisión global de la captura accidental de estas aves que señala las artes de pesca con redes de enmalle como las principales culpables de la mayoría de las muertes de estos pingüinos en Nueva Zelanda. Pero según los expertos, estas muertes podrían evitarse fácilmente.

En los últimos 20 años, la poblaciones de pingüinos de ojo amarillo han disminuido en un 76%. Hemos llegado al punto en que cada ave cuenta”, dice Ursula Ellenberg, científica en el departamento de Ecología de La Trobe University (Australia) y coautora del estudio.

Hasta ahora, debido al bajo número de observadores que controlaban las embarcaciones, se estimaba que las redes mataban una media de 35 pingüinos de ojos amarillos al año. Pero la realidad es muy distinta, porque solo se han investigado un 3% de los 330 barcos comerciales que navegan por aguas neozelandesas.

 

Una atención urgente

 

Para Forest & Bird, es una prioridad actuar para proteger a estas aves de la pesca comercial, ya que el riesgo es en realidad alto. “Prevenir sus muertes en las pesquerías es importante para salvar a esta especie de la extinción”, recalca Baird.

La investigación hace una serie de recomendaciones para abordar el problema. Entre ellas sugiere incluir un mayor número de observadores y monitorizar por vídeo las embarcaciones, y gestionar los barcos sobre todo en las áreas de alimentación de estos pingüinos.

“Queremos que los barcos en el hábitat de pingüinos de ojo amarillo tengan observadores o cámaras a bordo, para que podamos entender mejor lo que está sucediendo”, señalan los autores, para quienes la situación es tan grave que sería necesario cerrar el acceso a las embarcaciones en áreas claves. “Sin una acción urgente, perderemos por completo los pingüinos de ojo amarillo del continente”, lamentan.