Un total de 34 linces han muerto en España en 2017, 21 fueron atropellados y al menos 5 murieron por culpa de los furtivos, tras el hallazgo esta misma semana de una hembra tiroteada por técnicos del proyecto Life Iberlince en Villafranca de Córdoba.

Para WWF, este ha sido un "año terrible" para el lince a pesar de los avances en sus poblaciones y la mayor organización ambientalista del mundo insta a terminar con estas muertes provocadas por causas humanas.

Los técnicos del Proyecto Life Iberlince hallaron el pasado martes el cadáver de Niebla, una hembra de lince ibérico que estaba incluida dentro del programa de radioseguimiento que mostraba señal de inactividad y que posteriormente confirmó los peores pronósticos.

Según los técnicos del programa, Niebla fue liberada el pasado 30 de enero en la finca La Ventilla en Villafranca de Córdoba. Niebla era hija de Kilimanjaro y Coscoja y procedía del centro de cría en cautividad de La Olivilla de Santa Elena (Jaén).

En un primer análisis, el animal no presentaba signos de violencia, pero tras practicarle una necropsia se comprobó que el cuerpo albergaba "unos 35 plomos", en referencia a impactos de perdigones, lo que hace constatar que tras su muerte está la mano del hombre.

WWF destaca no obstante los "frutos" del programa de recuperación y reintroducción de la especie, que ha pasado a contar con más de 475 ejemplares en 2017, cuando en 2002 quedaba menos de un centenar.

Durante el año 2016 nacieron 34 cachorros en libertad y la especie ha pasado de la categoría de "en peligro crítico de extinción" a la categoría inferior de "en peligro".

Población en aumento

Las mayores poblaciones se encuentran en espacios protegidos como Doñana o Sierra Morena, donde hay cámaras trampa para observar a los distintos ejemplares, a los que prácticamente se conoce por su nombre, por lo que la ONG considera que su recuperación "no está en peligro".

En total, el último censo señala que hay 475 linces y se espera que al final de 2017 -cuando se actualice el próximo censo- se superen los 500 ejemplares, pero el alto número de linces muertos ha disparado todas las alarmas.

A escasos tres días de terminar el año, el responsable del programa Iberlince de WWF España, Ramón Pérez de Ayala, ve "desesperante" el número de los atropellos en Andalucía. "Hay que empezar a pensar en proyectos específicos no para la conservación de las vías, sino para hacer más verdes las infraestructuras", precisa.

En este contexto, el responsable del programa de Especies de WWF España, Luis Suárez, advierte de que la recuperación del lince puede verse ralentizada por estas muertes causadas de forma directa por el ser humano. "Es urgente poner fin a estos problemas para poder afrontar los verdaderos retos del futuro de la especie, como son la conservación del conejo y la conectividad entre poblaciones dispersas", ha reclamado.

Suárez denuncia la persistencia de puntos negros en las carreteras, ya que de los 12 linces atropellados en Andalucía, ocho han muerto en tres puntos de la A-IV, la N-420 y la A-301, que son competencia del Ministerio de Fomento, y en Castilla-La Mancha, donde han sido atropellados siete linces, tres de ellos en la misma carretera.

Por ello, la ONG denuncia que el Gobierno no ha puesto en marcha las "grandes obras prometidas" a pesar de tener financiación de las autoridades europeas y nacionales y, a nivel autonómico, insta a Andalucía y Castilla-La Mancha a incrementar sus esfuerzos para arreglar carreteras y construir pasos de fauna.

El secretario general de WWF, Juan Carlos del Olmo, considera que es "un escándalo y una vergüenza que sigan muriendo linces en puntos de carreteras denunciados reiteradamente". La ONG prevé denunciar a España ante la Comisión Europea por no arreglar los puntos negros identificados para evitar los atropellos.