Donald Trump cumplió su amenaza y la 23ª Cumbre del Clima que se inició el lunes en la antigua capital federal alemana de Bonn es la primera en la que se registra la sonada ausencia de Estados Unidos, cuyo presidente ratificó el 1 de junio la retirada de la primera potencia mundial del acuerdo suscrito en París hace dos años por casi 200 países, el suyo incluido.

El aislamiento norteamericano se hace mayor con la reciente firma del tratado por parte de Nicaragua, lo que convierte a Estados Unidos, junto con una Siria en guerra desde hace seis años, en la única nación del globo que permanece al margen de la lucha contra el calentamiento global.

La entrada en vigor de los Acuerdos de París cumplió un año el pasado sábado. En su primer aniversario, el tratado universal para la lucha contra el cambio climático ha sido ratificado ya por 169 de los más de 190 países que lo firmaron y también por la Unión Europea. El documento tiene como objetivo frenar el incremento de la temperatura media del planeta mediante la reducción de emisiones dióxido de carbono (CO2) y otros gases generados por las actividades humanas, principalmente por la quema de combustibles fósiles.

Con la firma de Nicaragua, sólo Estados Unidos y Siria quedan fuera del pacto

En virtud del pacto, Washington –entonces bajo la presidencia de Barack Obama– se comprometió a reducir para 2025 sus emisiones en un rango de entre el 26% y el 28% con respecto a los niveles de 2005, lo que si Trump mantiene sus promesas quedará olvidado para siempre, lo que amenaza con impedir el cumplimento del objetivo global, pues Estados Unidos es el segundo país más contaminador del planeta.

A finales de octubre se dieron a conocer los datos de acumulación de dióxido de carbono (CO2) atmosférico de 2016, que revelaron un récord en cuanto a concentraciones de este gas de efecto invernadero. Según informó la Organización Meteorológica Mundial (OMM) de la ONU en su boletín anual sobre la materia se alcanzaron 403,3 partes por millón (ppm), por encima de 2015, cuando fueron 400 ppm.

De acuerdo con estos cálculos, los mayores emisiones globales gases de efecto invernadero son China (20,09%) y los Estados Unidos (17,89%), seguidos ya a gran distancia por India (4,10%), Japón (3,79%), Alemania (2,56%), Brasil (2,48%), Canadá (1,95%), Corea del Sur (1,85%), México (1,70%), el Reino Unido (1,55%), Indonesia (1,49%), Australia y Sudáfrica (1,46% cada una), Francia (1,34%), Italia (1,18%), Polonia (1,06%) y Ucrania (1,04%).

Tales niveles de CO2 no se habían registrado en la atmósfera terrestre desde tiempos muy remotos, anteriores a la aparición de nuestra especie. De mantenerse estas cifras, se podrían sumar tres grados a las temperaturas medias del planeta (el objetivo de París era no superar los dos grados), lo que conllevaría el deshielo de los polos y podría elevar hasta 20 metros el nivel medio del mar.

Un planeta inhóspito

El secretario general de la OMM, Petteri Taalas, advertía de que si no se reducen "rápidamente" las emisiones de gases de efecto invernadero, el planeta se verá abocado a "un peligroso aumento de la temperatura hacia finales de este siglo, muy por encima de la meta fijada en el Acuerdo de París", de modo que las generaciones futuras podrían heredar un planeta "que resultará sumamente inhóspito". "No existe ninguna varita mágica para eliminar el CO2 de la atmósfera", recordaba, así que no hay otra opción que reducir al máximo las emisiones.

Según Taalas, la última vez que la Tierra registró una concentración de CO2 comparable fue hace entre 3 y 5 millones de años y entonces la temperatura era entre 2º C a 3º C más cálida y el nivel del mar estaba entre 10 y 20 metros por encima del actual.

El boletín de la OMM señala claramente que las principales emisiones de CO2 humano provienen de fuentes como el carbón, el petróleo, el cemento y la deforestación, factores cuyos efectos habría dado un mayor impulso el patrón climático de El Niño. Las concentraciones de CO2 en la atmósfera aumentaron en 2016 a una velocidad récord y los cambios bruscos en la atmósfera en los últimos años no tienen precedentes, subraya la agencia meteorológica de la ONU.

Los niveles de CO2 en la atmósfera son los más altos en 3 a 5 millones de años

El 1 de noviembre se instaba desde la ONU a gobiernos y empresas a tomar medidas de carácter "urgente" para poder cumplir con los objetivos climáticos acordados en París, según recogía el VIII Informe de Brecha de Emisiones (del inglés Emissions Gap Report) del organismo internacional, publicado con motivo de la 23ª Cumbre del Clima.

El director de Medio Ambiente de la ONU, Erik Solheim, no duda en calificar la situación como “inaceptable”. “Un año después de la entrada en vigor del Acuerdo de París, aún nos encontramos en una situación en la que no estamos haciendo lo suficiente para salvar a cientos de millones de personas de un futuro miserable". Y añadía rotundo: "Si invertimos en las tecnologías correctas, asegurando que el sector privado participe, aún podemos cumplir la promesa que hicimos a nuestros hijos de proteger su futuro. Pero tenemos que abordar el caso ahora".

Solheim expresó su preocupación por la retirada de Washington de los acuerdos climáticos: "Si los Estados Unidos cumplieran con su intención declarada de abandonar el Acuerdo de París en 2020, la situación podría resultar aún más sombría".

Una tasa cientos de veces más rápida

A la COP 23 (siglas reducidas de Conferencia de las Partes de la Convención Marco de Naciones Unidas sobre el Cambio Climático), que se desarrollará entre el pasado lunes y el próximo día 17, asisten en torno a 25.000 personas de todo el mundo entre delegaciones gubernamentales, de organismos internacionales, de empresas, de la sociedad civil y de ONG. Todos los estados miembros de la ONU están representados excepto los mencionados Estados Unidos y Siria.

¿Qué importancia tiene que Estados Unidos se haya retirado de los acuerdos de París? Según Pieter Tans, científico principal de la Red de Referencia Global de Gases de Efecto Invernadero de la agencia meteorológica federal estadounidense (NOAA, en sus siglas en inglés), "la tasa de crecimiento de CO2 durante la última década es de 100 a 200 veces más rápida que la experimentada por la Tierra desde la última Edad de Hielo".

La primera potencia mundial causa casi la quinta parte de las emisiones globales

Estados Unidos es el segundo país más contaminante del mundo, sólo por detrás de China. Los expertos estiman que emite a la atmósfera casi una quinta parte de los gases producidos en todo el planeta, por lo que su implicación en la lucha climática es imprescindible para lograr reducir de forma significativa los niveles actuales de gases de efecto invernadero.

La directora de Greenpeace Internacional, Jennifer Morgan, considera que la decisión de Trump de retirarse de París "fracasó espectacularmente" y provocó una "oleada de apoyos" para la acción climática global. Morgan confía en que "ya no hay vuelta atrás y no habrá renegociación del tratado, y ese mensaje debe quedar claro en la COP 23. Esperamos que surjan nuevos líderes en Bonn, donde los ojos del mundo estarán centrados en la Unión Europea, China y otros". Desde Greenpeace se insta a España a asumir sus responsabilidades contra el cambio climático y a planificar el abandono progresivo y ordenado de las energías sucias, como el carbón.

El gobierno de Mariano Rajoy suspende sin paliativos en este terreno: es uno de los que menos ha avanzado en esta materia en Europa: a diferencia de lo que se está logrando en la mayor parte del continente, las emisiones no se han reducido, y además los organismos que deben velar por el cumplimiento de los compromisos han visto recortados sus presupuestos y casi un año después de su asunción del poder ni tan siquiera se ha empezado a redactar la Ley de Cambio Climático prometida por el Partido Popular en su campaña electoral.