Arrancar prácticamente toda la vegetación de Mallorca. Convertir la isla en un desierto. Esta es la tajante receta que plantea un informe de la Unión Europea como única forma de combatir la plaga de Xylella fastidiosaque infecta los olivos y otras especies vegetales del territorio insular. Igualmente, las autoridades comunitarias abogan por erradicar toda la vegetación afectada de la comarca alicantina de La Marina Baixa, donde se hallan localidades turísticas tan importantes como Benidorm, Altea o Villajoyosa.

La Xylella fastidiosa es una bacteria que resulta tan letal para algunas especies leñosas que ha sido bautizada como el Ébola de los olivos. Este microorganismo unicelular se reproduce en el interior del sistema circulatorio de los vegetales de forma tan masiva que llega a obstruirlo impidiendo el flujo de la savia, que transporta el agua y las sales minerales de los que se nutren. La planta infectada se marchita de forma generalizada, pierde paulatinamente las hojas y ramas y, finalmente, muere.

La plaga ha matado más de un millón de árboles en los olivares del sur de Italia

Varios géneros de insectos hemípteros como los cicadélidos o los cercópidos, que se alimentan de la savia de las plantas, transmiten la plaga de un ejemplar a otro. La dificultad de combatirla y de aislarla en laboratorio y sus terribles efectos sobre los cultivos llevaron a los científicos a ponerle a esta bacteria, de la que se han identificado ya diversas subespecies, el peculiar 'apellido' de su nombre científico.

Y se ha podido confirmar que Xylella fastidiosa puede infectar a unas 300 especies de plantas distintas, siendo las principales, además de los olivos, las vides, cítricos, almendros, melocotoneros y otros frutales de hueso, la planta del café, adelfas y hasta plantas aromáticas como el romero, pudiendo acabar con todos los ejemplares que habitan en un territorio, sin excepción, en cuanto lo coloniza.

Tras haber causado un daño devastador en el sur de Italia, primer país europeo afectado (concretamente en la región de Apulia, a donde llegó en 2013 seguramente a través de plantas ornamentales procedentes de Costa Rica y donde ha acabado con más de un millón de olivos), la plaga ha extendido su radio de acción al sur de Francia (donde hay 340 focos en Córcega y 20 en la Provenza, aunque no en olivos ni otros cultivos comerciales), Alemania (donde sólo ha afectado por ahora a cuatro plantas de maceta en un vivero de Sajonia) y España.

Primeros casos en la península

En octubre del año pasado se notificó el primer brote en territorio español en Mallorca. Se detectó la infección en tres cerezos jóvenes en un centro de jardinería de Porto Cristo. Pero la bacteria ya se había expandido mucho más allá. A primeros de setiembre se habían contabilizado más de 280 casos –de olivos y acebuches, que son olivos silvestres cultivados, almendros y vides–, muy repartidos por toda la isla, además de 88 en Ibiza y 63 en Menorca. Formentera se mantiene hasta ahora libre de la plaga.

Y de Baleares, la bacteria saltó fácilmente a la cercana península (aunque no se ha podido demostrar que el origen del foco peninsular fueran las islas, desde donde en enero se prohibió exportar ningún material vegetal vivo). El 30 de junio las autoridades informaron a la UE de su presencia en una parcela de almendros de Guadalest, y hasta el momento ésta es la única especie afectada.

La normativa de la UE exige eliminar todo lo que crezca en un radio de 100 metros del brote

En Andalucía, la noticia causó pánico entre los agricultores de la que es la principal zona productora de aceite de oliva del mundo, con 2,5 millones de hectáreas, la cuarta parte de ellas concentradas en la provincia de Jaén. Al igual que en Murcia y Extremadura, sus autoridades se han puesto en alerta máxima para evitar que la bacteria invada sus territorios.

La situación en Mallorca parece irreversible: según la Comisión Europea, que apunta a que las autoridades baleares no actuaron de forma suficientemente diligente ante los primeros focos, "teniendo en cuenta la distribución ya detectada de Xylella fastidiosa, la amplia gama de plantas huésped y la presencia de diferentes subespecies de la bacteria, incluso con la plena aplicación de las disposiciones de la Decisión [reglamento europeo al respecto], la erradicación será muy difícil de conseguir".

El protocolo europeo de actuación ante un caso positivo impone la tala y destrucción de todos los ejemplares infectados y un control intensivo con la eliminación de toda vida vegetal y recogida de muestras en un radio de 100 metros en torno a los mismos. "Si cumpliéramos escrupulosamente con lo que nos pide Europa, tendríamos que empezar a talar desde una punta de la isla y terminar en la otra. Desconozco si erradicar toda la vida vegetal es la solución, pero estoy seguro de que en Mallorca eso es imposible de aplicar", opina Gonzalo Rodríguez, gerente de la cooperativa Camp Mallorquí, que agrupa a 1.100 productores agrícolas. También los agricultores alicantinos, como ya pasó en Italia, se resisten a aplicar las medidas reclamadas por Bruselas.

Palma de Mallorca se convertirá en noviembre (del día 13 al 15) en la capital europea de la lucha contra esta epidemia al acoger una conferencia internacional organizada por la Autoridad Europea de Seguridad Alimentaria (EFSA, en sus siglas en inglés) para tratar de buscar un remedio global a la misma antes de que acabe con la agricultura del continente. Según datos de la UE, en 2016 se realizaron 40.600 inspecciones con el análisis de 20.000 muestras en jardines, viveros y otros espacios en todo el territorio europeo en zonas todavía no afectadas. En éstas últimas se analizaron más de 110.000 muestras. Y en cuanto se detecta la bacteria, hoy por hoy no hay más remedio que arrancar.