Las temperaturas globales podrían romper para 2026 la barrera de los 1,5 grados centígrados negociada en la conferencia de París si, como se sospecha, un controlador natural del clima ha entrado en una fase positiva.

Una nueva investigación publicada en Geophysical Research Letters por los científicos de la Universidad de Melbourne en el Centro de Excelencia ARC para la Ciencia del Sistema Climático, muestra que una Oscilación Interdecadal del Pacífico (IPO, por sus siglas en inglés) positiva, probablemente produciría una fuerte aceleración en el calentamiento global durante la próxima década.

Desde 1999, la OPI ha estado en una fase negativa, pero los años cálidos consecutivos en 2014, 2015 y 2016 han llevado a los investigadores del clima a sugerir que esto puede haber cambiado. En el pasado, estas fases positivas han coincidido con el acelerado calentamiento global.

"Incluso si la OPI se mantiene en una fase negativa, nuestra investigación muestra que todavía es probable que las temperaturas globales crezcan por encima de los 1,5 grados centígrados en 2031", señala el autor principal del trabajo, Ben Henley.

"Para que el mundo tenga la esperanza de alcanzar el objetivo de París, los gobiernos tendrán que seguir políticas que no sólo reduzcan las emisiones, sino que eliminen el carbono de la atmósfera –explica–. Deberíamos sobrepasar el límite de los 1,5 grados centígrados, todavía debemos aspirar a bajar las temperaturas globales y estabilizarlas a ese nivel o más bajo".

La OPI tiene un profundo impacto en el clima de la Tierra porque es una potente palanca climática natural con mucho ímpetu que cambia muy lentamente en períodos de entre 10 y 30 años. Durante su fase positiva, las temperaturas del océano en el Pacífico tropical son inusualmente cálidas y aquellas fuera de esta región al norte y al sur son, a menudo, inusualmente frías. Cuando la OPI entra en una fase negativa, esta situación se invierte.

En el pasado, se han observado OPIs positivas de 1925 a 1946 y de nuevo en el periodo de 1977 a 1998. Ambos periodos vieron rápidos aumentos en las temperaturas medias globales. El mundo experimentó el revés –una prolongada fase negativa– entre 1947 y 1976, cuando las temperaturas globales se estancaron.

Una característica sorprendente de la más reciente fase negativa del siglo XXI de la IPO, es que en esta ocasión las temperaturas de superficie promedio global continuaron aumentando, solo que a un ritmo más lento.

"Aunque la Tierra ha continuado calentándose durante la desaceleración temporal desde alrededor de 2000, la tasa reducida de calentamiento en ese período puede habernos llevado a una falsa sensación de seguridad. La fase positiva probablemente corregirá esta desaceleración. Si es así, podemos esperar una aceleración del calentamiento global en las próximas décadas", comenta Henley.

"Los responsables políticos deben ser conscientes de la rapidez con que nos acercamos a los 1,5 grados centígrados. La tarea de reducir las emisiones es muy urgente", subraya el experto.