Ver House of cards, The walking dead, Juego de tronos, Breaking bad u Orange is the new black cambia el clima del planeta. Y colgar en la red incontables vídeos de gatitos o de supuestos accidentes domésticos también contribuye a devastar el medio ambiente. Las plataformas como Netflix, HBO, Youtube, Vimeo o Amazon Prime Video necesitan enormes cantidades de energía para alimentar sus inmensos servidores repartidos por todo el mundo. Y una parte muy pequeña de la misma procede todavía de fuentes renovables.

El mundo virtual de la tecnología digital genera enormes cantidades de emisiones de carbono que son por el contrario bien reales. Las grandes empresas que trabajan con transferencia de datos en la red, como Google, Amazon, Apple o Facebook, verdaderos gigantes que dominan ya la economía internacional, son grandes contaminadores, y solamente algunos de ellos están dando pasos significativos hacia un consumo de energía más sostenible. Mientras, el número de personas que consume sus servicios alcanza los 3.000 millones, casi la mitad de la población mundial.

Cada minuto del día se suben 300 horas de nuevas grabaciones a Youtube

En 2013, la industria de las tecnologías de la información y la comunicación (TIC) generó ya el 2% de las emisiones de dióxido de carbono a nivel mundial, superando por primera vez las provocadas por la aviación comercial. Un inquietante estudio de The New York Times de aquel año concluyó que estas empresas necesitaban 30.000 millones de vatios anuales, equivalentes a la producción de 30 centrales nucleares y, lo que es peor, que llegaban a derrochar en sus gigantescos data centers hasta el 90% de la misma.

Debido al peso de sus descargas, las plataformas de vídeo son con diferencia las que más contaminan. Según datos de Youtube, seis de cada 10 personas prefieren ya ver videos en plataformas online que televisión en vivo, y para 2025 se estima que la mitad de los usuarios menores de 32 años tendrán alguna suscripción a un servicio de televisión de pago. Cada minuto se suben 300 horas de vídeo a esta plataforma, cuyos usuarios ven 3.250 millones de horas de grabaciones al mes. Y cada jornada se registra 1.000 millones de visualizaciones a través de dispositivos móviles. Suponen casi la mitad del total, y se prolongan por una media de 40 minutos.

Archivos más grandes

Ciertamente, Youtube, que opera desde 2005, es la plataforma que más ha apostado por abastecerse de electricidad verde, y ha conseguido que el porcentaje de la misma llegue hasta el 56%, pero todavía utiliza un 14% de energía procedente del carbón y un 10% nuclear. Y Vimeo ya es sostenible en un 47% de su recibo, según estimaciones de Greenpeace.

Pero la situación de las demás es mucho más dañina para el futuro de la Tierra. Netflix, un gigante con 83 millones de suscriptores en todo el mundo que ya concentra un tercio del tráfico de la red en América del Norte se resiste a publicar datos sobre sus emisiones de gases de efecto invernadero y según cálculos de grupos ecologistas sólo consume un 17% de energías renovables, mientras que nada menos que el 30% de la electricidad que precisa se genera quemando carbón. Y uno de sus principales competidores, HBO, tiene un 25% de la factura de la luz de origen nuclear.

Transmitir una hora de vídeo semanal contamina al año como dos neveras 

Una campaña internacional de recogida de firmas impulsada por grupos ecologistas trata de lograr que la popular plataforma de series reoriente su consumo eléctrico hacia la energía de procedencia limpia y sostenible, hasta el momento sin éxito. 

Las descargas de vídeo en streaming consumen mucha más energía que otros servicios de la web, como los de noticias o de descargas de música, porque "los archivos transmitidos son muchísimo más grandes", señala Gary Cook, autor principal de un informe anual sobre esta materia que elabora Greenpeace, titulado ¿Quien está ganando la carrera para construir un internet verde?.

Cuanto más aumenta la calidad de los vídeos, con imágenes de definición cada vez más elevada, mayor es el consumo energético. Transmitir una hora de video a la semana necesita de más electricidad en un año que dos neveras nuevas funcionando a pleno rendimiento. Y el streaming de vídeos representó el 63% del tráfico mundial de información en Internet en 2015. Pero la progresión del sector es meteórica: de mantenerse el actual ritmo de crecimiento, podría alcanzar el 80% del total en 2020. El impacto sobre el clima crecería de forma proporcional.