La Comisión Europea ha enviado este miércoles un ultimátum a España para que tome medidas en el plazo de dos meses para resolver el problema del "incumplimiento constante" de los límites de contaminación atmosférica correspondientes al dióxido de nitrógeno (NO2) en Madrid y dos aglomeraciones en Barcelona.

Los datos remitidos por España al Ejecutivo comunitario en relación al periodo 2010-2014, sujeto al expediente, apuntan que los límites de emisiones de NO2 han sido "sobrepasados continuamente" en Barcelona, Vallès-Baix de Llobregat y en Madrid.

Pese a las mejoras señaladas por el Gobierno y a los planes adoptados, añaden, el Ejecutivo comunitario ha concluido que las medidas emprendidas "no han logrado reducir a lo mínimo posible" el periodo de incumplimiento "continuo y persistente".

Por ello, Bruselas reclama a las autoridades nacionales medidas para "garantizar una buena calidad del aire y proteger la salud pública", habida cuenta de que la contaminación por NO2 –gas que proviene mayoritariamente del tráfico rodado– es un riesgo sanitario "grave".

La advertencia tiene la forma de un dictamen motivado, segunda fase de un procedimiento de infracción, y da dos meses al Gobierno para responder a las exigencias de Bruselas.

De lo contrario, el Ejecutivo comunitario podría seguir adelante con el expediente abierto en 2015 y llevar el caso ante el Tribunal de Justicia de la Unión Europea.

Dictámenes para otros países europeos

Además del ultimátum a España, el Ejecutivo comunitario también ha dirigido dictámenes motivados similares a otros cuatro Estados miembros: Alemania, Francia, Reino Unido e Italia.

En el caso alemán, la preocupación de Bruselas se centra en la contaminación por NO2 en 28 aglomeraciones, incluidas zonas de Berlín, Múnich, Hamburgo y Colonia.

En Francia el problema aparece en 19 lugares, entre ellos París, Marsella y Lyon, mientras que en Reino Unido la contaminación preocupa en 16 zonas de Londres, Birmingham y otros, y en Italia afecta a doce puntos, incluidos Roma, Milán y Turín.

Las normas de la Unión Europea establecen límites en la calidad del aire y obliga a los países a tomar medidas para no exponer a los ciudadanos a registros de contaminación que superen esos umbrales, por ejemplo con acciones para reducir el volumen de tráfico o incentivos para cambiar a vehículos eléctricos o combustibles menos nocivos.