Un grupo de científicos proponen salvar el hielo marino del Ártico produciéndolo con energía eólica durante el invierno, bombeando el agua a la superficie, donde se congelará más rápidamente.

La investigación, dirigida por Steven Desch, físico de la Arizona State University, muestra que cuando se emplean dispositivos apropiados, es posible aumentar el espesor del hielo por encima de los niveles naturales, en aproximadamente un metro durante el transcurso del invierno.

El trabajo examina los efectos que esto tiene en el clima ártico, concluyendo que el despliegue de esta técnica en más del 10% del Ártico, especialmente donde la supervivencia del hielo es marginal, podría más que revertir las tendencias actuales de la pérdida de hielo en el Ártico, utilizando la capacidad industrial existente.

Eso sí, el proyecto no es barato. Desch y su equipo han calculado que implementarlo tendría un coste de 500.000 millones de dólares (unos 469.000 millones de euros, al cambio actual).

Estrategia multifacética

El hielo del Ártico se derrite como consecuencia del cambio climático. El fenómeno supone una catástrofe para el planeta ya que éste es un regulador de la temperatura de la Tierra y es indispensable para la sobrevivencia de algunos animales como osos polares, narvales y morsas. Se calcula que no habrá hielo en la zona a partir del verano de 2030. 

Las principales amenazas a las que se enfrenta el Ártico son las prospecciones de petróleo, la pesca industrial y los conflictos, según denuncia Greenpeace. El primer gran crucero turístico por la zona zarpó el pasado verano. 

Es poco probable que los niveles de dióxido de carbono y las temperaturas medias puedan reducirse a tiempo para evitar la pérdida, por lo que restaurar artificialmente el hielo marino es un imperativo para este grupo de científicos. 

"Proponemos que el espesamiento del hielo invernal por las bombas eólicas sea considerado y evaluado como parte de una estrategia multifacética para restaurar el hielo marino y detener las reacciones más fuertes en el sistema climático", afirman en el estudio, publicado en Earth's Future, la revista de la American Geophysical Union.