Si toda la humanidad se alimentara como lo hacen los estadounidenses, el agua potable se habría acabado en el mundo en el año 2000, cuando la población del planeta era de 6.000 millones de personas. Su excesivo consumo de carne precisa del cultivo de toneladas de plantas como el maíz y la soja para conseguir un solo kilo de ternera. Si, en lugar de criar ganado, se consumieran directamente esos vegetales, el gasto de agua sería muchísimo menor y más gente podría acceder a una dieta suficiente.

Y, dado que países como China (1.380 millones de habitantes) o India (1.310 millones), que concentran casi el 40 por ciento de la población global, se están sumando al modelo de consumo occidental, esta situación puede tener consecuencias catastróficas: un tercio de la población mundial puede tener problemas para beber dentro de tan sólo diez años, y las reservas de agua dulce potable podrían agotarse definitivamente para 2050. Por ahora, los chinos sólo comen de promedio la mitad de carne que los norteamericanos, europeos o australianos.

"Las dietas basadas en el consumo de carne no son un modelo para el futuro del planeta"

Todo esto no lo afirman organizaciones ecologistas radicalizadas, enemigas acérrimas del capitalismo y del modelo de consumo imperante. Lo advierte la mayor multinacional agroalimentaria mundial, la suiza Nestlé, tan a menudo criticada por esas organizaciones ambientalistas. Directivos del grupo, que tiene 339.000 empleados y obtuvo 13.345 millones de euros de beneficios de explotación en 2012, hacían esta afirmación en un informe secreto sacado recientemente a la luz por Wikileaks, la organización sin ánimo de lucro fundada en 2006 por Julian Assange y otros activistas de la libertad de información que difunde a nivel mundial documentos filtrados.

El documento, dirigido a altos funcionarios de la administración estadounidense y titulado significativamente Tour d’horizon with Nestle: forget the global financial crisis, the world is running out of fresh water (que se podría traducir como Panorama con Nestlé: olvide la crisis financiera global, el mundo se está quedando sin agua dulce), constata que "una caloría de carne requiere de diez veces más agua que los cultivos alimentarios" para ser producida.

"A medida que las crecientes clases medias del mundo coman más carne, los recursos hídricos de la tierra se verán peligrosamente exprimidos", deja claro el memorando, cuyas previsiones son más que alarmantes: "un tercio de la población mundial se verá afectado por la escasez de agua dulce en 2025, y la situación será cada vez más grave y potencialmente catastrófica para 2050". "No hay suficiente agua dulce disponible para abastecer con este nivel a una población global que se espera que supere los 9.000 millones a mediados de siglo", proclama.

Déficit de cereales

Aunque el problema será global, en algunas regiones será mucho peor que en otras: "los (efectos) más severos se registrarán en Oriente Medio, el norte de India, el norte de China y la parte occidental de Estados Unidos", vaticina el equipo redactor del documento de la multinacional suiza.

"Nestlé considera que el nivel máximo de extracción sostenible de agua dulce en la Tierra es de unos 12.500 kilómetros cúbicos por año. En 2008, las extracciones de agua dulce a nivel mundial alcanzaron los 6.000 kilómetros cúbicos, es decir, casi la mitad del suministro potencialmente disponible. Esto fue suficiente para proporcionar una media de 2.500 calorías por día a 6.700 millones de personas en todo el mundo, con poco consumo de carne per cápita", indica el informe.

En cambio, "la actual dieta estadounidense proporciona 3.600 calorías al día con un sustancial consumo de carne. Si el mundo entero aplicara este estándar, los recursos de agua dulce se habrían extinguido con una población de 6.000 millones, que el mundo alcanzó en el año 2000".

"Resulta evidente que las dietas basadas en la carne de los países desarrollados y los patrones de uso del agua no constituyen un modelo para el futuro del planeta. Sobre la base de las tendencias actuales, Nestlé cree que el mundo se enfrentará a un déficit de cereales de hasta un 30 por ciento para el año 2025", subraya el documento.

El presidente del grupo, líder mundial del agua embotellada, aboga por privatizar el recurso

Las advertencias del grupo alimentario no son ni mucho menos desinteresadas. Entre sus numerosísimas áreas de negocio, todas ellas afectadas por una posible escasez de agua potable, Nestlé incluye la producción y venta de agua embotellada, sector en el que es el líder mundial y que le aporta casi el 10% de sus ingentes ingresos anuales. Y el documental Vida embotellada, del cineasta suizo Urs Schnell, cuestiona el supuesto compromiso de la empresa con principios como la responsabilidad en el uso de los recursos hídricos. 

El realizador investigó las estrategias empresariales de la marca para hacerse con el control de reservas de agua o vender sus productos en tres países tan distintos como Estados Unidos, Nigeria y Pakistán, y recabó la colaboración del grupo empresarial para que le aportara datos y ofreciera su versión de los hechos, pero la multinacional le negó cualquier clase de ayuda afirmando que la suya era "la película equivocada en el momento equivocado".

Significativamente, el durante siete años director general de Nestlé y ahora presidente del grupo, el austríaco Peter Brabeck-Letmathe, afirmaba en 2013 en el Foro Económico Mundial de Davos (Suiza) que este recurso debería ser totalmente privatizado, alegando que su conversión en un mero objeto de mercado contribuiría a reducir su derroche. Para el ejecutivo austríaco, las ONG que defienden que el agua es un derecho ciudadano defienden posiciones "extremistas". 

"Soy el primero en proclamar que el agua es un derecho humano. Pero este derecho humano es a los cinco litros de agua que necesitamos para nuestra hidratación diaria y a los 25 litros que necesitamos para una higiene mínima. Es responsabilidad principal de cada gobierno del mundo poner a disposición de todos los ciudadanos esta cantidad de agua, pero la misma no supone más que el 1,5% del total que consume la humanidad", dijo.

"Cuando tenemos un problema con el 98,5% del agua que estamos utilizando, que se emplea para todo lo demás, eso ya no es un derecho humano, pero lo tratamos como si lo fuera. Estamos usando el agua de manera irresponsable, a pesar de que es el más precioso recurso que tenemos. ¿Por qué? Porque no damos ningún valor a este agua", defendió. El grupo mundial que preside, indudablemente, sí le otorga un valor. Lo pagan a buen precio sus consumidores y aparece reflejado en sus cuentas de resultados.