No sólo suministra energía limpia y cien por cien renovable. Además, es energía kilómetro cero. Mejor aún, metro cero, porque se genera en la misma estación de servicio, a apenas unos pasos del lugar donde se la suministra a los vehículos. Una instalación de Londres es la primera del mundo en obtener hidrógeno del agua del grifo para alimentar el motor de los vehículos, pocos aunque cada vez más numerosos, que funcionan con células de combustible de este gas. Muchos especialistas consideran que esta será la movilidad limpia del futuro.

La primera estación donde se puede repostar hidrógeno en la capital británica abrió sus puertas el mes pasado en el municipio de Teddington, al suroeste del área metropolitana del Gran Londres, junto a la sede del Laboratorio Nacional de Física británico, y la gestiona la empresa ITM Power, especializada en la producción de electricidad de origen renovable. Y no hay ningún recurso más renovable que el hidrógeno, el elemento más abundante en el universo: forma el 75% de la materia visible en el mismo.

Una recarga de cinco kilos, que cuesta 13 euros, permite recorrer 450 kilómetros

Su construcción se enmarca en el proyecto HyFive (Hydrogen for Innovative Vehicles, Hidrógeno para Vehículos Innovadores), que cuenta con el apoyo de la Unión Europea, y que, con un presupuesto de casi 40 millones de euros, trata de promover la automoción basada en el hidrógeno, que genera cero emisiones, en el conjunto del continente. ITM ha sido elegida como el socio para el abastecimiento de hidrógeno en territorio británico

El plan, financiado también por el Gobierno británico, prevé construir otras cinco estaciones similares en el trazado de la autopista de circunvalación M25, que rodea el Gran Londres, antes de finales de año, y que en 2020 haya 65 instalaciones de esta clase en todo el Reino Unido. En otras dos regiones europeas se instalarán otras seis plantas y se adaptarán para producir hidrógeno por medio de electricidad verde otras 12 ya existentes.

ITM ya disponía de una primera estación de recarga de hidrógeno generado en la misma instalación junto a la autopista M1 cerca de Sheffield, al norte de Inglaterra, pero la misma no era de acceso abierto al público. Tanto en aquella como en la nueva hidrolinera londinense, el hidrógeno se obtiene allí mismo por medio de la electrólisis, un proceso electroquímico que permite separar el oxígeno y el hidrógeno del agua aplicando a la misma una corriente eléctrica. El gas resultante es posteriormente sometido a presiones de hasta 700 bars.

Catálisis inversa

Para que el proceso sea todavía más limpio y sostenible, y para que lo sea también la energía que accionará los coches de los clientes, la energía eléctrica que permite llevar a cabo el proceso procede en ambas plantas de un aerogenerador, es decir, es de procedencia eólica. De proceder de alguna planta eléctrica contaminante, como una térmica alimentada por gas, fuel o carbón, o una central nuclear, se estaría falseando el carácter cero emisiones de los coches accionados por el hidrógeno allí suministrado.

Los usuarios pueden recargar completamente los depósitos de vehículos como el Toyota Mirai o el Hyundai ix35 en un plazo de entre tres y cinco minutos por unos 60 euros. "Rellenando el tanque con cinco kilos de hidrógeno presurizado, que cuesta unas 10 libras (13 euros), se obtiene una autonomía de más de 450 kilómetros", destaca el director de ITM, Graham Cooley.

Actualmente sólo circulan 20 coches de hidrógeno por las carreteras británicas

La estación londinense puede abastecer con una carga de cinco kilos de hidrógeno a 16 vehículos por día. Actualmente tan sólo circulan por las carreteras de la Gran Bretaña una veintena de automóviles de estas características. El objetivo de la empresa, explica su director, es lograr que el precio del combustible por kilo baje por debajo de las 7 libras (poco menos de 9 euros), lo que lo haría más barato que la gasolina o el gasóleo.

Una vez en el vehículo, el hidrógeno pasa a través de unas celdas de combustible donde se produce una electrolisis inversa en la que el gas reacciona químicamente con el oxígeno del aire por medio de un catalizador. Esto genera electricidad, que accionará el motor eléctrico que impulsará el automóvil. El único residuo que resultará del proceso es agua cien por cien pura, que se forma al volverse a unir los átomos de hidrógeno y oxígeno.

En el proyecto HyFive toman parte 15 empresas de los sectores de la automoción y la energía que pretenden fabricar 185 vehículos accionados por hidrógeno de las marcas de los distintos fabricantes implicados. Cada unidad recibirá una subvención de 5.000 libras (unos 6.414 euros) del Gobierno británico, lo que dejará sus precios de venta entre las 50.000 y las 60.000 libras (entre los 64.000 y los 77.000 euros).

"Este es el principio de una revolución tranquila y limpia. Hubo un tiempo en que se consideraba aceptable fumar en un pub y obligar a otras personas a aspirar tus humos. Pero eso se acabó. Pronto se considerará inaceptable que los vehículos diésel circulen por el centro de las ciudades. Por eso estamos creando una red de estaciones de repostaje de hidrógeno", proclama Cooley.