Los jabalíes (Sus scrofa) se han aventurado a pisar las ciudades. La sobrepoblación de estos mamíferos ha provocado que en los últimos años se les haya visto en parques o husmeando en contenedores de residuos en pleno centro de Barcelona o Girona. Tradicionalmente, las autoridades han acabado con la vida de los ejemplares que sobraban echando mano de las escopetas, y en los últimos tiempos hasta de los arcos, y las trampas de los cazadores pero con ello no han conseguido frenar el crecimiento demográfico de la especie, a falta de depredadores naturales.

“La problemática de los jabalíes existe desde hace unos 20 años. Nos hemos cargado todo su hábitat y, al encontrar cada vez menos recursos para alimentarse, se han acercado a las zonas habitadas, donde encuentran comida fácilmente. Además, han ido perdiendo el miedo a los seres humanos”, explica Andrea Torres, del departamento de fauna salvaje de la Fundación FAADA, a EcoAvant.com.

La caza es el sistema más fácil y más barato empleado para gestionar la población de jabalíes y otros animales considerados plagas, como los conejos, los corzos o las palomas. Sin embargo, los datos confirman que en Cataluña, la presencia de jabalíes lejos de disminuir, ha aumentado. No se sabe a ciencia cierta cuántos ejemplares hay porque no existe un censo formal, pero las estimaciones que se basan en los resultados de las batidas no dejan lugar a dudas.

“Con la esterilización se podría hacer un control mucho más seguro", explica Torres

Según datos del programa de seguimiento de poblaciones de jabalíes del gobierno autonómico, el número de animales abatidos aumentó un 81% en los últimos 24 años (se ha pasado de los 6.453 ejemplares en la temporada 1990-91 a los 34.152 en la de 2013-2014). En el último informe, de 2015, la propia administración admite que la caza no está consiguiendo reducir las poblaciones en muchas zonas, como la provincia de Girona, el norte de Barcelona y el este de Cataluña, sino más bien al contrario.

“El jabalí se reproduce muy rápido. Tienen más de una camada al año. Si tú matas individuos, ellos lo compensan criando más”, explica Torres, que aboga por una alternativa a la caza que sea más eficaz y menos cruel. “Con la esterilización se podría hacer un control mucho más seguro: es la manera de que la población vaya disminuyendo y se estabilice, ya que el objetivo no es acabar con ella, pues son una especie autóctona, sino que no aumente y dejen de acercarse a las zonas pobladas para que se acaben los problemas de contacto con los humanos”, argumenta.

En las zonas rurales, los jabalíes destrozan los cultivos y, en las ciudades, ocasionan daños en parques y jardines. En ambos casos representan un peligro para las personas que se acercan a ellos, sobre todo, en las carreteras. Los accidentes de tráfico provocados involuntariamente por animales, en los que ellos suelen llevarse la peor parte, han aumentado un 27% sólo en los últimos tres años en territorio catalán (han pasado de 1.855 en 2013 a 2.356 en 2015), según el Servei Català de Trànsit. Están involucrados sobre todo jabalíes pero también corzos y perros.

Desde la Fundación FAADA se opina que “está totalmente fuera de lugar continuar utilizando la excusa de la problemática con las poblaciones de jabalíes para permitir cazar animales libremente”. Y, por ello, la entidad ha elaborado un informe con medidas más éticas para prevenir los conflictos entre jabalíes y humanos, como delimitar las zonas donde viven con el uso de repelentes gustativos u olfativos y controlar la natalidad con anticonceptivos.

Ciervos y ardillas

Actualmente, desde la Universidad Autónoma de Barcelona, junto con la Diputación de Barcelona y algunos municipios de la comarca barcelonesa del Vallès, como Terrassa, Matadepera y Vacarisses, se trabaja en una prueba piloto para evaluar la eficacia de un tratamiento de esterilización de jabalíes que se probará por primera vez en España. La iniciativa arrancará el próximo mes de julio en el Parque Natural de Sant Llorenç del Munt i l’Obac.

“La duración del proyecto piloto es de cuatro años, durante los que se valorará la eficacia del tratamiento, ya que en poblaciones salvajes de jabalíes no se ha probado nunca. Este período permitirá evaluar el grado de efectividad o los plazos de administración más adecuados, entre otras variables”, expone el investigador Manel López.

La vacuna se ha probado con éxito en ejemplares en cautividad en Inglaterra

El procedimiento consiste en inyectar una vacuna, llamada GonaCon, que reduce la producción de hormonas sexuales y evita así el desarrollo del óvulo y del espermatozoide en los animales. El objetivo es conseguir un retraso de la llegada de la pubertad en los ejemplares jóvenes y bloquear la reproducción en los maduros, de modo que la tasa de nacimientos disminuya y la población se estanque. Se vacunarán un mínimo de 50 animales al año y se les colocará un crotal (una etiqueta identificativa) en la oreja.

La vacuna se ha probado con éxito en jabalíes mantenidos en cautividad en Inglaterra. Otras iniciativas similares se han llevado a cabo en Estados Unidos con ciervos y ardillas. En 2011, la revista American Journal of Reproductive Immunology publicó una investigación que analizaba el éxito de los métodos anticonceptivos para controlar a más de 85 especies diferentes de animales.

El plan cuenta con el rechazo de los cazadores, cuya colaboración es necesaria. “Los animales esterilizados estarán marcados para que no les dispare. Los ayuntamientos pedirán a los cazadores que a los mismos no los maten y, en el caso de que lo hagan accidentalmente, pedirán que al menos se nos avise para poder estudiar sus gónadas. Será complicado pero, si disminuye la población, quedará probado que el método funciona”, afirma Torres.

Diversos ayuntamientos ya se han mostrado interesados y se han adherido a la iniciativa: tendrán que destinar unos 4.000 euros y encargarse de la gestión y de la mano de obra en la captura y el manejo de los animales. Pero la Generalitat no ha querido implicarse por ahora. Es más, ha anunciado su intención de seguir fomentando la caza, con la mejora de la regulación de los permisos de la actividad cinegética y la promoción de una salida comercial para la carne de los animales muertos, como estrategia para combatir la sobrepoblación de jabalíes, conejos y corzos.