En la aldea Nuevo Saposoa, en un remoto rincón de la Amazonía peruana, enchufan las lámparas a las plantas. Literalmente. Un ingenioso dispositivo ideado por investigadores de la Universidad de Ingeniería y Tecnología (UTEC) del país suramericano consigue captar los electrones que generan los organismos vegetales de forma natural por medio de su actividad biológica y emplearlos para alimentar lámparas LED. Y de plantas, por el momento, en Nuevo Saposoa andan bien sobrados.

La comunidad nativa que habita en Nuevo Saposoa pertenece al grupo étnico Shipibo Conibo y se halla junto al río Tachitea, en el departamento de Ucayali, el más interior del país, limítrofe con Brasil. Situada en el corazón de la selva, sólo se puede acceder a ella por vía fluvial, tras cinco horas de navegación desde la ciudad de Pucallpa. En la aldea viven 173 habitantes de 37 familias cuyas principales actividades productivas son la agricultura, la artesanía, la pesca y la extracción de madera y aguaje, un fruto que crece en la región.

La fuente es el proceso electroquímico de la descomposición de los azúcares

El pueblo no es un ejemplo paradigmático del 42% de las áreas rurales de la selva peruana que no disponen de acceso a la red eléctrica (un servicio que sí disfrutan en cambio entre el 72% y el 78% de las zonas rurales en la costa y en los Andes). Ucayali es con diferencia la región del país con menos cobertura: sólo el 35% de su población cuenta con electricidad.

Nuevo Saposoa era una de las aldeas que sí tenían. Hasta hace justamente un año. Una inundación dañó los cables que llevaban la corriente al núcleo y los dejó a oscuras. Un vecino recuerda que "los estudiantes debían hacer sus tareas con un mechero, forzando la vista y llenando de humo sus pulmones".

Un equipo de la UTEC viajó al territorio tratando de buscar alguna solución autónoma y sostenible para dar luz de noche a estas gentes. Y la hallaron en la abundante vegetación selvática que rodea la aldea, aprovechando las reacciones químicas que se producen en la tierra cuando las plantas se liberan de un exceso de nutrientes y éstos entran en contacto con los microorganismos del suelo.

"Las plantas toman del medio ambiente el CO2 (dióxido de carbono) y la radiación solar y, debajo de la tierra, el agua y los minerales. A través de estos componentes, obtienen nutrientes para su desarrollo, que habitualmente fabrican en exceso. La planta expulsa al terreno los nutrientes que le sobran en forma de azúcares, que son descompuestos por microorganismos a través de un proceso electroquímico que genera electrones", explica el profesor de ingeniería de la UTEC Elmer Ramírez, responsable del proyecto.

'Enchufadas' durante el día

En su invento, desarrollado en un periodo de cuatro meses por un equipo de cuatro profesores y ocho alumnos, un dispositivo de electrodos capta en el suelo dichos electrones generando una corriente que se traslada a una batería que alimenta una lámpara eficiente de bajo consumo, de una intensidad de 300 lúmenes, equivalente a la de una bombilla tradicional de 50 vatios. 

Durante la primera semana del pasado octubre se entregaron las primeras unidades a los miembros de la comunidad indígena amazónica. Los aparatos, que los inventores bautizaron como plantalámparas son capaces de generar iluminación durante dos horas, y se recargan de forma natural enchufándolas a lo largo del día a las plantas.

Según detalla la UTEC, para funcionar, el sistema necesita de una planta o vegetal vivo, la tierra abonada sobre la que ha echado raíces, un macetero con sistema de riego para conectar el sistema generador de energía, una lámpara LED, un interruptor de funciones de tres posiciones (que serán encendido de LED/reposo/carga de batería), una pequeña puerta de apertura para la conexión del sistema generador de energía, compuesto por una parrilla con los electrodos, y una tarjeta electrónica de control del sistema.

Una empresa holandesa estudia generar electricidad desde 'techos verdes'

Aunque todas las plantas son susceptibles de generar electricidad, hay algunas especies mejores que otras a la hora de ejercer de generador. Durante la etapa de investigación, en su primer viaje al poblado, los integrantes del equipo universitario analizaron la calidad del suelo (su PH, humedad, temperatura y valores eléctricos, entre otros parámetros), la del agua y, finalmente, la de las plantas. La especie a elegir debía ser de una especie corriente de la zona, que ofreciera características como "su durabilidad, fácil reposición o tamaño manejable", explicó la UTEC en un comunicado. El vegetal no se ve afectado de ninguna manera por la aplicación del dispositivo a sus raíces. Al contrario, cuanto más crece, más energía contribuye a producir.

No se trata del único invento que permite aprovechar la electricidad que generan las plantas. Basándose en el mismo concepto, tres jóvenes ingenieras chilenas han ideado un dispositivo que, situado bajo la tierra junto a una planta, permite producir cinco voltios y 600 miliamperios, y cargar un móvil o una tableta en apenas una hora y media a través de un cable USB. El invento, que están en trámites de patentar y al que han dado el nombre de E-Kaia, fue galardonado con el Premio Nacional Avonni a la Innovacion en el 2014.

Mientras, en los Países Bajos opera desde 2009 la empresa Plant-e, fundada por miembros del departamento de Tecnología Ambiental de la Universidad de Wageningen y que, aprovechando la misma reacción bioquímica generada a los pies de los vegetales, se plantea suministrar electricidad a las casas desde techos verdes. Por ahora solamente comercializan un sistema de cultivo de plantas en módulos de 50x50 centímetros que permite la generación de electricidad para aplicaciones de baja tensión como luces LED y puntos de wifi. El dispositivo sólo deja de funcionar, señala la compañía, en los días muy fríos de invierno en los que la tierra se congela.