Aunque parezca una contradicción en los términos, este próximo invierno, el municipio rural catalán de La Baronia de Rialb (Lleida) dispondrá de calefacción urbana. Se denomina así a los sistemas de distribución de calor por medio de una red de tuberías similar a la del agua, el gas o la electricidad, de los que disponen numerosas ciudades en Europa o América del Norte, y entre los que el más conocido es el de Nueva York.

En estos sistemas, llamados en inglés de district heating, la energía térmica generada en una planta se transporta mediante conducciones subterráneas hasta un grupo de casas, un barrio o una ciudad entera. Dado que los mecanismos productores de calor de gran tamaño tienen rendimientos muy superiores a los pequeños, de promedio un 10% más que los sistemas que surten a un edificio y entre un 30% y un 40% más que los individuales de las viviendas, se aprovecha mejor el combustible y se reducen las emisiones de gases de efecto invernadero.

La red de conducciones ayudará además a evitar heladas en la única calle local

La especificidad del proyecto de La Baronia de Rialb es que se empleará como combustible la abundante biomasa que generan los extensos bosques del municipio, de la que se registra un excedente, con lo que se contribuirá a mantenerlos más limpios y con ello a reducir el peligro de incendios forestales.

Según el Plan de acción para el aprovechamiento de biomasa para usos térmicos en la comarca de la Noguera, financiado con fondos europeos, este amplio territorio prepirenaico del centro de la provincia de Lleida, que es la comarca más grande de Cataluña, de 1.784 kilómetros cuadrados en los que sólo viven unas 40.000 personas. Tiene más de la mitad de su superficie (el 55%) cubierta por terrenos forestales, unas 97.500 hectáreas.

Gracias a tan amplia masa de bosques, el estudio concluye que en la comarca hay un potencial aprovechable de biomasa (la suma de la de origen forestal, agrícola u otros, de un mínimo de 30.000 toneladas y un máximo de 76.600 que se pueden aprovechar para generar energía térmica.

En algunos municipios como La Baronia de Rialb ya se aprovechaba la biomasa para alimentar calderas de pellets que proporcionan calefacción y agua caliente sanitaria a edificios como el del ayuntamiento (de 45 kilovatios) o el local social (de 20).

Pero ahora, este territorio de 145 kilómetros cuadrados donde residen solamente unas 240 personas va a dar un paso más y calentará a partir de este año las casas y calles del núcleo de Vilaplana, junto al gran embalse de Rialb, donde hay seis viviendas que ahora se caldean por medio de dispositivos que consumen combustibles fósiles.

Fijar población

El proyecto, que tiene un presupuesto de 35.000 euros, tendrá otra ventaja añadida: al pasar las conducciones del calor por debajo de la única calle del núcleo, se evitarán las heladas que la hacen peligrosa para el trafico durante los días más fríos del año.

"Tenemos un problema de exceso de biomasa y con ello le estamos dando salida, lo que nos ayudará a sufrir menos incendios y que los que se produzcan sean más fáciles de controlar. Y solamente con que la temperatura de la calle se eleve un grado o dos, estaremos evitando que se forme hielo los días fríos en que la humedad de la noche se congele. Así estaremos arreglando dos cosas con una sola inversión", argumenta el alcalde, Antoni Reig.

Además, otro objetivo del proyecto es la creación de puestos de trabajo asociados a la recogida y gestión de la biomasa y el mantenimiento de las calderas, y con ello ayudar a fijar población en este término municipal rural tan escasamente habitado.

El ayuntamiento se encargará de financiar y construir la infraestructura de conducción, pero la gestión posterior del servicio deberá correr a cargo de los vecinos beneficiarios, tanto el suministro de combustible como el mantenimiento y eventuales reparaciones de la caldera. El objetivo es llevar este sistema de calefacción al resto de núcleos del término municipal, que son 11, a lo largo de lo que queda de legislatura municipal.

El sistema de 'district heating' a vapor de Nueva York calienta a un millón de personas

La administración catalana impulsa un plan para promover la instalación de esta clase de redes de calefacción centralizada en otros territorios de montaña. Y además ha destinado nueve millones de euros a instalar calderas de biomasa en edificios públicos.

Las localidades de Esterri d'Àneu, Bellver de Cerdanya y el Pont de Suert ya han creado una red para calentar con ellas edificios muncipales. Tremp y la Seu d'Urgell han estrenado también calderas y el Conselh Generau d'Aran, organismo que gobierna el valle del mismo nombre, el único de Cataluña de orientación atlántica y cultura occitana, estudia diversos proyectos de aprovechamiento de la biomasa.

La Asociación Española de Valorización Energética de la Biomasa (Avebiom) estima que España dispone de más de 90 millones de toneladas de biomasa al año que podrían ser una alternativa más ecológica a los combustibles fósiles. Según sus datos, sólo se aprovecha un 10%, aunque el mismo permite proporcionar electricidad a un millón de hogares y calor a una superficie edificada de alrededor de 600.000 metros cuadrados.

Aunque no emplea biomasa, el sistema de calefacción urbana de Nueva York, el New York City Steam System,  que es el responsable de las emanaciones callejeras de vapor desde el subsuelo que hemos podido ver en tantas películas, también hace posible un gran ahorro energético y de emisiones que acelerarían el cambio climático. Abastece a más de un millón de personas con las más de 13 millones de toneladas de vapor anuales generadas en siete grandes plantas por medio de la cogeneración.