Desde hace 23 años se viene llevando a cabo un programa de reintroducción de la tortuga mediterránea (Testudo hermanni) en el parque natural del Garraf, un macizo calcáreo situado en la costa sur de Barcelona, donde estos animales, como sucedió en la mayor parte de la península, habían desaparecido totalmente por culpa de la actividad humana.

Durante este tiempo, se han liberado en el área protegida, de unas 12.000 hectáreas, más de 5.000 de estos reptiles, de los que al menos el 75% han sobrevivido. Hasta ahora se seguían sus movimientos por medio de chips y transmisores, y de agentes especializados en el rastreo de estos animales. Para llevar a cabo el último censo, y por primera vez, se han empleado perros.

Los cánidos pueden rastrear cualquier nueva especie animal o vegetal en una semana

El fino olfato de diversos perros entrenados para esta misión ha permitido localizar a ejemplares que se hallaban enterrados a bastante profundidad o en lugares realmente poco accesibles. Los canes han encontrado 11 tortugas, de las que solamente cinco, dos adultos y cinco recién nacidos, se hallaban a la vista. El resto se encontraban ocultos bajo gruesas capas de materia orgánica o debajo de una densa vegetación arbustiva, lo que hacía mucho más complicado su rastreo.

El hecho que se hayan encontrado crías de pocos días o semanas avala el éxito del programa. Más de 200 tortugas han nacido en libertad como descendencia de los ejemplares liberados en estas más de dos décadas de duración del programa de reintroducción.

El uso de perros entrenados para localizar tortugas se había estrenado en la sierra de l'Albera (Girona), el tramo más oriental de los Pirineos, donde se conserva la única población de origen totalmente salvaje de tortuga mediterránea de la península Ibérica. Los animales que han rastreado con tanta eficacia a los reptiles en una y otra cadena montañosa forman parte de la Unidad Canina de Conservación de Fauna y Flora.

La unidad nació en 2007 gracias a la labor de Albert Vilardell y Santi Vidal, dos educadores caninos con larga experiencia que empezaron a adiestrar a varios perros para este cometido. Desde entonces han participado en diversos proyectos ambientales nacionales e internacionales, aunque centrados principalmente en las tortugas terrestres y de río (Emys orbicularis orbicularis).

Plantas carnívoras

Sin embargo, Vilardell asegura que sus animales pueden estar perfectamente listos para encontrar "cualquier otra especie de fauna o de flora en el espacio de una semana". Así, por ejemplo, en una de sus últimas misiones a principios de este año y por encargo de la administración tuvieron que buscar por Cataluña una rara especie de planta carnívora en estado crítico de extinción.

Según datos del Centre de Recuperació d'Amfibis i Rèptils de Catalunya (CRARC), hasta noviembre de 2014 se habían liberado en el parque del Garraf exactamente 5.129 ejemplares de tortuga mediterránea, y como resultado de los censos se sabe que en algunos sectores hay hasta 12,59 ejemplares de media por hectárea, con una ratio de 1,3 machos por hembra. Y se han detectado más de 250 crías, lo que demuestra que los animales liberados se reproducen con normalidad.

Sin embargo, la progresión de la población del reptil no ha sido constante desde el inicio del proyecto. Para 2007 se estimaba que la población era de 1.611 individuos; para 2008 y 2009, de 1.477, y, finalmente, para 2010, de 1.411. Falta conocer el resultado de este último censo realizado con la ayuda de los canes especializados.

La posesión de estos quelonios como mascotas está prohibida

Los quelonios liberados proceden de la labor de recuperación y cría del CRARC, cuya sede se halla en Masquefa (Barcelona), a los pies de la montaña de Montserrat, y también de ejemplares aportados por el Centro de Reproducción de l'Albera (donde hay 150 ejemplares reproductores y nacen entre 400 y 500 nuevas tortuguitas cada año) y de 44 instalaciones de cría gestionadas por particulares que trabajan en colaboración con el Departamento de Agricultura, Ganadería, Pesca y Medio Natural del gobierno catalán, en los que cada año nacen una media de 230 crías.

Desde el 2005 se desarrolla otro proyecto de reintroducción de esta especie de quelonio en el Parque Natural del Montsant, en la comarca tarraconense del Priorat, tan conocida por su producción vitivinícola. Se han liberado en esta sierra otras 2.305 tortugas hasta noviembre de 2014, y al año siguiente del inicio del programa ya se encontraron sus primeras cuatro crías.

Los principales enemigos de las tortugas son los humanos que durante décadas se las llevaban a casa para tenerlas como mascotas (hoy es una especie protegida y su posesión está terminantemente prohibida), además de la destrucción de sus hábitats.

Depredadores como los jabalíes, los zorros, otros pequeños carnívoros o los perros asilvestrados se pueden comer sus huevos o a sus crías, pero una tortuga adulta no tiene nada que temer de estos animales, sino solamente a los efectos de la acción humana: el fuego, la construcción, los automóviles y la tendencia de muchos a querer disfrutar de los animales manteniéndolos prisioneros en sus casas en lugar de observándolos en su medio natural.