Estamos en verano. Es época de calor, de terrazas, de cañas, de helados, de chiringuitos de playa… En definitiva, más kilocalorías en el cuerpo y, con frecuencia, menos ejercicio físico. Todo esto parece incompatible con llevar una dieta sana y mantener a raya nuestro peso.

En ocasiones, esos kilos que habíamos perdido en la fase de preparación para el estío, es decir, en la famosa operación bikini, vuelven, no pocas veces acompañados de alguno más incluso de los que ya teníamos.

Por otro lado, un menor control en la alimentación puede provocar una ingesta insuficiente de líquidos. Nos encontramos ante uno de los veranos más calurosos de los últimos años, y una alimentación equilibrada es esencial también para hacer frente a las altas temperaturas.

¿Cómo podemos mantener una alimentación sana y combatir el calor?

Estos son algunos consejos sencillos que te ayudarán a llevar una alimentación equilibrada y mantener una buena hidratación.

1. Lo primero es beber una cantidad suficiente de agua. Intenta llevar siempre agua contigo y beber unos dos litros diarios.

2. Para mantener una alimentación equilibrada es fundamental organizarse. Habrá días que comas fuera de casa, o que salgas a tomar algo. Intenta disfrutar de esos momentos, pero nunca des un día por perdido. Es decir, si sales a cenar y has consumido kilocalorías en exceso, recuerda que tienes aún la comida y el desayuno para cuidarte. ¡No te sientas culpable por los momentos de exceso! Simplemente continúa el resto del día con tu alimentación sana y equilibrada. Además, siempre que resulte posible, intenta ser constante en cuanto a los horarios de las comidas principales.

3. Cuándo salgas a tomar algo, alterna tus elecciones. Unas veces `pide refrescos bajos en calorías, otras zumos naturales (sin azúcares añadidos) y en ocasiones agua. Aunque no sea lo más recomendable, podrías elegir alcohol (una caña, un tinto de verano…) pero es bueno ponerse un límite (por ejemplo, 2 vasos al día) e intentar respetarlo. La forma de hidratarse es beber líquidos sin alcohol (preferentemente agua).

4. Los días de playa o la piscina, llévate comidas ligeras donde verduras y frutas sean protagonistas. Por ejemplo, ensaladas con trocitos de pavo o pollo, huevo cocido, gambas, frutas...

5. Refrescarse con helados. En la medida de lo posible, sustituye los helados de crema, chocolate o nata por polos de hielo de sabores o por granizados de frutas. De todas formas, por darse un homenaje de vez en cuando no pasa nada (por ejemplo una vez a la semana).

6. Para las barbacoas y parrillas. En este tipo de eventos, puedes disminuir el consumo de productos grasos y elegir carnes magras, pimientos, gambas, pescados como el bonito...

7. Para evitar el picoteo calórico, lleva siempre una pieza de fruta contigo. De este modo, evitarás caer en el picoteo atiborrado de calorías que suelen poner en bares, restaurantes o quioscos… Cuando te entre el gusanillo, tendrás un recurso saludable al que acudir.

8. Además, puedes aprovechar el verano para sacar el máximo provecho a las ensaladas, frutas, verduras… Esto te ayudará tanto a combatir el calor como con el control de peso.

Siguiendo estos sencillos consejos, podrás disfrutar del verano sin renunciar a tu salud. Las dos cosas son perfectamente compatibles.