Desde la prohibición de su caza comercial en 1986, tras décadas de dura lucha de las organizaciones conservacionistas, y pese a que países como Japón, Noruega, Islandia o las Feroe la incumplen, las poblaciones de ballenas se han recuperado notablemente en todo el mundo. Pero no todos los mamíferos marinos se alejan del peligro de la extinción. Y, entre todos ellos, el más amenazado es el más pequeño de los cetáceos: la vaquita.

La vaquita (Phocoena sinus) es una especie de marsopa, un pariente del delfín, de tan sólo metro y medio de longitud y unos 50 kilos de peso, que habita en el extremo norte del golfo de California, en México, y se halla, según la Lista Roja de la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza (UICN) en peligro crítico de extinción.

Las estimaciones de los expertos son que quedan menos de 100 ejemplares de una especie que no fue descubierta por la ciencia ¡hasta 1958! El año pasado sólo se pudieron contar 97. Debido a la actividad humana, en poco más de medio siglo las vaquitas han pasado de ser desconocidas a casi desaparecidas.

En dos años han muerto 145 individuos ahogados en redes de pesca ilegal

Más de la mitad de su población (145 ejemplares en los dos últimos años y medio) ha muerto en lo que llevamos de década, debido al uso intensivo de finas redes de enmalle con las que los pescadores de la zona tratan de capturar, entre otras especies, al camarón y la totoaba (Totoaba macdonaldi), un pez de hasta dos metros y 100 kilos también en peligro por la sobreexplotación a que ha sido sometido desde hace un siglo, durante el que ha sido la principal pesquería del golfo.

Las capturas de este perciforme, que habían alcanzado las 2.261 toneladas en 1942, disminuyeron hasta 59 toneladas en 1975. Poco después se lo clasificó como especie amenazada tanto en México como en Estados Unidos. Su comercio internacional está prohibido por el convenio CITES desde 1979, pero existe un activo tráfico ilegal generado por la demanda de su vejiga natatoria en el mercado chino. Como tantos otros productos, allí se la considera un manjar exquisito con supuestas (aunque más que dudosas) propiedades terapéuticas y afrodisíacas.

Según el WWF, se cree que una de cada cinco vaquitas acaba pereciendo ahogada al enredarse en las mallas dispuestas por los pescadores ilegales, que obtienen unos 4.000 dólares (3.750 euros), el equivalente a la mitad de sus ingresos anuales, por cada libra (algo menos de medio kilo) de vejiga de totoaba secada y vendida de contrabando a China, normalmente a través de Estados Unidos.

Aunque tras las campañas de organizaciones como el WWF o Greenpeace se han empezado a adoptar algunas medidas, si no se prohíben totalmente las redes en la zona, la vaquita podría desaparecer para siempre antes del final de esta década. Apenas quedan 25 ejemplares en edad reproductiva, y sólo se reproducen una vez cada dos años, señala el Comisionado Nacional de Áreas Naturales Protegidas mexicano. Así que el panorama tiene un color muy negro.

Proyecto a largo plazo

En 2007, el Gobierno federal aprobó la puesta en marcha de un Programa de acción para la conservación de la especie Vaquita (PACE Vaquita) y, a principios de 2013, creó una Comisión Asesora de la Presidencia de México para la Recuperación de la Vaquita Marina encargada de proponer acciones encaminadas a garantizar la supervivencia de la especie.

El PACE Vaquita, que en 2013 dispuso de un presupuesto de 1,73 millones de euros, impulsa medidas de reconversión tecnológica o productiva del sector pesquero de la zona, financia actividades de pesca responsable del camarón, desarrolla acciones de protección de la biodiversidad y persigue la erradicación del arte de pesca llamado chinchorro de línea, prohibido en algunos países, que es el principal responsable de las muertes por asfixia de los cetáceos.

Según las autoridades mexicanas, en el marco de este programa, se llevaron a cabo durante el ejercicio de 2013 “un total de 587 acciones, de las cuales tres corresponden a proyectos de reconversión tecnológica, 12 para desarrollo tecnológico y 572 para proyectos de actividades de conservación de la biodiversidad” implementados en los municipios de Mexicali (estado de Baja California) y San Luís Río Colorado (en Sonora).

México prohibirá la pesca en 5.000 km2 del mar de Cortés y lo vigilará con drones

“Con los apoyos anteriores se redujo el esfuerzo pesquero con redes agalleras y de enmalle dentro del polígono del Área de Refugio de la Vaquita, derivado de la suspensión de actividades de pesca de 587 embarcaciones”, añade el informe oficial. Pero con eso no es suficiente.

Aunque ya existe dicha zona protegida para la vaquita junto a la desembocadura del río Colorado, las autoridades mexicanas presentaron en febrero un plan de más de 30 millones de euros para prohibir durante dos años la pesca de arrastre en 5.000 kilómetros cuadrados del mar de Cortés en un último intento de salvar a la vaquita marina de la extinción. El dinero se destinará en gran medida a indemnizar a unas 2.500 familias de pescadores.

Pero dos años son demasiado poco tiempo: en enero, el comisionado Nacional de Áreas Naturales Protegidas, Luis Fueyo, admitía que "para que se recupere una población de unos 5.000 ejemplares tendría que aplicarse un programa a largo plazo, de por lo menos 20 años". Y el mismo pasaría ineludiblemente por la erradicación definitiva de la pesca ilegal, incluso de toda la pesca, en la zona.

La Procuraduría Federal de Protección al Ambiente (fiscalía de medio ambiente), que dijo haber detenido en 2014 a 17 personas por el tráfico de vejigas de totoaba, anunció que empezaría a utilizar este año tres drones para patrullar el mar de Cortés, donde otras especies de cetáceos, como las ballenas grises, sí están viendo aumentar su población. Esperemos que las vaquitas tengan la misma suerte.