Todo está listo en Cerceda, en la sierra de Madrid, para que el próximo curso académico 2015-2016 arranque el proyecto Bosquescuela. Se trata del primer centro homologado en España de educación infantil al aire libre, donde la naturaleza es el aula y el juego se considera un método natural de aprendizaje.

En lugar de pasar el día encerrados en una clase, sentados en pupitres, escuchando al profesor y con la vista clavada en los libros o la pizarra, los alumnos y alumnas de segundo ciclo de Educación Infantil (de entre 3 y 6 años) de Bosquescuela desarrollarán el currículum escolar en la naturaleza, ya sea en la foresta, el campo o la playa.

Es una alternativa pedagógica viable que cumple con la legislación española

Se impartirán clases de matemáticas, lectura y escritura, expresión plástica e iniciación a la lengua extranjera, pero la gran novedad es que los libros de texto y las herramientas con las que aprender jugando serán aquí las hojas de los árboles, las piedras, las hormigas, las flores y, sobre todo, el ciclo de las estaciones, los procesos de nacimiento, crecimiento, muerte y descomposición.

“La naturaleza representa el entorno perfecto para que los niños alcancen el grado de desarrollo neurológico imprescindible para la comprensión y procesamiento de estas materias”, afirma el alemán Philip Bruchner, uno de los promotores de la iniciativa.

“No pierden nada por estudiar aquí. Hemos adaptado el modelo educativo de Bosquescuela al sistema educativo español para que sea una alternativa pedagógica viable que responda a las exigencias legales de este país”, añade Bruchner, educador infantil con más de 10 años de bagaje en la docencia al aire libre.

Los terrenos en los que se ubicará esta escuela alternativa están enclavados en el Parque Natural de la Cuenca Alta del Manzanares. Para las jornadas en las que el mal tiempo impida estar a la intemperie está previsto construir una caseta o cabaña bioclimática, cuyo diseño permite el aprovechamiento máximo de las horas de luz y la energía.

Sistema de enseñanza constante y profundo

Bosquescuela cuenta con el apoyo de la Fundación Félix Rodríguez de la Fuente. Su directora, Odile Rodríguez de la Fuente, tiene muy claros los beneficios de esta propuesta educativa: “Los niños que se educan al aire libre aprenden con modelos que despiertan e impulsan su espíritu emprendedor, tienen mucha empatía, fortalecen su autoestima, desarrollan su creatividad y valoran muchísimo el trabajo en equipo”.

La metodología de Bosquescuela está basada en cuatro pilares. Uno de ellos es el juego libre, que permite a los niños y niñas elegir con quién y dónde jugar, explorando diferentes áreas naturales de forma autónoma. El segundo es que, aunque se aplica el currículum oficial, las clases siempre se desarrollan en la naturaleza. En tercer lugar, se busca conocer el entorno y se prevén excursiones semanales fuera del centro, a municipios cercanos, bibliotecas, lugares de trabajo de los padres, etc. Y, por último, se fomenta el diálogo a todos los niveles. Esta pedagogía que escucha sienta las bases para que los pequeños y pequeñas puedan ir descubriendo sus intereses y potencialidades.

El modelo educativo en el que se basa Bosquescuela nació en los 50 en Dinamarca

“El objetivo no es solamente que aprendan, sino que se diviertan y que por ello deseen aprender cada vez más. Se crea un círculo vicioso que, si lo sabes manejar, te permite fomentar un sistema de enseñanza constante y profundo”, asegura Bruchner, que ofrece asesoramiento a los ministerios de educación de Suiza y Luxemburgo, a los que aporta formación para profesores en éste y otros ámbitos pedagógicos.

Para Odile Rodríguez de la Fuente, “esta metodología es una manera excelente de preparar a las próximas generaciones de niños y niñas para abordar con éxito los nuevos desafíos de la sociedad. Para que sean personas respetuosas con el medio en el que viven y conscientes de la necesidad de optimizar sus recursos, se sientan conectados con la tierra y puedan potenciar al máximo sus aptitudes mediante el desarrollo de sus capacidades”.

El modelo educativo en el que se basa Bosquescuela nació en 1950 en Dinamarca y se extendió y popularizó por Alemania, donde hoy existen más de 1.000 Waldkindergarten, o guarderías del bosque. Este tipo de escuelas infantiles al aire libre también tienen una presencia importante en países como Austria, Suecia, Dinamarca o Estados Unidos.

La de Cerceda cuenta ya con todos los permisos de la Comunidad de Madrid e iniciará sus actividades el próximo septiembre con 25 niñas y niños. La fase de preinscripción se acaba de abrir y la mitad de las plazas ya están cubiertas. Según Bruchner, el centro tiene “buena acogida entre las familias de la región, pero incluso hay una de Canarias que se va a mudar a la zona para poder matricular a su hijo”.