En la soleada y vanguardista California, la protección del medio ambiente y la lucha contra el cambio climático son una política de estado que admite muy poco debate entre adversarios políticos. La ambiciosa ley AB32, que quiere volver en 2020 al nivel de emisiones de gases contaminantes de 1990, fue impulsada por el anterior gobernador, el republicano y estrella de Hollywood Arnold Schwarzenegger, ignorando las políticas del presidente George W. Bush (de su mismo partido) y resistiendo las presiones de las industrias automovilística y petrolera.

Su sucesor, el demócrata Jerry Brown, no sólo se ha comprometido a conseguir alcanzar los objetivos marcados, sino que ha aprobado el primer sistema estatal de subasta de emisiones de gases de efecto invernadero. California es un 40% más eficiente en el uso de la energía que el resto del país y por sus carreteras circulan 100.000 coches eléctricos, el 40% de todos los que hay en Estados Unidos.

California es un 40% más eficiente en el uso de la energía que el resto el país

Parece lógico, pues, que este estado, el más rico y poblado del país (de ser independiente, tendría la octava economía del mundo), ostente también el honor de ser el primero en aprobar una ley que prohíbe el uso de bolsas de plástico en todo su territorio. Hasta el pasado 1 de octubre existían normas locales que vetaban el uso de las bolsas desechables en 127 ciudades y condados, entre ellas Los Ángeles y San Francisco, pero la nueva normativa extiende esta prohibición a toda California.

A partir del 1 de julio de 2015, las tiendas de alimentación, las grandes cadenas de supermercados como Walmart, Safeway o Target y las farmacias (que en Estados Unidos es un concepto amplio que incluye droguería y parafarmacia) no podrán ofrecer a sus clientes bolsas de plástico para llevarse sus compras. Lo mismo sucederá en los pequeños comercios minoristas y las licorerías un año después.

“Esta ley es un paso en la buena dirección, reduce el torrente de plástico que contamina nuestras playas y parques e incluso el océano”, se felicitó el gobernador Jerry Brown tras la firma de la ley. “Somos los primeros en prohibir estas bolsas y no seremos los únicos”, vaticinó.

Las tiendas estarán obligadas a ofrecer a sus clientes bolsas de papel reciclado o elaboradas con material biodegradable, que se cobrarán al menos a 10 centavos de dólar (ocho céntimos de euros), una disposición pensada con el objetivo de fomentar la reutilización entre los ciudadanos. La nueva ley prevé también un fondo de dos millones de dólares (poco más de un millón y medio de euros) en préstamos baratos para ayudar a los fabricantes a adaptarse a producir bolsas de plástico reciclable.

La prohibición afecta a la mayor parte de las bolsas de plástico utilizadas en el comercio al por menor, pero no a aquellas que se usan para envasar productos frescos como frutas o verduras, que posteriormente se ponen a la venta en los supermercados, ni a las tiendas que no se dediquen a la venta de alimentos, licores o medicamentos.

Más de 13.000 millones de bolsas

“Una sociedad de usar y tirar no es sostenible”, asegura el senador demócrata Alex Padilla, autor de la iniciativa. “Esta ley reducirá enormemente el flujo de miles de millones de bolsas de plástico de un solo uso que ensucian nuestras comunidades y dañan nuestro medio ambiente cada año. Pasar de bolsas de un solo uso a bolsas reutilizables es de sentido común”, sostiene.

En muchas de las grandes ciudades es habitual ya ver a la gente por la calle con su propia bolsa de la compra. Según Mark Murray, director de Californians Against Waste (Californianos contra los Residuos), una de las organizaciones que ha presionado a favor de la iniciativa “para casi 10 millones de californianos (de 38 millones) la vida sin bolsas de plástico de supermercado ya es una realidad. La prohibición reduce la contaminación y la basura, baja los costes en bolsas para las tiendas de alimentación, y ahora vemos que crece el empleo en las fábricas de California que producen alternativas mejores”, destaca.

Se ofrecerán bolsas de papel reciclado o elaboradas con material biodegradable

Las tiendas californianas entregan a sus clientes más de 13.000 millones de bolsas de un solo uso al año. Según cifras de la agencia estatal CalRecycle, sólo se recicla el 3%. Los impulsores de la norma calculan en decenas de miles de dólares el coste para el gobierno, los municipios y los ciudadanos en limpieza y reciclaje. Se calcula que las bolsas de plástico suponen entre el 60% y el 80% de la basura en los océanos.

La aprobación de la ley no ha estado exenta de controversia y ha supuesto una encarnizada disputa con la poderosa industria del plástico, que ha ejercido una incansable labor de lobby a varios niveles de la administración pública.

Los fabricantes de plástico de Estados Unidos afirman en un comunicado conjunto que la medida puede suponer la pérdida de miles de puestos de trabajo y que su único objetivo es que las tiendas ganen más cobrando por bolsas alternativas. Un grupo llamado American Progressive Bag Alliance, además, ha anunciado que tratará de forzar un referéndum a nivel estatal en las elecciones de 2016 para que los votantes se pronuncien directamente sobre la prohibición de las bolsas de plástico, y dado el caso, puedan derogar la normativa.

La promulgación de la ley ha sido considerada un éxito para los activistas que han promovido iniciativas similares en otras grandes ciudades norteamericanas, como Seattle, Chicago o Austin.

“Esta es una gran noticia para todos los que llevamos años trabajando para poner fin a la contaminación causada por el plástico y los efectos tóxicos en la salud humana y el medio ambiente”, se felicitaba el impulsor de la campaña El Plástico Mata, Manuel Maqueda. “Ojalá muy pronto la bolsa de plástico desechable deje de ser parte del paisaje de nuestro planeta a nivel global”, anhela.