La intoxicación alimentaria es un problema que encontramos diariamente, llegando desde el anuncio televisivo más moderno del momento hasta el cartel publicitario de la tienda de chuches más próxima a casa.

Pero toda esta información que nos venden sobre determinados alimentos como energéticos, saludables o milagrosos tiene un claro objetivo: vender más. Sin embargo, no debemos olvidarnos del efecto secundario que promueve en la población y que es el grave problema de los falsos mitos, la confusión.

Toda información errónea o con carácter “milagroso” provoca que la población sea incapaz de diferenciar una información científica que quiere promover su salud a la de una información en muchas ocasiones alterada para promover un mayor movimiento económico.

A continuación vamos a desenmascarar tres mitos alimentarios para tenerlos presentes y romper con sus falacias.

Los alimentos 'light' no engordan

Cuando de un alimento se deriva un segundo alimento muy similar pero con propiedades light no pinta bien. Tanto, que si mi objetivo es cuidarme y controlar mi alimentación, no compraría ni uno ni el otro.

Un producto light es aquel que según el Reglamento Europeo, debe contener un 30% menos de calorías que su producto original. Por lo tanto, seguramente sigue siendo un alimento con muchas calorías y lo que es peor, suelen ser productos con pésimas propiedades nutricionales, por lo que su exclusión de la dieta no va a ser un problema.

Además, no podemos confundir dos términos con los que las grandes empresas juegan al engaño, los alimentos light y los alimentos “bajos en calorías”.

• Los light tan sólo aportan un 30% menos que su producto original, por lo que puede seguir siendo un producto muy calórico.

• Los alimentos "bajos en calorías", están obligados por legislación a aportar 40 Kcal/100 gramos de alimento como máximo.

Por lo tanto, ¿un alimento light puede engordarnos? Efectivamente, es más, cualquier alimento aporta calorías por lo que un consumo excesivo facilita el aumento de peso.

Si tomas vitamina C no te resfrías

Aprovechando que en unas semanas vamos a empezar a ver anuncios televisivos para prevenir la gripe, vamos a tener presente este gran mito.

Si realmente este mito fuera tan “exacto” y tan verídico como se cree, con el exceso de vitamina C que encontramos en nuestra alimentación nadie se resfriaría y las visitas de los médicos estarían prácticamente vacías durante los meses de invierno.

La vitamina C como ya sabemos, es un gran antioxidante y tiene muchísimos beneficios incluso efectos positivos frente a enfermedades como el alzhéimer y la esclerosis múltiple. Pero en la actualidad aún se está debatiendo con estudios muy complejos si realmente la vitamina C combate el catarro. Es más, lo que sí que se afirma es que una ingesta diaria adecuada de vitamina C puede disminuir la sintomatología relacionada con los catarros invernales pero no prevenirla.

La Cantidad Diaria Recomendada (CDR) de Vitamina C recomendada para mujeres oscila entre los 75 miligramos y 90 miligramos para el hombre. Por ejemplo, consumiendo una naranja al día cubrimos las necesidades de vitamina C sin la necesidad de comprar ningún suplemento ni cualquier alimento enriquecido con esta vitamina, ya que está presente en muchísimos alimentos.

El huevo aumenta el colesterol

Podríamos decir que este es el mito por excelencia, ¿Quién no ha oído hablar alguna vez de él? El huevo es un alimento magnífico con una riqueza nutricional importantísima, que va desde un gran aporte proteico de elevadísima calidad hasta una variedad vitamínica y mineral impresionante.

El huevo se ha relacionado con el aumento del colesterol debido a que el propio alimento, exactamente la yema, contiene este esterol. Pero un primer artículo publicado en American Journal of Clinical Nutrition en 1997 afirmó que el huevo no aumenta los niveles del colesterol sanguíneo de forma relevante. Otros estudios han ido apoyando esta conclusión aportando que el huevo contiene unas sustancias que bloquean la entrada de su colesterol a nuestro organismo.

Así pues, debemos ingerir semanalmente una elevada cantidad de huevos. Lo más recomendado es consumir de cuatro a seis huevos a la semana, siempre y cuando no tengamos problemas de litiasis biliar o degeneración grasa.