No cabe duda de que la Huella de Carbono es probablemente el indicador más conocido por la opinión pública y es, en sus diferentes modalidades, la medida que un mayor número de empresas y organizaciones en el mundo ha adoptado.

A ello ha contribuido en España la puesta en marcha, en 2014, del Registro de Huella de Carbono por el Ministerio de Agricultura, Alimentación y Medio Ambiente (MAGRAMA). Confiemos en que pronto evolucione y amplíe su alcance, porque sus inicios son excesivamente modestos.

La Unión Europea evoluciona de la Huella de Carbono hacia la Huella Ambiental

No es posible negar la amplia difusión que ha alcanzado la Huella de Carbono en el mundo. Pero también es cierto que las propias normas alertan de sus limitaciones.

En efecto, en la Huella de Carbono la evaluación de impacto se limita a una sola categoría, el cambio climático. Aunque puede ser un aspecto ambiental importante del ciclo de vida de un producto o de una organización, en ocasiones las medidas encaminadas a disminuir una determinada categoría de impacto ambiental pueden conducir a aumentar el impacto en otras categorías y por ello las decisiones basadas en una sola categoría de impacto pueden entrar en conflicto con los objetivos relativos a otras categorías.

26 experiencias piloto

La Unión Europea publicó en 2013 las Guías de la Huella Ambiental de los Productos (HAP) y las Organizaciones (HAO). Entre 2014 y 2016 se desarrollarán más de 26 experiencias piloto de otros tantos sectores industriales y el objetivo es que en 2020 se haya generalizado su aplicación voluntaria.

Las empresas tienen la oportunidad de mostrar su responsabilidad medioambiental

Entre las categorías de impacto consideradas en la HAO y HAP están la Huella de Carbono y la Huella de Agua (agotamiento de los recursos hídricos).

Para profundizar en esta temática, el Instituto Superior de Medioambiente (ISM) imparte el curso en línea de Especialista en Gestión Ambiental de Producto. En él se abordan la metodología del Análisis del Ciclo de Vida (ACV) que es la base del Ecodiseño, la Huella de Carbono, la Huella de Agua, la Huella Ambiental de Producto de la Unión Europea, las Declaraciones Ambientales de Producto y el Ecoetiquetado en general.

Con estas herramientas de comunicación, las empresas pueden demostrar a la sociedad su compromiso con la sostenibilidad.