El autoestop se convierte en un servicio público. Tres pueblos de Madrid, El Boalo, Cerceda y Mataelpino, que comparten ayuntamiento –gobernado por PSOE, IU y dos grupos independientes locales– han decidido poner en marcha una campaña para promover este sistema de transporte entre sus vecinos –7.050 entre los tres pueblos en 2013–, para hacer más sostenible la circulación de personas entre ellos.

Como tantos municipios poco poblados de la España rural, El Boalo-Cerceda-Mataelpino sufre de un deficiente servicio de transporte público por autobús y acoge a un estimable porcentaje de personas –en su mayoría jubilados o jóvenes– que carecen de coche propio, mientras los que sí lo poseen suelen desplazarse en solitario.

Ha casi desaparecido por la proliferación de coches privados y la inseguridad ciudadana 

El municipio, situado a unos 50 kilómetros al norte de la capital española, con una superficie de 39,59 kilómetros cuadrados, parte de la cual forma parte del Parque Regional de la Cuenca Alta del Manzanares, había emprendido ya hace tiempo una campaña llamada ¿Cómo vas? para reducir el impacto ambiental del transporte en el interior del término. Uno de sus objetivos fue incentivar el uso de los autobuses para poder reclamar mayores frecuencias al Consorcio Regional de Transportes.

Ahora, como segunda fase de la misma, la Concejalía de Desarrollo Local, Turismo, Transporte, Comercio y Desarrollo Rural ha puesto en marcha la iniciativa Yo te llevo... tú me llevas! que invita a los vecinos a compartir coche y, en este contexto, a recoger a los conciudadanos que hagan autoestop. “Los viajes compartidos reducen costes en gasolina, emisiones de CO2 y el déficit de transporte público, sobre todo a determinadas horas del día”, señala el titular del polifacético departamento, el concejal José Ángel Guerrero.

Para ello, se han instalado unos postes con el distintivo de la campaña –el conocido puño cerrado con el pulgar extendido hacia arriba que constituye el signo internacional con que los autoestopistas piden transporte en las carreteras de todo el mundo– en las paradas de autobús del término municipal.

El autoestop, una práctica muy habitual en Estados Unidos y otros países occidentales en los años 70, ha desaparecido prácticamente de nuestras carreteras debido a la proliferación de vehículos privados y a la inseguridad ciudadana. En España está prohibido, por razones de seguridad vial, en autopistas y autovías, pero se puede practicar libremente en el resto de la red de carreteras. Sin embargo, en algunos países en vías de desarrollo ha sido o sigue siendo una práctica muy habitual.

Confianza y solidaridad

En Cuba, donde se llama hacer botella, los transportistas que conducen camiones están obligados a recoger pasajeros que hacen dedo, y también lo hacen voluntariamente miles de automovilistas (está estipulado que el viajero pagará algo por el transporte). En las principales ciudades, los supervisores de tráfico ordenan el servicio en puntos concretos y dan prioridad a las personas más necesitadas.

En algunos países del Este europeo, como Rusia, Polonia o Lituania, y como herencia de la etapa comunista, el autoestop se practica asiduamente desde hace décadas y existen incluso clubes y comunidades organizados, cuya actividad se ha visto facilitada por la aparición de Internet y las redes sociales.

Y ahora este modelo se exporta a occidente. En Estados Unidos funcionó desde primeros de siglo la página especializada Digihitch, que llegó a tener más de 23.000 usuarios registrados y casi 70.000 posts publicados, y que tras un periodo de interrupción, debido al fallecimiento de su fundador y co-editor, Morgan 'Salman' Strüb, ha recuperado su actividad. 

La autoridad local ha creado un registro de los automovilistas que secundan la iniciativa

“Moverse a dedo o hacer autostop era una práctica habitual en nuestros pueblos hasta hace relativamente poco tiempo. Sin embargo ahora ha caído en desuso y parece peligroso. Quizás sea porque vivimos en una sociedad que se empeña en hacernos desconfiar y tener miedo de las demás personas”, señala la web municipal de los tres pueblos madrileños.

Para evitar estos recelos o temores a los usuarios, el Ayuntamiento de El Boalo-Cerceda-Mataelpino ha creado un registro de los conductores que quieran secundar la iniciativa. Éstos, cuando se inscriben en los centros administrativos del municipio presentando el DNI y el permiso de circulación del vehículo o la tarjeta de inspección técnica, reciben una pegatina con el distintivo de la campaña para colocarla en el parabrisas u otro lugar bien visible del vehículo.

El autoestopista, que sólo tiene que hacer dedo en alguna de las paradas de autobús que cuentan con el poste de la campaña, sabrá al ver el distintivo del coche que se trata de un vehículo cuyo conductor se ha acreditado ante la autoridad local. El Ayuntamiento recuerda en la hoja de instrucciones que se trata de “una práctica solidaria y gratuita basada en el apoyo mutuo”, así que, se le pide al conductor, “no debes cobrar nada”.

“Hacer autostop es una forma económica, ecológica y rápida de desplazarse. Además, al ser una actividad basada en la confianza y la solidaridad, ayuda a mejorar y estrechar las relaciones entre vecinas y vecinos, facilitando la convivencia”, destaca la web municipal.