Los teléfonos móviles reciclados pueden ayudar a salvar la selva y sus habitantes animales y vegetales. Pueden ser reconvertidos en dispositivos de escucha autónomos, alimentados por energía solar, que pueden captar el inconfundible sonido de las motosierras o el de los árboles al caer y alertar a los defensores de la naturaleza sobre alguna acción de tala ilegal.

Cada dispositivo de escucha puede cubrir 3,14 kilómetros cuadrados de bosque

Rainforest Connection (RC) ha ideado el primer dispositivo de vigilancia y alarma en tiempo real para prevenir la deforestación y la caza furtiva en bosques tropicales de África Central, la Amazonia e Indonesia. La señal de aviso puede ser recibida en unos instantes por los vigilantes de los espacios protegidos y por cualquier persona del planeta, y permitir dar una respuesta inmediata a las acciones delictivas contra los ecosistemas.

“Por primera vez, los agentes responsables pueden llegar al lugar a tiempo de interrumpir a los perpetradores del delito y evitar los daños, y el mundo puede escucharlo mientras ocurre”, proclaman los impulsores del proyecto. “Gracias a las imágenes por satélite, podemos tener un buen conocimiento de los lugares donde se tala, pero siempre con retraso. No podemos llegar a tiempo”, señala Dwiati Novita Rini, que trabaja en proyectos de reforestación en Indonesia.

Los micrófonos de los teléfonos móviles reconvertidos captan el sonido de las sierras mecánicas, y un software específico envía la señal a la nube. Desde allí, un interfaz de programación de aplicaciones la envía en tiempo real a algún agente encargado de la defensa del paraje natural amenazado que se encuentre en la zona. Asimismo, la señal puede ser recibida por los móviles de usuarios remotos situados en todo el mundo, cuyas acciones de denuncia o protesta son animadas por RC. El proceso puede completarse en apenas unos minutos.

Por unos dos euros

La iniciativa ha recabado financiación mediante micromecenazgo a través de la web Kickstarter, y a falta de cuatro días para el final de la campaña había conseguido el 125% de la cantidad solicitada.

En concreto, recaudó 125.847 dólares estadounidenses (más de 93.000 euros), aportados por 2.277 simpatizantes, cuando el objetivo eran 100.000. Ante ello, RC anima a sus financiadores a alcanzar en el tiempo que resta un nuevo objetivo, situado esta vez en los 165.000 dólares (122.000 euros).

Con los primeros 100.000 dólares solicitados, “podremos iniciar de inmediato la fabricación de dispositivos y proteger cientos de kilómetros cuadrados de selva en Brasil e Indonesia”, señala Topher White, fundador del proyecto.

Actualmente, ya están operando en la reserva de Air Tarusan 15 aparatos de este tipo 

Cada dispositivo de escucha puede cubrir una zona de una milla cuadrada, lo que equivale a 3,14 kilómetros cuadrados de bosque lluvioso. En términos de lucha contra el cambio climático, salvar esa extensión de selva podría equivaler a “retirar 3.000 coches de las carreteras”, destaca White.

Un aparato puede mantener vigilada una amplia zona de selva durante un mes por apenas 2,89 dólares norteamericanos (2,14 euros). Y tanto el hardware como el software del sistema, que está “bien desarrollado técnicamente”, garantiza su creador, son de código abierto, a diferencia de los componentes internos de los teléfonos utilizados.

¿Funciona? “Con la ayuda de agentes locales, colocamos un dispositivo en el Santuario de Gibones de Kalaweit, en Sumatra (el proyecto más importante del mundo para proteger a estos simios, que se desarrolla también en la isla de Borneo), y al cabo de un día ya recibimos una alarma de tala ilegal, a la que pudimos responder en cuestión de minutos”, indica White

Unos 15 aparatos de este tipo están ya operando en la reserva de Air Tarusan, al oeste de Sumatra. Con el dinero recaudado, se empezarán a recoger aparatos fuera de servicio y convertirlos en aparatos de escucha. White afirma que “la solución para combatir la deforestación en las selvas tropicales ha estado siempre en nuestros bolsillos”. Son nuestros teléfonos móviles. Los nuevos oídos de la selva lluviosa tropical.