Agua, dióxido de carbono y energía solar. Estos son los únicos tres ingredientes que han permitido fabricar, en condiciones de laboratorio, un combustible cero carbono apto para ser utilizado por los aviones a reacción. Se trata del primer gran resultado del proyecto Solar-Jet, financiado por la Comisión Europea (CE) con 2,2 millones de euros.

Los científicos responsables del experimento afirman que se trata del primer “carburante solar”, del que se ha conseguido “un vaso” después de conseguir, empleando la “luz solar concentrada” como fuente de energía térmica, un gas sintético (mezcla de hidrógeno y monóxido de carbono) obtenido a partir de la reacción termoquímica del agua y el CO2.

El descubrimiento puede revolucionar la aviación mundial, según los científicos

Dicho gas, posteriormente, se licuó para convertirlo en un hidrocarburo líquido por medio del proceso denominado Fischer-Tropsch, inventado por los científicos alemanes que le dieron nombre en los años 20 del siglo pasado.

Este queroseno limpio y de producción sostenible “puede ser utilizado por vehículos y aeronaves de todo tipo sin modificar sus motores”, aunque a partir del hidrocarburo obtenido también se pueden generar gasolina, gasóleo, hidrógeno puro o incluso algunos tipos de plásticos, afirmaron los responsables del proyecto a través de un comunicado.

Los investigadores creen que el descubrimiento puede revolucionar la aviación mundial. “Con este primer prototipo de queroseno solar, el proyecto Solar-Jet ha dado un gran paso adelante hacia combustibles verdaderamente sostenibles con materias primas virtualmente ilimitadas en el futuro”, considera Andreas Sizmann, coordinador del proyecto.

Éste fue iniciado en 2011 y su nombre es el acrónimo de Solar chemical reactor demonstration and optimization for long-term availability of renewable jet fuel (Demostración y optimización de un reactor químico solar para la disponibilidad a largo plazo de combustible renovable para aviación). En él participan la Escuela Politécnica Federal de Zurich (Suiza), el instituto de investigación aeronáutica alemán Bauhaus Lüftfahrt, el también alemán centro de investigación de navegación aérea y espacial Deutschen Zentrums für Lüft- und Raumfahrt, la proveedora de servicios I+D Arttic y la petrolera Shell.

Hasta 20.000 litros diarios

La comisaria de Innovación, Investigación y Ciencia de la CE, Máire Geoghegan-Quinn, destaca que “esta tecnología permite pensar que un día podremos producir un carburante más limpio y abundante para aviones, automóviles y otras formas de transporte” y, a la vez, “convertir uno de los principales gases de efecto invernadero causante del calentamiento global en un recurso útil”.

El proceso termoquímico se desarrolla en un reactor solar de alta temperatura en el que un receptor contiene un cilindro de óxido de cerio poroso. La radiación solar concentrada entra a través de una ventana superior de cuarzo e incide en las paredes internas del cilindro, en cuyo interior se introducen agua y dióxido de carbono.

Han desarrollado una tecnología para convertir el agua de mar en combustible

Los gases resultantes de la reacción a una temperatura de 700 grados centígrados –óxido de cerio, monóxido de carbono e hidrógeno– fluyen a través de los poros hacia el exterior. Los dos primeros conforman el gas de síntesis que se convierte en el queroseno.

Los impulsores del proyecto, que han conseguido el éxito de la primera producción en laboratorio, creen posible desarrollar una planta de producción industrial en la que se podrían fabricar hasta 20.000 litros diarios del queroseno sola

No es el primer descubrimiento en los últimos meses que plantea la posibilidad de obtener hidrocarburos sintéticos a partir de materias primas inagotables. Recientemente, científicos de la Armada estadounidense afirmaron haber desarrollado una tecnología que permite convertir el agua de mar en un combustible apto para ser utilizado por los motores de navíos o aviones.

Los investigadores extrajeron dióxido de carbono y produjeron hidrógeno a partir del agua marina mediante una célula electroquímica. Por medio de diversas reacciones químicas, ambos gases se combinaron para formar un hidrocarburo líquido.