La Comisión Europea ha vuelto a dejar claro que el parany, un tipo de captura que utiliza pegamento para atrapar a pequeñas aves, es una práctica prohibida por no ser selectiva, acabando así con la intención del gobierno valenciano de mantenerla viva bajo la apariencia de caza científica.

Aunque las normativas europeas y española la prohíben y el Código Penal la considera un delito, se trata de una modalidad de caza practicada en algunas zonas de la Comunidad Valenciana, Cataluña (donde se la denomina caça amb barraca), Aragón y Baleares, y muy arraigada en provincias como Tarragona y Castellón, donde se resiste a desaparecer y pervive de forma clandestina.

En un intento de sortear la legislación vigente, la administración valenciana se propuso convertir esta controvertida “tradición” en captura para un supuesto estudio científico sobre migración de aves. El pasado mes de octubre, la Dirección General de Medio Ambiente autorizó el uso de pegamento y reclamos eléctricos en 33 puestos y elevó una consulta a la Comisión Europea para conseguir su respaldo.

Las autoridades valencianas querían hacerla pasar por 'capturas científicas'

La respuesta, sin embargo no ha sido la esperada: “Una vez evaluada la solicitud de la Generalitat, la Comisión (Europea) ha subrayado que la posibilidad de aplicar excepciones para el seguimiento científico de aves migratorias a través del parany no parece compatible con las disposiciones de la directiva sobre aves, sobre todo teniendo en cuenta la existencia de soluciones alternativas”.

La Sociedad Española de Ornitología (SEO/Birdlife) ha celebrado con optimismo la resolución del ejecutivo comunitario y pide en un comunicado al gobierno valenciano la suspensión definitiva de la resolución que autoriza el uso del parany para fines científicos.

Los ecologistas califican este tipo de caza de “masacre” y recuerdan que ya ha sido prohibida por todas las instancias judiciales posibles: el Tribunal Superior de Justicia de la Comunidad Valenciana, el Tribunal Supremo, el Tribunal de Justicia de las Comunidades Europeas y el Tribunal Constitucional. “Sorprende la reacción de Apaval (Asociación de Paranyers) amenazando con ir de nuevo a los tribunales: el parany ya los ha visitado todos y todos se han pronunciado en contra. Insistir en ello es malgastar el dinero de los contribuyentes”, aseguran.

En mayo de 2013, el Tribunal Constitucional dictaminó lo que debía haber sido la muerte definitiva de la caza con pegamento, al anular el artículo de la Ley de Caza valenciana con el que se quiso legalizar esta práctica.

La noticia llevó a algunos a quemar sus barracas. Sin embargo, la Asociación de Paranyers y la Consejería de Medio Ambiente comenzaron a buscar nuevas fórmulas para salvar la tradición y encontraron una salida invocando el nombre de la ciencia.

"Estudio migratorio"

Con la excusa de ser estaciones para una investigación de la migración de aves, el gobierno valenciano autorizó 33 instalaciones, las mismas que ahora la Comisión Europea ha declarado ilegales, y tenía previsto aumentar el número de permisos más adelante.

La fiscalía siempre ha mantenido que el uso de colas, reclamo eléctrico y disolventes es un método destructivo y no selectivo. La Generalitat Valenciana, sin embargo, autorizaba su uso para “el estudio migratorio” del zorzal y de especies protegidas como el petirrojo, el pico gordo y la curruca.

La supuesta investigación, promovida por profesores del Departamento de Ingeniería Rural de la Universidad Politécnica de Valencia, no llegó a contar en ningún momento con el aval de ningún grupo de expertos en ornitología ni de colectivos ecologistas.

SEO/Birdlife, el Grupo para el Estudio y Conservación de los Espacios Naturales (Gecen) y Acción Ecologista Agró, entre otros, denunciaron la autorización de los paranys “científicos” por un posible “fraude de ley” y presentaron un recurso de alzada contra la medida. Además, pusieron en entredicho el estudio con el que el gobierno valenciano amparaba su decisión.

“El departamento nada tiene que ver con el estudio de la biología y la migración de las aves”, aseguran desde la SEO. Su delegado en Valencia, Mario Giménez, apunta la “casualidad” de que el listado de aves migratorias a estudiar “incluye sólo las que caen en el parany. Hasta hay una especie que han incluido que no es migratoria, como la curruca cabecinegra”, critica.

En Cataluña se permite la caza empleando cola en 'condiciones controladas'

Entre los 160 cazadores autorizados en los 33 puestos se encontraba la práctica totalidad de la cúpula de Apaval, entre ellos su vicepresidente. Según Vicente P. Albaro, “son estaciones de seguimiento, no paranys, en las que se realizan capturas con pegamento y luego las aves son limpiadas y se anotan en un censo". 

Desde la Consejería de Medio Ambiente afirman que, tras la resolución de la Comisión Europea, se están estudiando las posibles alternativas para legalizar el parany pero admiten que, si Europa no lo autoriza, no podrán seguir respaldando este controvertido y muy cuestionable método de caza.

En Cataluña, la Generalitat trató de legalizar por medio de un decreto la caza del tordo mediante vesc (pegamento) en 2007 en las comarcas meridionales del Baix Ebre y el Montsià, limítrofes con la Comunidad Valenciana, donde esta práctica está muy extendida, pero la presentación de quejas de grupos ecologistas y animalistas ante la Dirección General de Medio Ambiente de la CE y la intervención de ésta ante las autoridades catalanas lograron la retirada del proyecto.

El texto refundido de la Ley de Protección de los Animales catalana aprobado en 2008 prohíbe el uso de “colas o sustancias pegajosas como método para controlar animales vertebrados” con la excepción del vesc, que se permite “con la autorización previa del departamento competente en materia de medio ambiente, para la captura de pequeñas cantidades de pájaros en condiciones estrictamente controladas y de manera selectiva”.