Cada ciudad elige sus armas y sus estrategias para librar la guerra contra el cambio climático y, en el caso de Hamburgo, la segunda mayor ciudad alemana (1,8 millones de habitantes), éstas pasan por desterrar los coches y sus emisiones contaminantes de la mayor parte de su entramado urbano.

La ciudad-estado tiene en mente transformar su fisonomía para que, en 20 años, cualquiera pueda circular por sus calles y barrios sin depender del transporte motorizado. No se trata de prohibirlo, sino de crear las condiciones adecuadas para desincentivar su uso y promover el de medios de transporte más limpios y eficientes.

El plan esbozado por el consistorio consiste en crear una gran zona verde que unirá el centro de Hamburgo con la periferia a través de senderos que enlazarán parques, áreas recreativas, jardines y cementerios. En su seno se integrarán incluso hábitats de animales en libertad, que podrán desplazarse libremente sin riesgo de ser atropellados.

El proyecto prevé que en 20 años se pueda recorrer la ciudad sin medios motorizados

“Otras ciudades, como Londres, tienen anillos verdes, pero nuestra red será única en la cobertura de un área que irá de las afueras al centro. Dentro de 15 o 20 años se podrá explorar la ciudad exclusivamente a pie o en bicicleta”, explica la portavoz del departamento de planificación urbanística y medio ambiente de la ciudad portuaria, Angelika Fritsch.

"Hamburgo siempre ha sido un población con un montón de parques", señala Jens Kerstan, líder del Partido de los Verdes en el Parlamento del estado hanseático. "Esta red tiene sentido desde la perspectiva de la adaptación al cambio climático, sobre todo porque nuestros residentes son bastante progresistas. Muchos de ellos están dispuestos a renunciar a sus coches, lo cual es muy inusual en Alemania", destaca.

Pero lo más importante es que la extensa superficie proyectada, con sus 7.000 hectáreas cubiertas de árboles y vegetación, actuará como sumidero de carbono y ayudará a prevenir las inundaciones en la metrópolis.

Aunque los vientos del Mar del Norte actúan a favor de la ciudad a la hora de ayudar a sus ciudadanos a combatir los efectos del calentamiento global, lo cierto es que el temido aumento de las temperaturas ya ha comenzado.

Suben las temperaturas y el nivel del mar

“Hoy, la media anual es de nueve grados centígrados; 1,2 grados más que hace 60 años”, afirma Insa Meinke, directora de la Oficina del Clima en Alemania del Norte, que depende del Instituto de Investigación Costera. La ciudad tuvo el pasado verano cinco días de calor intenso (más de 30º C), tres más que en 1952.

El cambio climático también se está notando en el nivel del mar, que se ha elevado 20 centímetros en los últimos 60 años. “Como ciudad de grandes dimensiones, Hamburgo se encuentra ciertamente en peligro”, advierte la científica. “Las tormentas podrían seguir elevando el nivel del agua entre 30 y 110 centímetros para el 2100”, previene.

La gran trama que teñirá de verde el 40% de la ciudad se plantea como la mejor solución para limitar los efectos de las inundaciones. Sin embargo, como reconoce Jens Kerstan, “todavía estamos en las primeras etapas”. “Desde Fukushima, Alemania ha centrado sus esfuerzos en alejarse de la energía nuclear, no en la adaptación al cambio climático”, opina.

En la actualidad, una treintena de empleados municipales y un grupo de funcionarios de siete distritos trabajan en el desarrollo del proyecto. El equipo de Angelika Fritsch prevé un trazado que no quiere limitarse a ayudar a los residentes a llegar del punto A al punto B.

La interconexión evitará inundaciones e introducirá la vida salvaje en la urbe

La red de senderos “va a ofrecerles oportunidades para ir de excursión, nadar, practicar deportes acuáticos, disfrutar de un picnic y tener la experiencia de contemplar la naturaleza y la vida salvaje dentro de la ciudad”, asegura. "Eso reducirá la necesidad de salir con el coche los fines de semana, con lo que se reduce aún más el daño al medio ambiente”, subraya.

Hamburgo sigue así el ejemplo de Friburgo, que hace años liberó gran parte de su centro del tráfico motorizado, y de la vecina Copenhague, una de las ciudades más verdes y sostenibles del mundo, que se ha fijado como meta para el 2015 que el 50% de sus desplazamientos urbanos se hagan en bicicleta.

La urbe danesa, que ostenta en la actualidad el título de Capital Verde Europea, comenzó hace años a cohesionar su estructura urbana apostando por la creación de carriles para peatones y ciclistas y manteniendo unos niveles de higiene y limpieza muy altos.

Gracias a los esfuerzos de sus ciudadanos y del gobierno, la capital del pequeño reino de Dinamarca se ha construido con éxito una gran reputación como líder mundial en la lucha contra el cambio climático. Su gran objetivo para el 2025 es convertirse en la primera urbe cero emisiones o neutral en carbono de todo el planeta.