El visón europeo (Mustela lutreola), un mamífero semiacuático de pequeño tamaño y color chocolate, no es tan mediático como el lince ibérico (Lynx pardinus) o el lobo (Canis lupus), pero su desaparición de nuestros ríos no es menos dramática.

El mustélido es el segundo mamífero más amenazado del viejo continente y está en peligro crítico, según la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza (UICN). Los expertos alertan de que durante las tres últimas generaciones ha desaparecido más de la mitad de su población y que ésta podría caer hasta un 80% en los próximos 10 años.

El visón europeo habita principalmente en los cursos fluviales medios y bajos en los que hay una densa cobertura vegetal y buena calidad del agua, y se alimenta de micromamíferos, aves, anfibios, reptiles y crustáceos. Hasta mediados del siglo XX se distribuía por casi todo el continente (a excepción de las islas mediterráneas y Escandinavia), pero hoy sólo resisten tres poblaciones principales, fragmentadas y en declive.

Sólo quedan tres poblaciones: en el delta del Danubio, en Rusia y entre España y Francia

Una se halla en el delta del Danubio, entre Rumania, Ucrania y Moldavia; otra, la rusa, se divide en varios núcleos que ocupan extensas zonas del norte y centro del país y, finalmente, hay una occidental, confinada en una pequeña área del suroeste de Francia y norte de España. Su área de distribución se ha reducido más de un 85% desde mediados del siglo XIX.

En la península Ibérica está presente en los ríos cantábricos vascos y navarros y en la cuenca alta del Ebro (Navarra, La Rioja, País Vasco, norte de Burgos y de Soria). En Cataluña no hay ninguna población permanente, pero se han encontrado ejemplares muertos, seguramente procedentes de la cabecera del Ebro. Según las organizaciones medioambientales, tan sólo quedan unos 600 ejemplares en la península y su extinción total podría llegar en una década si no se toman las medidas adecuadas para evitarlo.

Los principales factores que han castigado al visón europeo son la introducción y expansión del visón americano como consecuencia del establecimiento de las granjas peleteras –de las que han escapado miles de ejemplares–, la pérdida y el deterioro de su hábitat y la sobreexplotación.

El visón americano (Neovison vison) se adapta mejor al medio que el autóctono, es más grande y se reproduce con mayor rapidez, por lo que llega a desplazarlo del nicho ecológico que ahora comparten. Además, es portador y transmisor de la enfermedad aleutiana del visón, que afecta de manera más agresiva a su pariente europeo.

 

Un pariente peligroso

 

Originario de Canadá y Estados Unidos, fue introducido en Europa, en concreto en Finlandia y Rusia, tanto en granjas como en espacios naturales abiertos, a principios del siglo pasado, con el fin de explotar comercialmente su piel –para confeccionar los caros abrigos de visón, sobre todo–, ya que la población de visón europeo era demasiado escasa para hacer frente a la demanda de la industria y, además, porque la piel del americano tiene un valor más alto en el mercado. Hasta 1971, cerca de 20.000 visones americanos fueron liberados en Rusia, muchos de ellos en zonas en las que habitaba el europeo.

Las granjas de visón americano llegaron a España a finales de los años 50. Galicia y la provincia de Segovia albergaron las primeras y Cataluña se sumó a su cría en los 70. Los animales se crían en reducidas jaulas donde son alimentados desde mayo a diciembre, momento en el que se acaba con sus vidas para arrebatarles la piel porque a esa temprana edad es cuando el valor económico de la misma es más elevado. Muchos ejemplares han escapado por sus propios medios y otros han sido liberados por organizaciones animalistas. Su carácter prolífico ha hecho el resto.

Un reciente cambio legal permite seguir en España a las granjas de visón americano

Un estudio de 1987 del Instituto para la Conservación de la Naturaleza (ICONA), Primeros datos sobre el visón americano (Mustela vison) en el suroeste de Galicia y noroeste de Portugal, publicado en la revista Ecología, alertaba ya en aquellas fechas sobre los daños colaterales que causaban las explotaciones peleteras: “Visones americanos escapados de granjas instaladas en el suroeste de Galicia desde principios de la década de 1960 han dado lugar a una población silvestre de la especie que en 1985 estaba presente en las cuencas de los ríos Lagares, Miño y Lauro y en el tramo bajo del Miño hasta su desembocadura”.

Para luchar contra ésta y otras amenazas a la biodiversidad autóctona, el Gobierno español decidió crear en 2007 el Listado y Catálogo de Especies Exóticas Invasoras. La inclusión en el mismo conlleva la prohibición de “su introducción en el medio natural, su posesión, transporte, tráfico y comercio de ejemplares vivos o muertos”. Sin embargo, con la reciente modificación del mismo, el actual Gobierno ha indultado las granjas de visón americano, que podrán seguir funcionando en todas las provincias españolas a excepción del área estricta de distribución del visón europeo.

La competencia del visón americano no es el único peligro al que se enfrenta el pequeño carnívoro. Otras consecuencias de la actividad humana, como la caza, los atropellos en carreteras, las agresiones de animales domésticos y la destrucción de los hábitats (contaminación de los ríos y transformación de las riberas) contribuyen a su imparable declive.

Para que siga poblando nuestras riberas fluviales, varias comunidades autónomas han recibido fondos europeos durante los últimos años a través de los programas LIFE+. Se han invertido entre 3 y 4 millones de euros en proyectos para preservarlo, que hasta el momento han resultado ineficientes, tal y como denuncian las organizaciones ecologistas, que exigen un plan de recuperación eficaz que implique la actuación sobre las orillas de los ríos y el control del visón americano.

Asimismo, afirman, resultará vital establecer corredores biológicos entre los diferentes núcleos de población para asegurar su variedad genética, y disminuir el impacto de los puntos negros de mortalidad. Con todo ello, el negro futuro que se cierne sobre el visón europeo podría alejarse.